九十

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Lejos del catastrófico Espacio Estelar, la gran ave se iluminó como un millón de estrellas a causa del poder que liberó el fruto de la planta de la luz eterna, la enorme energía fluyendo por cada pluma lo hizo sentir como si todo su cuerpo volviera a crearse. El castañito abrazado a su cuello tampoco fue ajeno, la sobrecogedora ola lo dejó inmóvil, incapaz de moverse siquiera un poco. Zheng Guo regresó al templo con un vuelo irregular, el aprendiz que estaba meditando en el patio sólo pudo distinguir un destello y luego el suelo tembló moviendo toda la construcción.

─ ¡Segundo Príncipe! ¡Señor Principal! ─gritó parándose de un salto, corrió escaleras arriba notando que la puerta y parte de la pared habían sido destruidas. Al arribar a los aposentos del dios del fuego, encontró dos siluetas dormidas mientras se abrazaban.

Pasaron algunos días antes que despertaran, al abrir los ojos, Taehyung sintió que todo lo vivido había sido un sueño; pensó que luego de permanecer inmóvil tantas horas, su cuerpo estaría entumecido o débil, contrario a eso, se dio cuenta que se sentía enérgico y ligero.

─ ¡Jungkookie! ─exclamó enterrando su rosto en el compacto pecho, aspiró el aroma familiar y varonil que tanto le gustaba, suspiró cómodamente entre los brazos de la persona que amaba cerrando los ojitos.

─ ¿Cómo está mi pequeño polluelo? ─preguntó acercándolo más, sonrió haciendo que un par de adorables arruguitas se formaran en los bordes de sus ojos y sintiera que no necesitaba nada más, ni todo el poder obtenido o lo que fuera que le ofrecieran podría opacar la maravillosa sensación del abrazo en el que sostuvo todo su mundo.

─Con ganas de comer algo rico. ─Actuó malcriado con una voz algo infantil y mimada, miró de reojo a su novio matándolo de ternura.

─ ¿Té de burbujas, mi Señor Principal del Territorio Sur? ─Siguió el Rey de las Aves atrapado en la cosita traviesa que era su osito de miel.

─Quiero comer kimchi de cebolla verde y nabo con jajangmyeon de mariscos, rábano encurtido y pastel de pescado.

─ ¿Algo más, mi Señor?

─No, no te demores mucho o este señor se enojará ─dijo inflando sus mejillas.

─Este sirviente entiende, refrésquese mientras voy por su comida.

─También quiero mis besitos diarios, siempre te los tengo que recordar ─puchereó sentándose en medio del colchón.

Poco después, el castañito se acomodó frente a una mesa llena de comida sabrosa con Jungkookie a su lado sonriendo al verlo sin saber qué probar primero.

─ ¿No comerás?

─Sí, p-pero... ¿puedo pedirte algo más? ─dijo tratando de engatusarlo con un gesto tierno e inocente.

─Lo que desees.

Taehyung se abrió paso hasta sentarse en el regazo del dios del fuego, tomó un poco de fideos en sus palillos para pasarlos a las manos ajenas.

─ ¿Me das de comer, Jungkookie? ─Abrió su boquita todo lo grande que pudo.

─ ¿Qué estás haciendo, traviesa luz? ─preguntó despeinándole el cabello con la mano libre, comprobó la temperatura de la comida antes de cumplir la demanda de la consentida estrella─ ¿Eres el mismo que dijo que un príncipe celestial no debe hacer estas cosas? ─El de sonrisa cuadrada sólo masticó mirándolo con agravio─ ¿Me estás haciendo una rabieta?

─Comeré solo ─farfulló tratando de obtener los palillos de vuelta.

─Mi pequeña cosita traviesa y revoltosa ─habló dejando los utensilios a un lado para poder tomarlo de la carita, acercó su rostro y tentó un beso en los labios rojizos.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora