Capitulo 20

879 78 26
                                    


Joaquín           Maratón 2/3

Emilio no estaba para nada contento, respiraba con dificultad y lucía muy furioso, nunca lo había visto así.
No me dijo nada, de inmediato y sin previo aviso se lanzó hacía Javier, conectando su puño contra el rostro de mi amigo, tan fuerte que lo tiro al suelo.
De inmediato, la sangre salió a chorros y yo me metí en medio, antes de que siguiera golpeándolo.

—¿Qué demonios haces? – grité, empujándolo con mis manos en el pecho.
—¡No te atreves a tocarlo de nuevo!
El pobre Javier gimió de dolor, pero Emilio solo me estaba mirando, respiraba con dificultad y había algo extraño y loco pasando en sus ojos.
Nos miramos unos segundos, no importará que dijera Renato, Emilio no iba hacerme nada malo a mi, pero a mi amigo si.
Javier se levantó con lentitud, tocando su nariz, mirando el reguero de sangre que había.


—¿Qué te pasa hombre? –preguntó demasiado calmado.
—¿Cuál es tu jodido problema conmigo?
—Que lo besaste, ese es mi jodido problema –gruñó Emilio
Su voz estaba cargada de una advertencia tan fuerte que incluso yo tuve miedo por Javier.
Dios, ¿en dónde lo había metido? De donde iba saber yo que Emilio iba a venir precisamente ahora y que justo me encontraría besándome con otro hombre.
Había estado ignorándome, no tenía sentido


Renato también salió, en cuanto se dio cuenta lo que pasaba, negó con la cabeza y me dio una mirada de: ,,te lo dije" que ignoré sabiamente, no era el momento para eso ahora.
Me acerqué a Javier, ignorando el gruñido de molestia de Emilio, ahora mismo no quería verlo, estaba más preocupado por el hombre que tenía la nariz rota, solo por darme un beso.



—Lo siento mucho –dije, pero él se echó para atrás cuando intenté ayudarlo.
—Hay que ir a emergencias.
—No sabía que tenías novio, ¡mierda! No te hubiese besado si supiera.
—¡No tengo novio! – exclamé y me sentí tonto de inmediato.
—Que irónico, porque hace solo dos días tenía mi polla dentro de ti.

Renato empujó a Emilio para que cerrara la boca, pero no les preste atención, estaba mirando la expresión de asombro y decepción de Javier.
Mierda, la había cagado, estaba consciente de eso, había espantado a un chico dulce y bueno que podría haberme hecho feliz.


—Me voy, esta mierda no es para mí – dijo al fin, dándose la vuelta, pero lo detuve.
—¡Voy contigo!
—¡No! – dijo Emilio de inmediato.


Lo fulmine con la mirada, justo ahora quería matarlo.
Pero Renato increíblemente se metió.
—Yo lo llevaré a emergencias, me siento culpable por no haberte advertido que Emilio estaba aquí – explicó Renato sacando las llaves de su auto.
Miró a Emilio, y le dio la mirada más terrorífica que yo había visto darle a alguien.
— Controla tu mierda delante de él, no se lo merece.


Emilio asintió, así que se fueron hacia el auto de mi hermano, Renato incluso tuvo la delicadeza de abrirle la puerta al pobre Javier.
Quería ir con él para asegurarme de que estaba bien, después de todo, era mi culpa, pero también sabía que Emilio no iba a dejarme ir, ya estaba bastante alterado y no quería hacerlo enojar más, si no iba apagar su furia con mi amigo de nuevo y él no tenía la culpa de nada.


Cuando el auto se puso en marcha y salió hacia la vía, perdiéndose por el camino, fue cuando me di la vuelta y entre a la casa, pasando junto a Emilio.
Estaba furioso, pero más lo estaba yo, no tenía ningún derecho aparecerse de la nada en mi casa y golpear a las personas como un loco, no era mi novio, ni mi esposo, me alejo de su vida y ahora estaba aquí jodiendo.

Tiré mi bolso sobre el sofá que habíamos comprado recientemente y solté un gruñido de frustración, escuchando a Emilio cerrar la puerta. Vino detrás de mi, aunque él ya estaba calmado, yo no.
Quería matarlo, utilizar esas clases que me dio y hacerle pagar, aunque sabía que no podría con él.


Frio como el Hielo  (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora