九十七

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El anillo multicolor desapareció dejando atrás también las partículas de polen, como vaticinó Raga, la noticia no fue del agrado del Segundo Príncipe, verlo indeciso fue un poco novedoso y casi alzó una de sus manos para tocarlo pero se detuvo pensando que en el futuro habría tiempo de sobra para volverse su favorita.

Zheng Guo ignoró las reacciones de la princesa extranjera, no supo cuándo ya estaba moviendo una de sus piernas, empujando la lengua en el interior de su mejilla y pensando cómo podría lidiar con aquel mal chiste por parte de los otros inmortales. Supuso que así debía sentirse Tae con el asunto de su prometida, de las grullas damisela, de la Señora Menor... de la sola existencia de la Villa de las Candidatas. Aunque no tocó ni tocaría ninguno de los presentes amorosos, el Palacio Sur todavía velaría por todos ellos y con las anteriores experiencias, sería algo común que buscaran todos los medios para meterse en su cama sólo creando más problemas.

El harem de la estrella estaría en una situación similar, no quiso ni imaginar que alguno de esos seres intentaran todos los medios para seducir a su dulce polluelo de fénix.

Ambos estaban enamorados, su amor había florecido, esperado paciente y tembloroso, había muerto y revivido hasta que volvieron a encontrarse, hasta que al fin sus manos se entrelazaron, entonces ¿por qué deberían criar candidatos a amantes afuera? Desperdiciarían el valioso tiempo que podían pasar juntos.

Miró a Raga fijamente por primera vez, no podía decidir por su Pequeño Antepasado, mas, lo que podía hacer era despejar el camino de su lado empezando por la princesa extranjera que se perfilaba como un dolor de cabeza. Decidió asegurarse que la Villa de las Candidatas no volviera a acoger a nadie, zanjar el tema del harem para siempre sería la forma de demostrar su fidelidad y devoción hacia la única persona que puso su mundo de cabeza, aquella que llevaba en cada poro mucho más después de la luminosa noche anterior.

Una sonrisa se deslizó en los bordes de su boca y un rastro risueño se apoderó de sus ojos de tinta haciendo que su rostro adquiriera un nuevo atractivo. Sobre su hermano, la Pareja Imperial ya había indicado que se ocuparía de su matrimonio.

La Señora Menor no pudo evitar sonrojarse bajo su escrutinio, se preguntó si ese cruce de miradas era su comienzo y si era así de fácil quebrar la supuesta devoción del fénix por la mascota masculina o si su encanto natural al fin fue reconocido, si ese era el afecto real bajo la superficie entonces tendría que encontrar la manera de atar su corazón, podría tolerar los placeres de la carne con otros miembros del harem pero su corazón debía pertenecerle además de ser la primera con la que concebiría un hijo. Al recordar las píldoras de infertilidad y aborto que trajo consigo desde su hogar, una idea magnífica se le ocurrió al instante.

─Deseo disculparme por las palabras dichas ayer, fui conducida por un sentimiento egoísta. Por ello, quisiera invitar a Su Alteza Real y al Señor Principal a un banquete, me encargaré de no incluir invitados no deseados tampoco he de incomodarlos.

El dios del fuego originalmente quiso pasar el resto del día mimando a su pequeño polluelo pero parecía que los demás no lo permitirían, chasqueó la lengua pensando que hubiera sido mejor atender los asuntos de su palacio en horario "normal".

─La amabilidad de la Señora Menor me conmueve, pero debo declinar su invitación ya que debo atender otros asuntos hoy.

─ ¡No me mienta, Su Alteza Real! Escuché que hoy tomó un descanso, quiero una oportunidad para entablar una buena relación con ambos, la Villa de las Candidatas es solitaria y aburrida y no conozco a nadie. Quizá usted no lo sabe porque no lo separaron de su hogar, mas, es difícil acostumbrarse a un nuevo entorno, mucho más si no es bienvenido y si la persona en la que debe confiar para todo ni siquiera se asoma para ver cómo está... no me estoy quejando, no se enfade, sólo estoy explicándole cómo son las cosas desde mi lado, además el Señor Menor es la primera persona con la que pasé un momento agradable al llegar. Si no desea un banquete, podríamos tomar té o hacer alguna actividad que ustedes elijan. Por favor, no me niegue también su amistad o la del Señor Principal.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora