Muerta...

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Me despiertan unos brazos que me sacuden levemente. Mi cuello y espalda duelen fuertemente. Auch.
-Randy, despierta. Nos dejaran verla-. Esa pequeña frase de esa delicada voz basta para tenerme de pie y cien por ciento despierto.
-¿Lo dices enserio Honey?-Le pregunto emocionado. Ella asiente frenéticamente y sonríe, aunque tiene los ojos llorosos-. Oh por Dios, ¡eso es genial!
La abrazo y ella llora en mi hombro. Nos despegamos y yo voy a recepción para pedir el número de habitación.
-Nombre-. Pregunta la chica con desinterés.
-Carly Thompson-. Respondo más ansioso de lo que lo pretendía.
-¿La chica del accidente en motocicleta huh?- Pregunta con una mueca de comprensión y me acaricia el hombro-. Habitación 406.
-Gracias.
-Suerte chico.
-¿Gracias?
Me voy casi corriendo al elevador y pulso el cuarto piso. Tardo unos dos minutos, pero al fin llego. En seguida voy y toco la habitación.
-Adelante-. Dice una voz femenina ronca. La sangre corre por mis venas con una emoción que ni siquiera al convertirme en El Ninja surgió.
Abro la puerta y al entrar, una recarga eléctrica recorre mi columna. Mi expresión de felicidad cambia drásticamente a una de horror puro.
Carly esta conectada a un millón de máquinas que marcan sus latidos y le proporcionan líquidos extraños. Tiene la cabeza vendada y una pierna enyesada. Puntadas recorren parte de sus brazos y de su rostro. Tiene los ojos cerrados y por un segundo me llega el pensamiento de que tal vez la voz que escuche no fue mas que un producto de mi ansiosa imaginación. Si la máquina no marcara los latidos, pensaría que está... Muerta.
-¿Carly?- Pregunto y ella abre los ojos de golpe. Mira fijamente el techo-. Hey, ¿como estás?
Ella sigue sin hacer nada, sólo mira el techo. De repente, se endereza aplastando un botón de la camilla.
Me escudriña con la mirada. Observa cada detalle, de arriba a abajo y se detiene en mis ojos. Vuelve a hacer un escaneo y entrecierra sus ojos. Luego se detiene en el mismo lugar.
-¿Cómo estás Carly?- Vuelvo a preguntarle un poco más lento. No quiero estresarla tanto.
-Estoy bien-. Su voz suena indiferente. Casi tanto como la de la recepcionista.
Carly esta bien, no entiendo las lágrimas y compasión que mostraban en la recepción.
-¿Aún te duele la cabeza?- Le pregunto de nuevo. Quiero empezar con algo sencillo. Aunque siento unas ganas enormes de ir y tomarla de las mejillas y luego besarla. Besarla y no soltarla jamás.
-Un poco.
-Me alegra oír eso.
-Okay.
-Okay.
-Basta.
-Tranquila Carly.
-Deja de llamarme asi.
Se esta enojando.
-¿Porque? Ese es tu nombre.
-Lo se. La pregunta aquí es otra.
-¿Cuál?
-¿Tu cómo sabes mi nombre?-¿Que rayos...?
-¿Cómo no saberlo?-Le digo con una sonrisa mientras me acerco. Le toco la mejilla y acerco nuestros rostros. Ella no se mueve. Cuando estoy a punto de juntar nuestros labios recibo una bofetada. Una fuerte.
-Alejate de mi pervertido.
Auch.
-¿Pero que...?
-Alejate de mi.
-¿Porque...? Oh, escucha, si estas enojada por lo de Howard, lo entiendo pero enserio lo siento.
-¿Quien es Howard?- Pregunta confundida. Mi chica, tan juguetona como siempre. Sonrío.
-Eso no importa ahora Carly.
-Tienes razón, lo que aquí importa en realidad es... ¿Quien eres?

Enamorada del NinjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora