30. Una noche de cuarteto

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El tema del anillo de promesa me tiene, después de horas de bailar con los chicos y beber alcohol, aún algo pasmada y conmocionada.

Decido subir para aclarar mis pensamientos y Oliver me acompaña arriba, dejando a Adam en el patio trasero divirtiéndose con Kaden.

El peliblanco se adentra a su habitación y yo paso de largo yendo a balcón, en el torpe trayecto hacia allá me quito los tacones y tomo asiento sin cuidado recargándome en el cristal de la puerta.

¿Las cosas van en serio, eh?

Suelto una risita y muevo circularmente el anillo en mi dedo, es muy bonito, pero no entiendo mucho. ¿Por qué yo?

-Aquí estas -la voz de Oliver me regresa y me hace un gesto con la mano-. Hazte un poco para adelante.

-¿Por qué?

Niego, hago un puchero y me cruzo de brazos.

-¿Tienes frío? Traje una cobija -la hace aparecer y agita levemente, intento agarrarla porque de repente siento escalofrío y el gélido ambiente de acá arriba.

-¡Dámela, Oli! -se la pido y en cuanto la tengo entre mis dedos la jalo, pero él es más fuerte que yo.

-Si, si, te voy a tapar con ella, pero muévete un poco, por favor.

A regañadientes y haciendo sonidos de pucheros internos me deslizo para adelante, se posiciona detrás de mí, coloca la cobija a mi alrededor y esta la estrujo contra mí queriendo obtener calor.

Oli toma asiento con las piernas abiertas y me abraza atrayéndome a su pecho, me hago bolita y sigo jugando con el anillo.

-¿Mejor?, ¿no quieres ir dentro? -inquiere, inclino la cabeza para atrás viéndolo a sus hermosos ojos.

-No, aquí estoy bien.

-De acuerdo. Siento que algo quieres decirme, Jane.

Asiento frenética y elevo mi mano a escasos centímetros de su cara, él la toma desde la muñeca y frunce sus cejas.

-¿Qué tiene tu mano? Es muy bonita, ¿no? -protesto con un ruido de garganta y agito mi dedo anular-. Más con ese anillo en tu dedo.

Besa mis dedos y lo tibio de sus labios tanto húmedos se siente genial, y me parece un gesto tierno.

-Sí, pero ¿por qué? ¿Un anillo de promesa? ¿Por qué se quieren casar conmigo? -lo atiborro de incógnitas que pasan en mi cabeza.

Me abraza más fuerte, sonríe y besa mi frente, no me muevo, solo lo veo a sus orbes que parecen ser color cristal brillosos.

-Porque... eres muy especial y la verdad... -pausa como pensando en sus palabras y me quedo viendo su boca apetecible que me grita: ¡bésame, qué esperas!

Sin embargo, dice algo y no le puse atención por pensar en atacar sus labios.

-¿Qué? No te escuche -río por ser tan tonta y él niega cerrando sus ojos.

-Nada, cuando estés sobria te diré.

Hago un puchero y me levanto de su pecho para acercarme a acariciar su mejilla helada.

-¿Pero si me vas a decir? Yo quiero saber, Oli.

-Si, prometo que te sacare de esto, Jane. Aunque eso signifique ver como te quiebras.

Río por sus palabras y le pego un manotazo a su pecho juguetona, me revuelvo el cabello y niego repetidas veces.

-Ja, ja, ja, ¿quebrarme? No soy un juguete, Oli. ¿De qué me vas a sacar? ¿De tu casa casa? -pongo cara de cachorro mojado y sonríe de boca cerrada pronunciando sus lindos hoyuelos, me olvido de lo otro y emito un sonido de ternura-. Awww, se te ven muy lindos, deberías sonreír más.

Poliamor enfermizo © [Versión 2020 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora