NO TE DEJARÉ || Hyakkimaru x tú ||

Capítulo 25

Luego de haber encontrado todo el oro del padre de Dororo, haber peleado contra el hermano de Hyakkimaru, y terminado el día... ambos chicos fueron a buscar a cierta chica que la estaba pasando mal...

Aunque... lo único bueno de aquello fue que con los días que pasaron y la atención que recibió, sanó mayormente sus heridas, pero lo malo... es que solo la curaron para que funcionara el negocio.

- Hoy será el día para ti... - La mujer agarra el rostro de _____ con una mano para inspeccionarla - Realmente eras una bella jovencita y mejor sin todas esas heridas, me vendrás bien -

- ¡Púdrete! - Se intenta levantar pero las ataduras en sus muñecas que aquella mujer ocasionaba con su poder se apretaron aún más y otra tela de ropa se ató en su cuello.

- Ah ah... recuerda... si no te vas con alguien hoy y no me das mucho dinero... tu castigo será peor que quedarte con un samurái. Así que más te vale comportarte, linda -

Ella se levanta y la suelta, _____ intentó atacarla para escapar pero dos hombres entran rápido y la detienen.

- Sin tu katana no eres nada ¿Eh? - Se burlan ambos.

- Les recomiendo atarla, unos incompetentes como ustedes la dejarán libre -

- Solo es una cara bonita, no podrá... ¡Agh! -

_____ le había dado una fuerte patada a aquel haciendo que la suelte y luego le dio un golpe al otro, corrió hacia la mujer pero ella resopló y le amarró las manos justo antes de que golpeara su rostro.

- Se una buena chica y quédate quieta -

- ¡No me jodas, vieja! ¡No soy un puto perro ni un negocio! -

- Lo que digas, átenla y tráiganla par de idiotas -

- S..Si... señora... -

Aquellos dos hombres buscan cuerdas y al regresar rápido atan las muñecas de _____ tras su espalda para finalmente llevarla mientras ella forcejea y ellos se cuidan de otra patada.

- ¡Suéltenme imbéciles! -

Mientras la llevaban junto a las otras chicas quienes estaban más calmadas que ella ya que conocían y aceptaban su destino, dos chicos conocidos de _____ entraban al lugar.

Una zona donde la gente comercia a otras mujeres, donde se encuentran a mujeres de compañía y ventas. Un lugar que no es para niños... pero aún así Dororo está ahí.

- ¿Seguro que onēchan está aquí? - Hyakkimaru asiente - ¿Cómo habrá llegado... ? -

Se da cuenta que Hyakkimaru se detiene y al mirar al lugar donde él estaba viendo se asqueó al ver a una pareja besándose... pero de una forma algo intensa.

- Mejor encontremos a Onēchan rápido y salgamos de aquí - Dice jalando del mayor.

- ¿Qué hacían? - Lo que había visto eran siluetas juntas moviéndose de forma extraña, además de que sus oídos percibieron el sonido de aquel beso.

- ¿Ah? Bueno, supongo que nunca has visto un beso... mi mamá me explicó, juntas tus labios con los de la otra persona que sería a quien amas, es asqueroso ¡Iugh! -

- ¿Amar? -

- La persona que quieres para siempre en tu vida, que te preocupa y quieres su bienestar o algo así, pero dejemos este tema y busquemos a Onēchan -

Ambos se detuvieron en seco cuando escucharon a gente murmurando y luego vieron a un hombre con la nariz partida y un ojo morado.

- Esa muchacha me las pagará ¿Quién se cree para golpearme? Solo es una... -

- Aniki, estoy seguro que habla de onēchan, ella no estaría aquí por gusto y es la única que se atrevería a golpear a un samurái así, vamos -

Hyakkimaru y él corren por la dirección en que salió aquel samurái, había mucha gente amontonada murmurando.

- ¿Qué sucedió? - Pregunta Dororo a una mujer.

- ¿Qué hace una niña aquí? Como sea... una de las chicas de la venta golpeó a su comprador, quien sabe que harán con ella, nadie se había atrevido a hacer semejante cosa -

- ¿Comprador... ? -

Hyakkimaru miraba atento a la casa en la que estaba _____, lo sabía, y también sabía de un monstruo allí dentro. Un Ayakashi.

- ¿Aniki? ¡Anikie, espérame! -

Ambos corrieron dentro del lugar, se toparon con unas mujeres más pero no se detuvieron a ayudarlas por haberlas tirado.

- ¡Aniki! ¡¿Sabes dónde está?! -

Hyakkimaru no responde y corre hasta el último piso, la puerta en el fondo y sin esperar más abre la puerta de golpe.

- ¡Aniki! -