NO TE DEJARÉ || Hyakkimaru x tú ||

Capítulo 32

Esquivé otro ataque y bloqueé el otro mientras me alejaba pero con la cola me golpea dejándome contra una roca de nuevo, esquivé su pata y pasé por debajo alcanzando a cortar su estómago antes de que se alejara.

Me levanté cansada, pasé mi muñeca por mi mejilla mientras respiraba agitada pero me preparé de nuevo.

- ¿No te preocupan tus amigos? -

- Ellos vendrán -

- ¿Cómo sabes que no han muerto? -

- No lo están -

- ¿Segura? -

- Si, ya cierra la boca imbécil - Fui contra él pero estaba tan tranquilo que ni siquiera sacó su katana porque el demonio se colocó en frente y me golpeó de nuevo.

Me levanté, el demonio fue hacia mi, lo esquivé y corté su costado. Mi plan no era matarlo ya que... eso sería mucho más complicado, quería debilitarlo, pero el lugar ahora mojado por la lluvia lo complicaba para mi.

Su pata se acercó a mi pero lo corté. Me hice a un lado esquivándolo tres veces seguidas pero la cuarta consigue golpearme y hacerme rodar por el suelo. Su pata fue hasta mi nuevamente y yo puse mi katana en frente deteniéndolo, la fuerza que hacía realmente era demasiada pero aún así pude aguantar. Me apoyé de la ropa tras de mi para soportarlo.

La cola serpiente se movió y supe que planeaba o arrancarme la cabeza con eso o alguna parte del cuerpo.

¿Qué hago... ?

- ¿Ah? ¿Sigues vivo? - Abrí los ojos de par en par y al mirar a un lado ahí estaba Hyakkimaru.

Lo sabía.

- ¡Huh! - Miré arriba cuando la cola serpiente fue hacia mi pero en un segundo se cortó.

El demonio levantó sus patas y yo pude apartarme pero Hyakkimaru le hace un corte en cruz al demonio.

- ¡No! ¡Detente! - Saburota fue contra Hyakkimaru cuando notó que estaba por matar al demonio pero yo me puse en frente y detuve su katana - ¡A un lado! -

Lo empujé y tuvo que bloquear por poco mi ataque pero perdió el equilibrio y cayó al suelo.

- ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no corren?! ¡¿No tienen miedo?! ¡Griten y ruegen por sus vidas! -

Quiso atacarnos pero pateé su brazo y la katana salió volando, pero entonces vi hacia atrás cuando escuché movimientos bruscos y me hice a un lado justo a tiempo cuando el demonio saltó hacia Saburota y lo devoró.

Hyakkimaru se acerca a mi lado y ambos vimos como el demonio se elevó y le salieron alas al igual que la cabeza de Saburota en la parte cortada del rostro, el demonio voló hacia nosotros y yo estaba lista pero nuevamente Hyakkimaru como lo hizo una vez, volvió a empujarme hacia atrás y se encargó él.

- No otra vez... - Murmuré.

Él estaba fuera de control, sabía que solo estorbaría allí y probablemente si me ve me mata, así que únicamente me quedó esperar, guardé mi katana y me senté en el suelo.

Pero cuando estuvo por atacar a Saburota yo llegué antes y agarré la parte cortada de su brazo. Hyakkimaru me mira pero yo suspiré y atravesé a Saburota y lo corté.

- No dejaré que seas tú el que mate a más humanos... - Dije soltándolo - Si quieres recuperar tu cuerpo matando demonios, hazlo... pero déjame encargarme de los humanos. Déjame llevar esa carga por ti -

Hyakkimaru solo me mira sin decir nada, yo me aparté al igual que él, noté a Dororo frente a nosotros pero vi hacia Hyakkimaru quien se miraba los brazos esperando a recuperar uno suyo.

Entonces por la ira atacó al demonio ya muerto, pero yo lo alejé.

- No lo tiene, ya basta. Hyakkimaru, contrólate -

Lo aparté del demonio mientras lo abrazaba sin importarme la sangre que tenía sobre él. Él respiraba agitado y trataba de controlarse.

- Cálmate... - Acuné su rostro entre mis manos e hice que me mire a mi - Solo... cálmate -

Él me mira mientras si respiración disminuye hasta que finalmente se calmó.

- ¡Aniki... ! ¡Onēchan... ! - Dororo se acerca corriendo a nosotros pero Hyakkimaru comienza a caminar.

- ¿A dónde vas? -

- Daigo. Ahí es donde está mi cuerpo -

Suspiré y miré a Dororo, le hice una seña con la cabeza y ambos seguimos a Hyakkimaru.

- Onēchan... Aniki está... -

- Está desesperado y enojado... - La miré y suspiré profundo - Vamos -

Ella asiente y ambas caminamos para alcanzar a Hyakkimaru, miré de reojo hacia atrás y vi al sacerdote viendo como nos marchábamos.

Volví a mirar al frente y cerré los ojos para empezar a tararear la canción.