Tanaka Akane, una joven de 16 años conocida por ser despistada pero a la vez una de las mentes más brillantes de su clase, pero una vida completamente desastrosa.
Baji Keisuke, un joven de 17 años que repitió de curso y era conocido por ser un "del...
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"Hiro ahora estaremos juntos y no dejaré que nada ni nadie nos vuelva separar, lo prometo"
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Hoy era el día que tanto deseaba y esperaba desde hace un año.
No podía parar de moverme de un lugar a otro mientras tenía galletas horneándose y al a vez ordenaba mi cuarto. Mi felicidad podía ser desbordada por cada parte de mi cuerpo y creo que todos eran capaces de verlo con tan solo darme una rápida mirada.
- Akane si te sigues moviendo tanto te vas a caer - hablo con un suspiro cansado Kei.
- no puedo evitarlo, todo debe estar perfecto - dije emocionada mientras revisaba las galletas en el horno.
Kei se había ofrecido a venir y ayudarme a ordenar ya que hoy era un día muy importante para mí y él lo sabía, ya que no había parado de hablar de ello en toda la semana pero finalmente Hiro pasaría un fin de semana conmigo en el departamento de Benkei.
Después de un par de días donde nos comunicamos mayormente por teléfono o videollamadas gracias al señor Winchester, el logro obtener la tutela completa de Hiro por lo que el orfanato ya no era capaz de intervenir por lo que ahora yo tenía el pase libre para verlo cuando quiera.
Estaba agradecida con el por su actuar y lealtad hacia su padre, pero aún les quedaba una conversación pendiente para saber la verdadera historia tras la pandilla de ellos.
Con respecto a Benkei, el mayor se había ido a atender un asunto con Wakasa y Takeomi, por lo que Baji no tardó en ofrecer su ayuda para que todo estuviera en la mejor condición cuando mi hermano menor llegara, claro que las advertencias de Benkei no faltaron.
- todo estará bien, lo sé- dijo Kei cruzando sus manos por mi cintura para mantenerme en mi lugar en un intento de calmarme.
Deje que mi cabeza cayera hacia atrás hasta chocar con su pecho y el dejo un beso en el espacio entre mi cuello y hombros. Sus manos se sentían cálidas sobre mi cintura repartiendo caricias y su presencia logró calmar mi nerviosismo en cosa de segundos.
- lo sé, lo lamento- dije acariciando sus manos - es solo que hace mucho no lo veo y quiero que recuerde este día como un buen momento.
- y lo será linda, Hiro ama estar cada segundo contigo - dijo mientras me daba la vuelta para que nos miráramos cara a cara - tal y como yo - sonrió para luego posar sus labios sobré los míos.
Un cálido y tierno beso empezó, su calma podía ser transmitida a mi cuerpo con ese pequeño, pero a la vez gran gesto. Sus grandes manos se paseaban por mi espalda repartiendo masajes y cerré mis ojos unos segundos disfrutando de su tacto, luego de unos segundos me separé de él y le devolví la sonrisa.
