Cap. 5 - MI OPORTUNIDAD

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MARTÍN

Reconozco que mi plan no salió como esperaba. Me pase al golpearla, la idea no era que la pelota impactara en ella sino cerca de ella. Me disculparía, ella fijaría sus ojitos en mí, me sonreiría y entablaríamos una conversación con tintes coquetos para darle una idea de que me gusta. Pero le erre a la distancia al lanzar la pelota y no solo la golpee, por lo cual me maldigo, sino que también le rompí su celular. Para completar mi fiasco, me puse nervioso al tenerla tan cerca y me comporte como un imbécil burlándome de su viejo teléfono.

A pesar de que todo salió mal, si hay algo de lo que puedo sentirme orgulloso y es de que ella por fin se haya defendido... y nada menos que de mí. Quede hipnotizado con el fuego ardiendo en sus preciosos ojos verdes, estaba furiosa y me encanto ver en ella otra emoción que no sea la sumisión o la timidez. Fue una completa sorpresa su actitud pero me fascino. Además, es jodidamente hermosa enojada. Mi media sonrisa se vuelve una sonrisa completa mientras la veo alejarse con Belu.

- La huerfanita nos acaba de faltar al respeto. - La voz incrédula de Alejandro hace que mi sonrisa se borre. Aprieto mi mandíbula, odio que la llamen así.

- No la llames así. - Mi voz sale dura y me giro para ver su cara, lo fulmino con la mirada. - Y nadie va a hacerle nada. - Sentencio mirando a cada uno de mis amigos.

Me alejó de ellos, porque si escucho la voz de Alejandro hablando de la apuesta o de Ludovica, le voy a partir la cara. El resto del día me mantuve alejado de Alejandro y plantee seriamente arrastrarme y pedirle perdón a Ludovica, pero volví a ser invisible para ella. No me dirigió la mirada en ningún momento... Supongo que está enojada conmigo.

La verdad no sé muy bien cómo comportarme con una chica que, primero pasa de mí y segundo está enojada conmigo. Por lo general, si las chicas se enfadan conmigo por no volver a llamarlas o por lo que sea, no les doy importancia. Pero Ludovica es diferente a cualquiera de esas chicas, porque Ludovica me gusta... mucho. Ya ni siquiera pienso en conquistarla por la apuesta, sino por mí. Porque la quiero para mí.

Sin embargo, a pesar de mis ganas de disculparme, decidí darle espacio, para no hostigarla y porque tengo miedo de que me mande a la mierda. Es por eso que a la salida del colegio me quede esperando en el estacionamiento, apoyado en mi auto, a que ella se despidiera de su amiga y emprendiera su viaje a casa. Cuando ella pasa cerca de mí, busco su mirada y por un breve instante logro que sus ojos me vean hasta que desvía la mirada.

La cague. Ludovica no se muere por mí, no le impresiona que yo sea Martín Molina Ruiz. Ahora tengo la misión de pensar nuevas formas de acercarme a ella y sobre todo tengo que pensar algo para que me perdone por haberle roto su celular.

***

Después de pensar y pensar llegue a la conclusión de que no conozco realmente a Ludovica. No sé qué le gusta, lo que la conmueve... lo que puede hacer que me perdone. Necesito ayuda. Y que mejor ayuda que hablar con la persona más la conoce, su mejor amiga Belu.

Dado que no iba a poder hablar con la colorada en el colegio, ya que no se separa de Ludovica, además de que ahora mismo ambas ni me registran. Ni tampoco puedo ir a su casa porque no sé dónde vive. Pero sí recuerdo haberla visto en "El Club", los jueves, creo que hace tenis. Es así que ahora mismo estoy buscándola en el sector de las canchas y finalmente la encuentro saliendo de una las canchas de tenis. Belu luce un conjunto deportivo que consta de un top blanco, una falda plisada blanca y zapatillas de deporte. Su cabello rojo está sujeto en una coleta alta, está hablando y riendo con una mujer que deduzco es su entrenadora, asique aguardo a que se desocupe. Cuando se despide de la mujer y se gira, su sonrisa se desvaneces y la calidez de sus ojos color miel se vuelve fría y rabiosa al verme.

Apuesta... al primer amor (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora