四十九

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Mientras el Segundo Príncipe contaba la historia de los peces koi, Taehyung lo escuchó con tanta atención que estuvo tentado a dejar el cuento a un lado para darle muchos besos. ¿Cómo era posible que la traviesa estrella fuera tan linda sin necesidad de hacer nada? Sus manos picaron por tocarlo, por acariciar la piel que cada vez se volvía más tersa.

El castañito peinó los largos cabellos de tinta esperando que el fénix terminara el relato para hacer algunas preguntas, sin embargo, antes de poder siquiera decir una palabra, fue sorprendido por los labios ajenos. El contacto lo dejó estupefacto y aunque había sido besado muchas veces por Kookie, su corazón dio un vuelco, los escalofríos lo recorrieron entero por la evidente pasión en el roce, suspiró al sentir una hilera de dientes tirando de su labio inferior con algo de fuerza y cierta malicia latente. Realmente había tantas formas en las que Jungkookie lo dejaba en blanco, escuchando su propio corazón como si subiera a sus oídos, hablando un idioma que sólo conocería el gran Guardián Sur. La lengua del Rey de las Aves ingresó explorando la cavidad húmeda, se concentró tanto en beber el dulce néctar que lo tomó de la nuca con suficiente determinación para poder profanar cada recodo, buscó a su igual que trató de ocultarse tímidamente y se enredó con ella creando un nuevo tipo de elixir y una misteriosa danza.

Una pizca de maldad lo hizo caer en un instinto que desconocía antes, todo por la sola presencia de Taehyung.

Su tierno, muy tierno y cálido polluelo de fénix.

La bestia híbrida tintineó bajo entrecerrando los ojos, giró la cabeza hacia una de las paredes de madera de la carroza, evitando la escena. En su otra vida, todos los qilin que vivían en la gruta solían canturrear alrededor de la estrella, llevarle las flores más hermosas como regalo, juntar hierbas aromáticas y hacer algunos hechizos para alegrarla pero nadie lograba que se mostrara tan traviesa, alegre y risueña como el dios del fuego. Huǒ no podía entender que una luz inextinguible, que para ellos era una deidad que les enseñó a usar magia tiempo atrás, podía ser tan feliz con la visita de un extraño que no podía verla y sólo meditaba a un lado.

Aunque una vez le llevó algunos pétalos muy hermosos que dejó flotando en el agua, los hizo bailar con las ondas, los encendió sin quemarlos toda una semana antes de convertirlos en suaves plumas. Fue sorprendente.

Aunque también llevó la desgracia.

Al terminar el beso, un hilo traslúcido unía ambas bocas sin permitirles salir totalmente del trance. El Segundo Príncipe carraspeó soltando su agarre y Taehyung abrió la ventana para "ver el paisaje" olvidando por completo su miedo a las alturas.

El amor de cachorro* era difícil de manejar, tal vez por eso los profesores recomendaban que no se enamoraran antes de ingresar a la universidad.

El territorio del fénix era el más agreste y tropical del Reino de la Dicha Pura, abundantes cataratas podían divisarse como cortinas de seda que se extendían al caer por algunos precipicios rocosos, las hojas de exuberante verdor en las altas copas de los árboles, algunas flores de estación abriéndose y otras cayendo al agua lentamente, lo hacían parecer ambientes sacados de los donghua* o las interpretaciones de reinos de juventud eterna de internet; así parecía ante los ojitos del polluelo mientras se acercaban a su destino.

‒La historia del origen del Guardián Sur es tan triste, ¿por qué tuvo que quemarse para volver a nacer?

‒No pienso que sea triste ‒respondió Jungkook acercándose para abrazarlo, ayudó a la gran cantidad de energía que viajaba caóticamente a encaminarse con paciencia, con tanto cuidado que antes se quebraría una hoja al caer al agua‒ ¿Acaso tu historia favorita ahora es la de los peces koi?

‒No, me sigue gustando más la del dios del fuego y la estrella.

‒Muy bien ‒habló afianzando su abrazo.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora