JoaquínMientras pasábamos frente a una iglesia, me giré hacia Emilio. Se veía increíble en unos vaqueros y una camisa de color mora, que se aferraba a sus músculos como un guante, haciéndolo ver más grande y sexy. Conducía con una sola mano, mirando hacia en frente, perdido en sus pensamientos.
Últimamente estaba más
pensativo de lo normal, a veces podía durar minutos así alejado de la realidad.
Pero me daba gusto que nos estuviéramos dirigiendo hacia el psicólogo Ricardo Martínez, fue el único que encontramos en la ciudad que se especializaba en problemas de ira y conducta.Sin embargo, mientras pasábamos al lado de una iglesia, no pude evitar que la idea pasara por mi mente.
—¿Qué te parece si comenzamos por ir a la iglesia?– pregunté, un poco entusiasmado.
—Yo siempre me sentí en paz en la iglesia y justo ahora, todo lo que nos de paz es necesario.Me dio una mirada, como si estuviera preguntándome si hablaba en serio y soltó un bufido.
—Dejé de creer en Dios hace tiempo nene, ir a la iglesia no me va a salvar, ni va a salvar mi alma.Fruncí el ceño.
—Deja de hablar como si estuvieras condenado al infierno, no eres un mal hombre, solo eres un hombre atormentado.
Se burló de nuevo, pero después ya no dijo nada y yo tampoco, aunque podía ver que quería hacerlo.Emilio se reservaba comentarios, palabras, a veces hasta miradas. Yo quería que no lo hiciera más, que me dejara ver cómo era en realidad, ver lo bueno y lo malo pero se frenaba a sí mismo y eso me molestaba.
Yo era como un libro abierto para él, le había contado sobre mi pasado, sobre lo que quería para mi futuro, absolutamente todo y no recibía lo mismo a cambio era bastante frustrante.
Esperaba que la visita al doctor Martínez pudiera ayudar.Cuando llegamos al consultorio del doctor me agrado ver que no quedaba en un gran hospital, más bien era un complejo de oficinas.
Una mujer mayor y bajita nos recibió, nos hizo esperar unos minutos.
Emilio estaba callado, lo que era normal en él, pero podía sentir que estaba nervioso.
Mi pobre chico que tenia miedo abrirse a los demás, ahora lo haría delante de un desconocido y eso no debía ser fácil para él.Tomé su mano, y le di un apretón, quería que supiera que estaba ahí para él, y que siempre lo estaría.
Entrelazó sus dedos con los míos y me dio un beso en la mano, mirándome con mucho amor.
Era en momentos como este, cuando me miraba de esa forma, cuando me hacía el amor, cuando se quedaba dormido en mi estómago, cuando aceptaba ver una película cursi y romántica solo por hacerme feliz a mi , en momentos como estos estaba seguro de que nuestro amor podría con todo, con los traumas, con las inseguridades y con el dolor.
Mientras vamos a estar juntos todo va estar bien, y nuestro bebé saldrá adelante.La puerta del consultorio se abrió y una chica salió llorando, tratando de limpiar sus lágrimas.
Emilio se tensó, pero no dijo nada, cuando la secretaria le informó que ya podía entrar.
Se levantó, me dio una última mirada y entró, dejándome solo.
No quise entrar con él, quise que estuviera solo con el doctor para que pueda soltar más fácil las cosas.Me quedé leyendo algunos artículos sobre bebés en el teléfono, todo lo que pudiera aprender sería de ayuda.
Fui al baño un par de veces, la primera vez para hacer pis y la segunda, cuando los vómitos rutinarios hicieron acto de presencia.
Seguía bajando de peso y si seguía así, lo más seguro era que me recetaran más vitaminas y sueros.
No podía retener nada en mi estómago, aunque lo intentaba, Dios sabe que intentaba comer todo lo que podía
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Frio como el Hielo (Emiliaco)
FanficADAPTACIÓN!!! Joaquin Bondoni sufrio violencia domestica durante años, guardando silencio por miedo.Cuando Daniel, su novio lo envía al hospital después de una fuerte paliza, su mejor amiga lo obliga a dejarlo antes de terminar muerto. Huye a otra c...