Capítulo 36

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Joaquín

— ¿Le hablaste sobre lo qué pasó con Daniel? - preguntó Emilio, mientras estaba sentado como si nada, después de haberme ignorado todo el día. Valeria se movió para sentarse al lado de él demasiado cerca para mi gusto.

— Si, pensé que tú lo habías hecho ya - argumentó ella, jugando con sus manos. — No sé lo tomó muy bien.

Emilio bufó, se veía cansado, triste y agotado. Por un momento quise acercarme a él y abrazarlo, pero no lo hice porque estaba allí con Valeria. No había ido a la habitación a nuestra habitación a buscarme, estaba allí con ella. Tal vez a desahogarse, hacer lo que debía y me gustaría que hiciera conmigo. Me dio la razón cuando comenzó a hablar, siendo tan abierto con ella como nunca lo fue conmigo.

— Sabía que no iba a tomarlo bien, Joaquín no está preparado para toda la mierda que me envuelve, para todo lo que soy capaz de hacer - explico, me di cuenta al instante que no hablaba solo de lo de Daniel, había algo más, y por la forma en la que Valeria le apretó el brazo, ella sabía de lo que hablaba y yo no tenía idea.

— No lo sabes si no le cuentas, tienes que dejarlo entrar en tu vida, es el padre de tu hijo - dijo Valeria.

Tuvo que haberme hecho sentir mejor que ella estuviera abogando por mí, pero en cambio, me dolió que incluso ella le recomendara hacerlo, porque era lo más lógico. El único que seguía negándose era Emilio, él seguía con misterios, secretos, seguía siendo tan hermético conmigo como cuando lo conocí, era simplemente un error mío pensar que habíamos avanzando en algo.

— No lo entiendes, no puedo hacerlo - rugió, como si le costara solamente decirlo. — No puedo abrirme ante él, me cuesta demasiado.

— ¿Y por qué conmigo si puedes hacerlo? - preguntó Valeria, pero era la pregunta que yo también quería hacer.

— Porque contigo es diferente - dijo secamente.

Había esperado muchas cosas, pero no sentir el dolor tan fuerte en mi pecho. Ni siquiera saber que había matado a un hombre por mí, me ocasionó tal dolor. Esto era más que eso, era Emilio siendo un completo imbécil, abriéndose a otra persona que no era yo.

— Lo siento mucho Emilio, sé que las cosas están mal entre ustedes - siguió diciendo Valeria, cuando recuperé el sentido para volver a escuchar. — Espero se solucionen pronto.

Casi me reí, era obvio que estábamos mal, ella seguramente nos escuchó anoche y se dio cuenta de que Emilio estaba durmiendo en el sofá.

— No lo sé, me siento tan atrapado, lo amo tanto que me da miedo romperlo. No somos una pareja convencional, nos regimos de forma diferente y la jodida mierda qué hay en mi cabeza no me deja en paz, la vocecita que me dice que él tiene que estar con alguien mejor. No puedo avanzar, necesito más ayuda de lo que pensaba.

Para este punto yo ya estaba llorando, me senté aún lado de la puerta apoyándome en la pared, mientras los escuchaba. Por al menos una media hora, lo escuché derramar todos sus pensamientos, miedos, sentimientos a Valeria, mientras que ella lo escuchaba, lo apoyaba y le daba consejos. Ambos se entendían a la perfección, había un vínculo entre ellos, algo fuerte que los unía. Parecía que no hubiesen pasado años sin verse, porque eran como si nada hubiese pasado.

Y cada palabra, cada pensamiento, cada miedo, suspiro, risa, fue como un puñal en mi corazón. Escuché atentamente como Emilio se abría con otra persona, hablando sobre mí y otras cosas más, incluso sobre el doctor Martínez. Me sentí tan herido, tan traicionado. Si los hubiera sorprendido en la cama me había dolido menos, de eso estaba seguro. ¿No se suponía que era en quien más confiaba?, ¿con quién iba siempre cuando estaba mal, cuando no podía ni consigo mismo? Era su novio, el futuro padre de su hijo, la persona más importante en su vida y sin embargo, él estaba aquí con otra persona contándole lo que a mí nunca me contó, refugiándose en ella.

Frio como el Hielo  (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora