Capitulo 26

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Joaquín

Fue como ver venir una avalancha, la gente se apartaba de su camino, si no él mismo se los hubiera llevado por encima, sin importarle.
Todos se quedaron en silencio, incluso yo me quedé paralizado, su fuerza, su poder, el aura que expulsaba, era todo paralizante.

En poco tiempo, Emilio recorrió los metros que nos separaban, me interpuse en el medio, tratando de detenerlo, pero con una extraña y loca suavidad, me hizo a un lado, su mirada era fija en el viejo baboso que casi se hacía pis del miedo.
—Emilio....


Mi voz se perdió cuando lo alcanzó, un puño directo en su cara y cayó al suelo.
Pensé que eso sería todo, que no haría falta nada más, pero entonces, Emilio se le fue encima y comenzó a golpearlo con locura.
Era como un lunático, sus golpes eran rápidos y certeros en la cara del tipo.
Sangre salió por todas partes y grité, porque sabía que, si no lo detenían, terminaría matándolo. Dios no, no quería que lo hiciera, no quería ver sus manos manchadas de sangre.


La multitud gritaba entusiasmada, ellos venían por un show, estaban felices de que se los estuviera dando.
Miré alrededor, para buscar alguien que pudiera detenerlos. Emilio era demasiado fuerte, yo no podía con él, así que ni siquiera estaba intentando.


—¿Qué alguien lo detenga! – grite, esperando que, aunque sea alguien tuviera sentido común y hiciera algo.
Justo en ese momento, y cuando estaba a punto de tener un colapso nervioso, viendo cómo Emilio no dejaba de golpearlo, vi a Adrian y a David correr hacia nosotros.
En menos de un segundo, los dos chicos hicieron su mayor esfuerzo para detenerlo, incluso Smith se unió por fin, y entre los tres, lo tomaron buscando alguna manera de separarlo.


Emilio parecía un león furioso, no dejaba de mirar al tipo, que gemía y se quejaba en el suelo, era obvio que ni siquiera podía levantarse.
Me metí en medio y tomé a Emilio de el mentón, para que me mirara a mi, y solo a mi.
—Cálmate, por favor – pedí, en un tono suave, casi inaudible por los gritos de los demás.
—¡Tienes que detenerte Emilio Marcos!


Después de algunos susurros más, muchas palabras suaves de mi parte, y algunas maldiciones de él, vi como poco a poco se fue calmando.
Alguien inteligente, se llevó al tipo a rastras fuera de nuestra vista lo que ayudó bastante a que terminara de tranquilizarse.



David y Adrian seguían cerca de nosotros, pero no parecían sorprendidos, como si Emilio ya hubiera hecho esto delante de ellos antes.
Era como una bomba de tiempo, algo salía mal y Emilio enloquecía.
Entendí a mi hermano en ese momento, estaba preocupado de que, la bomba que era Emilio me estallara en la cara.


Respiré con dificultad, ¡Diablos! Yo también lo estaba, la multitud seguía fijándose en nosotros, pero el animador anunció otra pelea, declarando a Emilio como el perdedor de la noche, pero por renunciar a su pelea.
Me sentí culpable hasta ahora había estado invencible, y ahora por mi culpa perdió, si me hubiese quedado en la habitación como me dijo, esto no habría pasado.


Sin embargo, no podía echarme la culpa de su reacción violento, él no se conformó con un solo golpe y todos lo vimos, Emilio estaba descontrolado, más de lo que parecía.
Normalmente por fuera se veía  calmado, tranquilo, taciturno, pero eso solo era en apariencia, por dentro era un hombre esperando lo mínimo para estallar.



—Vámonos de aquí –dijo y asentí, eso era lo que más quería.
Envió a David por su camisa y cuando este volvió, todos salimos de allí.
Su mano en mi muñeca era fuerte, como una advertencia para que no me separara de su lado.


La gente volvió hacerse a un lado, mirándolo con fascinación y miedo, por supuesto, nadie quería meterse en su camino.
Era increíble el respeto que infundía en los demás, se había ganado el público, sin importar que hubiese perdido la pelea, ellos lo adoraban.



Frio como el Hielo  (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora