Pequeña Vacaciones.

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Ya en la vida de Petrik no habían enemigos, sus contrincantes están enterrados bajo tierra, debido a eso decide tomarse unas vacaciones para relajarse y dejar a un lado esos días de acción.

—¿Las Vegas o el Caribe?—le preguntaba el rubio a su chica.

—Me gusta el agua cristalina, la arena fina, un poco de calor no me hará daño, a si que el caribe—respondía la joven.

Los tentáculos de la mafia llegaban a los sitios mas incógnitos del planeta, el ojiazul tenia en mente pasar unos días con su novia en un lugar tranquilo, sin gente, sin ruido, solo para ellos dos.

—Cuál sera nuestro destino amor?—preguntaba la chica con entusiasmo.

—República Dominicana, mi madre tiene una isla privada que compro hace años, ella decidió comprarla para cuando mi padre se retire del negocio aprovechar su jubilación al máximo—respondía el muchacho.

—Genial, en ese sitio estaremos completamente solitos—comentaba la rubia mientras le giñaba el ojo a su novio.

—Si amor—risa coqueta.

La pareja no tenían ropa de baño, como están adaptados al clima frío de su país nunca se inmutaron a comparar traje de baño o vestimenta para verano. Sin embargo eso no los detuvo, el joven sabía que en la isla tenía todas las comodidades.

—Llamaré a Dimi para que nos recoja, él nos llevará a el aeropuerto de mi padre—habló el chico.

—¿Vamos a viajar en un avión privado amor?—preguntaba la chica dudosa.

—Si amor, el avión esta a mi nombre, me regalaron cuando finalice la universidad, sinceramente no soy de esos de especular, pero solo quiero tener un poco de privacidad contigo— se expresó el joven con tono dulce.

—Entiendo amor—con las mejillas sonrojadas habló Deysik.

El rubio marca el número de Dimitriv, insiste un poco hasta que por fin le responden.

—Diga Jefe.

—¿Que tal tío?.

—Muy bien, si necesitas que te recoja en la hacienda solo dímelo y de mas esta decirte que te llevare a el aeródromo de tu padre—por la otra línea se logra escuchar una risa burlona.

—Espera....¿¡Cómo sabes todo eso?!—exclamó el rubio al escuchar esas palabras.

—Tranquilo sobrino, no tienes porque gritarme, toda esa información la se gracias a tu madre y estoy sentado en el banco de al frente del hipódromo—colgó el teléfono Dimi.

Efectivamente el señor que acababa de hablar con el chico estaba sentado en la ubicación que mencionó, ese señor apreciaba la belleza de los sementales que se encontraban descansado en ese momento.

—¡Amor ya nos vamos!—tuvo que gritar debido a el ruido del agua saliendo de la ducha.

—Ya estoy—respondió la joven cerrando el grifo.

El rubio espera por su chica sentado en la cama, para hacer un poco de tiempo se pone a jugar con su teléfono algo que el no acostumbraba hacer.

—¿Qué esperas?—preguntó la chica en la puerta del baño.

—A ti amor—habló el rubio guardando su móvil.

En la hacienda solo se encontraban la madre de Petrik que yacía cocinando, mientras cocinaba veía un poco la televisión, para los programas de cocina o lo que se relacione con ese arte tenía el número uno.

—Mamá me voy de vacaciones—se expresaba el joven mientras bajaba las escaleras.

—Cuidate mucho mi niño, diviertete y traime un nieto—entre risas inocentes hablaba la madre del joven.

La chica al escuchar esa proposición se sonrojó, aquellas palabras viviendo de su suegra le parecieron de los mas vergonzosas, nunca se habían plantiado tener un bebé y mucho menos tener relaciones sexuales.

—Tus deseos son órdenes suegra—comento la joven riéndose.

Después de un emotivo abrazo la pareja decide que es hora de marcharse, montándose en el vehículo de Dimi ponen rumbo hacia el aeropuerto.

Dimi decide conducir por un atajó que siempre le había parecido de lo más útil, el camino solo tenía un sendero el cual le resultaba un poco difícil por los arbustos y la vegetación a su alrededor.

—¿Amor lo de tener un niño es en serio?.

—Pensarás que dije eso por decir algo al frente de tu madre, pero la verdad me hace grandisima ilusión tener un niño contigo amor—habló Deysik con sus mejillas ronrojadas.

—¡Soy el hombre más feliz del mundo!—grito el joven emocionado.

Al mismo tiempo de que Petrik grito esa frase el conductor da un frenazo en seco, debido a la detención rápida del auto el chico cae de los asientos de atrás hacia delante, el ojiazul cae en mala postura y luego de que logra recuperase exclama.

—¡Tío por poco me rompo los huesos!.

—Disculpe jefe, no era mi intención dar ese frenazo sin embargo escuche la palabra bebé y me emocioné —entre risas hablaba Dimitriv.

—¿Vas a hacer papá?—preguntó Dimi con brillo en sus ojos.

—Todavía no, pero solo es cuestión de tiempo que pase—tomando de la mano a su novio se expreso la joven.

Una Historia De Dos (En Proceso).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora