Tanaka Akane, una joven de 16 años conocida por ser despistada pero a la vez una de las mentes más brillantes de su clase, pero una vida completamente desastrosa.
Baji Keisuke, un joven de 17 años que repitió de curso y era conocido por ser un "del...
Akane ingresó a su casa luego de dejarle los juguetes a su hermano, todavía podía recordar en su mente la gran sonrisa que este tenía en su rostro al sostenerlos y como decía que ahora todos los niños iban a pensar que el era él más genial de la escuela, realmente amaba verlo feliz.
Haría lo que fuese con tal de tenerlo nuevamente a su lado.
El olor a cigarro inmediatamente invadió sus fosas nasales a penas cruzó la puerta de su casa haciendo que arrugara su nariz a modo de desagrado. Lo más probable es que su madre junto a sus amigos se dieran un paseo en la tarde que llevó a que el lugar fuera un completo desastre.
Suspiro intentando aguantar su enojo y ató su cabello en una cola alta para comenzar a limpiar el lugar e intentar quitar el olor que tanto le desagradaba.
Sabía que tardaría al menos un par de horas en arreglar este lugar, por lo que en su cabeza comenzó a repartir los tiempos de las cosas que debía hacer en la noche para cumplir con todas sus obligaciones.
Tareas, terminar la pintura y hacer un regalo de agradecimiento para Baji era lo que tenía en mente.
Simplemente se dedico a tararear un par de canciones intentando aligerar el ambiente e ignorar el rugido de su estómago que pedía por un trozo de comida que por ahora no podía tener.
Fueron 3 largas horas para que Akane terminará de limpiar y el lugar quedará algo más decente y ordenado para que alguien pudiera vivir en él. Fue a su baño para darse una ducha rápida para así librarse del sudor y aligerar un poco su dolor de espalda.
Su ducha no tardo más de 10 minutos y luego se fue a su cuarto para vestirse con algo más cómodo y completar sus tareas. El profesor de químicos y física fueron los que dejaron un par de ejercicios que Akane tardó unos 20 minutos en completar ya que era una de sus materias favoritas.
En si adoraba la ciencia y es por ello que había ido a múltiples concursos por su escuela y siempre sacaba primer lugar, razón por la cual ahora su cuarto se encontraba lleno de diplomas y medallas que mostraban lo mucho que se esforzaba y sabía del tema.
¿Pero de que le servía tener tanto si nadie lo apreciaba?
Siempre esperó que su madre la felicitara o simplemente le dijera "estoy orgullosa de ti" como lo solía hacer su padre con absolutamente todo lo que hacía en su vida, recordaba perfectamente como una vez se cayó en su primera vez andando en patines y su padre la felicitó por aguantar más de 5 minutos.
Esas eran las actitudes que la hacían comprender lo diferentes que eran.
Cerró su cuaderno tras terminar el último ejercicio y esta vez decidió terminar con su pintura lo antes posible. Colocó la alarma en su teléfono exactamente a las 5 de la mañana para tener tiempo para preparar los cupcakes.
Sería una larga noche.
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