Lentamente la castaña levantó su cabeza y apartó los rebeldes cabellos que obstruían su visión. Al reconocer a la mujer sentada al frente suyo, intentó limpiar el rímel corrido de su rostro.
—...Sí, soy yo. — Respondió en un tono apenas audible.
— Yo soy Jeongyeon, ¿me reconoces, verdad?
— Sí, tú eres la mujer de Jimin.
— Así es. — Respondió un poco incómoda. Le era extraño cuando la gente y los medios la ubicaban como "La mujer de... " eso no le gustaba, prefería que se hablara más sobre su trabajo, ese también era uno de los motivos por los cuales se esforzaba tanto.— Quiero hablar contigo, Hyesun, pero este no es un buen lugar. — Dijo echando un vistazo a su alrededor. — ¿Puedes acompañarme?
— Escucha, sé lo que quieres. —Se apresuró en decir. — Lamento mucho haber irrumpido en tu boda, yo...
— Vuelvo a repetirte, Hyesun, que este no es un buen lugar para hablar ¿puedes acompañarme a mi auto, por favor?
La jóven se quedó callada y sin protestar siguió las órdenes dadas pero inmediatamente se arrepintió. Ella no conocía a Jeongyeon ¿y si estaba loca y planeaba secuestrarla? ¿y si quería asesinarla por su pasado con su esposo? Eran muchas las ideas que pasaban por su cabeza y ninguna tenía un buen final.
— Hyesun. — Inició la azabache, sacando a su acompañante de sus pensamientos. — Respecto a lo que pasó en la boda...no estoy molesta contigo, si eso es lo que te preocupa.
—¿No?
— No. Es más, si me permites ser totalmente honesta contigo...—Dijo mientras desviaba por un segundo la vista del camino hacia Hye. —...esa boda no es lo que yo quería, ni yo ni Jimin, pero no teníamos opción.
— Él me lo dijo un tiempo antes de casarse contigo. Yo pensé que por fin sería el momento para que se enfrentara a su padre, pero no fue así. — Agachó la cabeza mientras jugueteaba con sus pulgares.
— La relación entre Jimin y su padre es más complicada de lo que piensas, Hye. Es muy difícil hablar con ese hombre, créeme. El matrimonio fue su idea.
— No lo comprendo, ¿cómo es que un solo hombre puede forzar un matrimonio? ¿por qué ustedes no se opusieron? ¿no pueden divorciarse y ya? — Jeongyeon soltó un largo suspiro antes de responder.
— Básicamente sí nos podemos divorciar pero, si eso pasa, mi familia se va a la calle. — Soltó mientras una pequeña lágrima se escapaba.
— Yo...lo lamento mucho, no lo sabía.
— Está bien. — Con su dedo índice limpió el agua salada de su mejilla. — Ese no es el asunto, Hyesun. Quise hablar contigo porque Jimin está destrozado, él te extraña mucho, yo lo sé, lo he visto. Te busqué para que lo intenten de nuevo.
—¿Entonces seré la sucia amante?
— No serás la sucia amante. — Soltó una carcajada ante esa repentina y divertida pregunta. — Ya te lo expliqué, lo único que nos une a Jimin y a mí es básicamente un papel, no hay amor de por medio.
— ¿Estarás bien si nosotros volvemos?
— ¡Claro que sí! Sería enormemente felíz si Jimin pudiese sonreír y sé que la única forma es que tú estés con él.
— Muchas gracias, Jeongyeon.
— No agradezcas. Sólo baja y habla con él. — Hyesun no se dió cuenta de cuándo fue que habían llegado a la casa del matrimonio, pero estaban allí. — ¡Ah! Y también ponte esto. — Se quitó las gafas que traía apoyadas en su cabeza y le dió una chaqueta negra que estaba en el asiento trasero del auto.
Ambas se dirigieron al interior de la enorme mansión. La castaña se sentía demasiado pequeña entre tanto lujo, aunque no le dió demasiada importancia al asunto, su prioridad era Jimin.
Bokhee estaba en la entrada esperando a Jeongyeon. Le fue extraño ver a otra persona llegar con ella.
— ¡Bokhee, no tenías que esperarme! Es muy tarde ya, deberías descansar.
— Estoy bien, señora, no se preocupe. — Le brindó una sonrisa.
— Bien. Bokhee ¿sábes dónde está Jimin?
— Sí, señora, el señor Jimin se fue a su recamara luego de la cena, se lo veía decaído.
— Muchas gracias, Bokhee, iré a verlo.
Ambas jóvenes subieron las largas escaleras y se encaminaron hacia la recámara de Jimin. Cuando estuvieron frente a la enorme puerta blanca, decorada con detalles dorados, se dispusieron a tocar. Uno, dos, tres toques, nadie parecía querer abrir.
— ¿Estás ahí, Jimin? — Preguntó Jeongyeon con su oído pegado a la puerta. No obtuvo respuestas del otro lado. — ¡Voy a entrar!
Al adentrarse al cuarto, lo primero que pudieron ver fue a una figura hecha bolita en una enorme cama con dosel de sábanas limpias y blancas.
— Jimin. — Jeongyeon lo tocó un par de veces hasta que él finalmente despertó.
— ¿Qué ocurre, Jeongyeon?— Habló con una voz gruesa y adormilada.— Es muy tarde.
— Lo sé, pero traje a alguien que quiere verte.
— Dile que a estas horas no recibo a nadie.
— Bien, entonces me iré. — Soltó finalmente Hyesun con una sonrisa de oreja a oreja. Jimin se levantó de golpe, sus ojos se iluminaron.
— Hola. — Apenas pudo formular.
— Hola. — Dijo ella con lágrimas en su rostro.
— Bien, los dejaré solos.
Jeongyeon cerró la puerta detrás de ella. Estando fuera, una de sus manos presionó su pecho, pudo sentir un fuerte dolor, era un nudo, se sentía angustiada. Bajó las escaleras en silencio para dirigirse a su habitación.
Se tumbó en su cama cuestionando el origen de su pesar, pero ya no podía evitarlo. Sus manos se presionaron en su boca para evitar fuertes sollozos, las lágrimas salían una tras otra sin poder parar. Se permitió sufrir en silencio.
Mientras arriba renacía un amor sincero, abajo se destruía un alma sin explicación alguna.
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Perdonenme si estos capítulos son embolantes, voy a tratar de actualizar más seguido para ir más rápido a lo que nos compete, el ✨Jeongmin✨Pero mientras lean mi nueva historia "Dans ma tête" está buena se los juro ah.