NO TE DEJARÉ || Hyakkimaru x tú ||

Capítulo 20

Narra _____

Estaba sentada dentro de un templo junto a Hyakkimaru, Dororo y el sacerdote que ellos se encontraron en las aguas termales.

Esa si fue una muy buena idea, me relajé mucho aunque mis heridas ardieron. Tuvieron que curarme luego de aquello pero esa caída por la bajada me dejó algunas heridas que tardarían en curarse.

Y lo peor... me recomendaron no hacer actividades físicas, ni siquiera podría, según ellas.

No estaba prestando atención a la conversación del sacerdote con Dororo sobre el oro de su padre. Me gustaba el dinero pero ir en una búsqueda del tesoro perdido del padre de mi hermanita pequeña no de sangre... si... no es lo mío.

Mucho que hacer y que pensar, y ahora no quiero nada de eso...

Solo escuché cuando dijo que Hyakkimaru quería destruir la tierra de Daigo por su cuerpo y Dororo diciendo que él no es así. Solo porque fue interesante lo escuché.

Resoplé y me acosté en el suelo pero al presionar mi espalda mi columna, que fue golpeada y por eso tengo un gran moretón allí, me dolió así que me quejé y me senté.

- Ah... maldición - Murmuré.

- Onéchan ¿Estás bien? -

- No te preocupes enana, dentro de nada estaré como nueva -

Estuve a punto de romperme varios huesos, creo que me fracture un poco, pero estaba bien.

Si... claro... ¡Quiero que me carguen, no puedo seguir así! Voy a llorar como un bebé en cualquier momento ¡Y no quiero!

- Ya, mejor nos vamos - Dije.

***

***

- Aniki... ¿Qué vas a hacer de aquí en adelante? -

- Matar demonios - Predecible mi compa.

- Me refiero a lo que dijo el sacerdote. Después de matar a los demonios y recuperar tu cuerpo. Después de todo eso -

Hyakkimaru no responde y nosotros volvemos a caminar en silencio.

- ¿Qué creen que debería hacer... ? -

- Eso lo descubrirás cuando pase todo, no te apresures - Apoyé mi mano en su cabeza pero ella la quita como de costumbre así que me reí.

- ¿Tú qué harás, onēchan? -

- Tampoco lo sé, pero... lo descubriré en algún momento -

Los tres entramos en el bosque pero escuchamos la voz de una mujer, nos dimos vuelta y Dororo se asusta por una mujer y un... ¿Bebé? Gigante. Extrañamente Hyakkimaru no les hace nada y eso me hizo pensar que no eran demonios o Ayakashis.

La mujer desaparece y Dororo sale de detrás de ambos preguntando que eran.

- No son demonios -

- Num-num. ¡Num-num! Cárgame - El bebé se tira sobre Dororo quien grita y se queja por lo pesado, yo me cruce de brazos y reí leve.

- Mira, te has vuelto mamá - Dije.

- ¡No es gracioso, onēchan, ayúdame! ¡Aniki! -

- Hm... no lo sé, aún estoy herida... me duele todo - Dije con voz quejosa pero vi que Hyakkimaru continuó con el camino.

Yo suspiré y cuando me di cuenta el bebé estaba cargando a Dororo, cruzaron frente a mi, volví a reír un poco y los seguí.

Seguimos caminando con ese bebé todo el tiempo cargando a Dororo quien no paraba de quejarse claramente, se hizo tarde y encontramos un pueblo en ruinas, pero decidimos entrar.

Miré a todos lados y me di cuenta de que la mujer volvió a aparecer y Hyakkimaru se agachó tocando algo en el suelo, le acerqué a él.

- ¿Qué es? - Él acercó su dedo a mi rostro y yo olí un poco del líquido - ¿Aceite? -

Dororo se acerca a nosotros y mira las manchas de aceite en el suelo pero entonces el bebé la taclea de nuevo. Dororo vuelve a forcejear mientras yo miro el lugar.

Si hay aceite y el pueblo se ve quemado... ¿Esto fue intencional o un accidente?

- ¿Huh? - El bebé desaparece y vimos a una persona acercándose.

- Pensar que me encontraría con viajeros aquí. Que curiosos son. No deben haberlo sabido, pero aquí es peligroso por la noche - El hombre camina cerca de nosotros - Un Ayakashi sale en este lugar -

Ayakashi...

El hombre deja el ramo de flores y reza un poco frente a las ruinas. Lo veía atenta... realmente no me sentía cómoda con él cerca...

- Vengan a mi casa si quieren. No me gustaría saber de personas que son comidas en mi pueblo de montaña -

Nos voltea a ver y Dororo parece intimidada, se esconde tras de mi mientras Hyakkimaru y yo miramos al hombre.

- Mi nombre es Sabame. Soy el señor de esta tierra. Me gustaría saber de sus viajes -