Capitulo 28

755 76 13
                                    


Joaquín

Adrian no nos explicó mucho, solo dijo que David le había pasado algo grave y que teníamos que ir de inmediato al hospital y entrar por emergencias.
Ambos saltamos del suelo y nos pusimos en movimiento, Emilio tomó el auto y apenas cerré la puerta del auto, aceleró por las calles de la ciudad.
Sentía una presión fuerte en mi pecho, y el miedo casi paralizándome.



Adrian no era la clase de chico que exageraba, y si se escuchó tan desesperado, era porque la situación era realmente grave.
No dijimos ni una palabra en el camino, Emilio estaba metido en su propio mundo, manejando casi al límite de velocidad, sus nudillos era blancos mientras apretaba con fuerza el volante.
No lo había dicho, pero sabía que estaba muy preocupado, David era su hermanito y aunque a veces peleaban, lo adoraba, era más como un segundo padre para él.
No era muy difícil querer a David así que ya también estaba muy preocupado.



¡Dios santo!
Emilio maldijo cuando un auto se interpuso, pero logró esquivarlo y aceleró aún más, haciendo que yo lo mirara con preocupación.
Si un policía nos veía ahora, nos podía detener, estábamos sobrepasando el límite, por muy poco pero aún así lo hicimos.


—Emilio – llamé con suavidad.
Me dio una mirada rápida, estaba concentrado en el camino frente a él.
—Todo va estar bien.
Puse mi mano encima de la suya, y poco a poco, se fue relajando, hasta que soltó el volante, dejando solo la mano izquierda ahí y con la otra entrelazó mis dedos con los suyos, apretándolos como diciéndome que me necesitaba.
Iba a estar para él, eso era lo que más necesitaba, no sentirse solo nunca más.
David iba estar bien, también, era un chico sano, fuerte nada malo iba a pasarle.


Llegamos al hospital en tiempo récord debido a la velocidad con la que Emilio condujo.
Entramos y llegamos a la sala de espera donde todos los familiares de los ingresados por emergencias esperaban, Emilio nunca soltó mi mano y yo tampoco lo hice, sabía que eso era como un salvavidas para él.
La sala estaba repleta de sillas donde podías sentarte a esperar, allí vimos a Óscar, junto a Linda y Adrian.
Linda tenía los ojos negros, su rímel había corrido por estar llorando con fuerza. Su esposo lucía igual de mal, lágrimas inundaban sus ojos y la preocupación era evidente en su rostro.


De un momento para otro Emilio me soltó la mano para ir hacia Adrian, lo tomó de la camisa y lo empujó hacia la pared más cercana. Por primera vez no me sorprendió su reacción violenta, casi estaba esperándola, era la manera en que Emilio resolvía las cosas. Adrian tampoco parecía sorprendido o enojado, más bien se veía dolido y confundido, lo que me preocupo aún más.



—Dime qué mierda pasó – ordenó, con esa voz gruñona y amenazante que asustaba a cualquiera.
—Fuimos a una fiesta en él área de Preston – explicó, pero yo no tenía idea de que era ese lugar.
—Estábamos bebiendo, bailando, todo iba bien.... hasta que llegó Mario.


El cuerpo de Emilio se tensó, como un gato cuando siente el peligro.
Me acerqué un poco más, solo para estar ahí por si las cosas se descontrolaban, con Emilio eso era muy probable.


David había bebido más de la cuenta y Mario empezó a burlarse, diciendo que había tenido que llamar a su hermano mayor para que lo defendiera porque él era un cobarde y no podía – dijo Adrian, hablaba muy rápido y nervioso.
Cerré mis ojos con fuerza, todos parecieron pensar lo mismo. David era un buen chico, pero si decías las palabras necesarias, y adecuadas se convertiría en un dementé por la pelea. En eso se parecía a su hermano mayor, la diferencia es que él no era consciente de que Mario era un oponente demasiado fuerte para él.


Emilio presionó más fuerte el cuerpo de Adrian contra la pared, podía sentir la furia exudando de su cuerpo.
—¿Qué más pasó?
—Entonces, dijo algo así que tenía un nuevo perro y David enloqueció, comenzó a golpearlo y Mario respondió, empezaron una pelea pero joder, Mario era muy fuerte, siempre lo ha sido.
David dio buenos golpes también, y eso puso más furioso a Mario. Intenté meterme, pero dos de los amigos con los que siempre anda me tomaron para que no hiciera nada.


Frio como el Hielo  (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora