Tanaka Akane, una joven de 16 años conocida por ser despistada pero a la vez una de las mentes más brillantes de su clase, pero una vida completamente desastrosa.
Baji Keisuke, un joven de 17 años que repitió de curso y era conocido por ser un "del...
Fui obligado a marcharme del lugar. La policía estaba cerca junto a la ambulancia y si nos quedábamos más tiempo estaríamos en serios problemas.
Podía sentir mi corazón latir con fuerza en mi pecho y mis lágrimas no paraban de salir al recordar la imagen de mis dos amigos tirados en el suelo. Me culpaba por no percatarme que Akane se había ido a meter en la pelea, sabía lo terca que era cuando algo tenía que ver con Baji-san y aún así lo deje pasar.
Que tonto fui.
Su herida había sido grave, lo podía notar por la cantidad de sangre que salía de ella y por lo rápido que su cuerpo se estaba enfriando. Baji por otro lado había recibido un golpe que lo dejó inconsciente al instante, el sonido que provocó el impacto de su cabeza con el suelo es algo que jamás podré borrar de mi mente.
Me dolía saber que podía perderlos a ambos, mis pasos eran más apresurados para llegar al hospital a tiempo y esperaba fielmente que los paramédicos pudieran ayudarlos.
Kazutora se había quedado atrás, Takemichi había logrado detener la pelea a tiempo o mejor dicho a Mikey. El chico de mechas se había quedado a cuidar de ambos, estaba arrepentido de lo que provocó y todos podían notarlo por su mirada asustada.
El estaba dispuesto a entregarse si uno de ellos moria o ambos.
-chifuyu, estarán bien- fue Mitsuya quién me saco de mis pensamientos apoyando una mano en mi hombro.
Él tiempo corría de manera extraña, no se en que momento llegue al hospital con el resto de Touman, no se en que minuto mi cuerpo termino colapsando en el suelo producto de las fuertes emociones.
Lo único que sabía es que deseaba ver a mis dos mejores amigos felices de una vez por todas y esperaba estar a un lado de ellos para verlo.
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•Takemichi•
El cuerpo de Chifuyu cayó al suelo, agradezco los reflejos de Mitsuya que fue capaz de sostenerlo antes que se golpeará con el suelo del hospital.
El rubio había experimentado emociones muy fuertes en un corto período de tiempo. El era el más unido a ambos y no podía imaginar la preocupación que cargaba al saber que uno de ellos o incluso ambos podían perder la vida.
Todos estábamos nerviosos, llevábamos tal vez unas dos horas en este lugar y no habían noticias de ninguno de los dos que entraron al quirófano. Mi mano tembló al recordar lo que chifuyu me pidió y mi cerebro intentaba formular las palabras correctas para no cagarla.
