Juego.

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   Ella vestía un hermoso vestido azúl, muy elaborado, que había diseñado por sí misma.  Él vestía una simple camisa blanca con pantalones de vestir.  Jimin no estaba muy emocionado por ese dichoso evento,  sin embargo,  no quería molestar a su esposa,  pues él sabía que ella no debía cargar sola con ese matrimonio. 

— ¿Estás listo? — Jeongyeon dió dos pequeños golpes en la gran puerta blanca del cuarto de su esposo.

— Sí,  ya podemos irnos — Él respondió para luego tratar de salirse de la habitación. 

— Espera un minuto...¿no irás así, verdad?— La azabache lo sostuvo del brazo,  evitando su huída. 

— Claro que iré así ¿hay algo malo con mi atuendo? — Echó una mirada a su ropa. 

— Jimin,  no te has peinado ni maquillado,  y... ¿realmente planeabas ir en tenis? 

— Creí que se vería bien.

   Luego de aquello,  Jeongyeon simplemente fingió no oírlo. Ella lo empujó, levemente,  hacia la silla ubicada frente al gran espejo. 

— Siéntate ahí hasta que vuelva con mi maquillaje.  No te muevas — Él simplemente asintió con la cabeza. 

   En menos de un minuto,  ella ya había regresado con una bolsa repleta de diversos cosméticos.  Desparramó todo lo necesario sobre el mueble y comenzó a realizar su tarea. 

   No haría algo demasiado elaborado, pues quería que se viera natural pero bonito. Comenzó por la piel y luego por los ojos. Todo iba bien hasta que llegó a la boca. Jimin comenzó a sentir que la cercanía se había vuelto un problema. Sus rostros estaban demasiado cerca ¿es que acaso ella no lo notaba? 

— Listo — La azabache dejó el labial sobre la madera y volteó a su esposo hacia el espejo — ¿Qué te parece? — Cuestionó, sacándolo de sus pensamientos. 

— Yo... Ehhh — Se observó con más detenimiento y quedó realmente sorprendido con el resultado — ¡Wow! Jeongyeon,  esto es... Me gustó — Ella dió pequeños brincos acompañados de algunas palmaditas. 

— ¡Exelente! Ahora vamos por tu cabello y luego encontraré otro calzado. 

   Ambos llegaron al evento, un poco más tarde de lo acordado, aunque llegaron,  y eso era lo importante. 

   No bien salieron del auto, fueron invadidos por una horda de fotógrafos.  Si había algo que Jimin odiaba,  con todo su ser,  era la prensa.  Él se veía enormemente molesto,  sin embargo,  ella lo estaba manejando realmente bien.  Jeongyeon lo tomó de la mano y,  como pudo,  se abrió paso para poder entrar al evento. 

— ¡Hijo!  — El señor Park,  quien sostenía una copa de vino tinto en su mano,  se acercó a la pareja.  — ¿Cómo estás? ¿cómo está tu bella esposa? 

— Buenas noches,  señor Park — Ella hizo una pequeña reverencia. 

— Buenas noches, padre. Estamos muy bien. 

   El señor Park presentó a la pareja con casi todas las personas presentes en la fiesta.  Ambos estaban exhaustos, pero no dijeron nada. Ya conocían al hombre,  conocían sus intenciones.  Él quería crear una nueva imágen de su hijo, una completamente diferente a la de las numerosas revistas de chimentos. 

   Una vez libres,  ambos se sentaron en una mesa, algo alejada de la multitud, para poder descansar.  Jimin apoyó su cuerpo contra la silla y dejó caer su cabeza. Jeongyeon,  por su parte,  posó sus manos entrelazadas sobre sus piernas. Ella aún mantenía su perfecta postura. 

— Realmente odio estos eventos — El rubio soltó en voz baja. 

— No es tan malo — Ella respondió.  — Cuando mi hermana y yo éramos pequeñas,  y debíamos asistir a eventos aburridos, jugabamos a adivinar la vida de la gente. 

— ¿Y cómo se juega eso?

— Es así: debes encontrar a alguien que te llame la atención y tratar de buscarle una explicación a eso que te parece llamativo.  Por ejemplo: ese hombre — Dijo dirigiendo la mirada a un señor,  de unos 40 años,  sentado en una de las mesas.  — Está triste.  Su esposa lo corrió de casa por haber sido infiel.  Ella tiró su ropa por la ventana y gritó "No vuelvas aquí jamás.  Ya no te amo" pero no es verdad.  Ella lo ama pero le duele su engaño. 

   Jimin la miró extrañado mientras escuchaba su pequeño relato.

— ¿Y cómo sabes si es verdad que su esposa lo dejó? 

— Nunca lo sabes.  Sólo lo supones. 

   Él paseó su vista por el inmenso salón,  buscando a alguien que llamase su atención.

— Ok ¿ves a esa mujer de vestido brillante? Parece extrañamente felíz. Creo que es su esposa.  Ellos trabajan juntos y deben encontrarse en estos eventos.  Pero ella está sentada con alguien más,  intentando olvidar, y eso lastima mucho a su esposo.

— No creo que deban seguir juntos.  Él la lastimó.

— Ella no lo escuchó.  Él jamás la engañaría,  la ama. 

— ¿Entonces qué pasó? 

— No lo sé...la vida. 

   Ambos se vieron fijamente, por unos segundos, sin saber qué más decir.  Pero,  cuando voltearon su vista hacia la supuesta pareja,  notaron que ella se había acercado a la mesa de él.

— Creo que lo arreglarán — Jeongyeon habló.

— Creo que sí. 

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Terribles locos. 

¡Felíz Navidad!  ⛄

Marriage is a Farce. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora