Parte 13. Marie.

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Una hilera de furgonetas de color naranjas se agolpaban en las lindes del bosques.

Observé sin demasiada meticulosidad a los hombres allí reunidos.

Había algo en común en cada uno de ellos; todos llevaban un rifle al hombro.

Me bajé de la destartalada furgoneta con la que iba al instituto cada día y me fui derecha al policía que parecía estar dirigiendo todo aquello.

Era el chico que había venido al instituto a darnos la charla sobre la policía. Aquel que quería ganar adeptos para presentarse al cuerpo.

-¿Están dando caza a los lobos? - pregunté sin mucho preámbulo.

El chico que no dejaba de parecer un crío por mucho uniforme que llevara me reconoció. 

-Sí, no debería de darte esta información pero por ser tú lo haré. Ya hay un grupo de hombres ahí dentro buscando lobos. 

Un disparo paralizó nuestras voces y los dos dimos un respingo asustados.

Sería policía pero el sonido de un balazo no deja indiferente a nadie. Mis oídos estaban acostumbrados a ello puesto que vivía en una zona de bosque y era habitual que durante temporadas al año se abrieran zonas de caza pero aún así, un balazo tan cerca sobresaltaba.

-Deberías marcharte a casa - me dijo. - Si quieres te escolto pero debes meterte en tu furgoneta. Algún lobo podría acercarse a la linde del bosque.

El corazón se me salía del pecho.

-No pueden matar a los lobos - dije. - No pueden hacerlo. No ha sido la manada. Habría que identificar al lobo que lo ha hecho. Hagan con él lo que quieran pero no maten a todos los lobos.

Supongo que mi voz era suplicante porque me miró con condescendencia y dijo:

-¿Y cómo podríamos identificar exactamente al que lo ha hecho? Vuelve a tu coche, por favor, ahora te escoltaré a casa.

-Tienes que sacar a todos esos hombres de ahí - dije en un tono más firme que no sirvió de mucho puesto que el policía siguió a lo suyo. - Tienen que hacerlo porque una amiga mía está en el bosque.

El policía se giró de golpe para mirarme.

-¿Hay alguien ahí?

Asentí con la cabeza.

-¿Estás segura? 

-No lo diría si no estuviera segura.

El policía sacó su celular para marcar el número de alguien. Después puso cara de fastidio y dijo:

-Vya,lo siento, no hay cobertura. No te preocupes por tu amiga, la gente que hay en el bosque es muy cuidadosa y no dispara al azar y la figura de una persona se reconoce de inmediato.

Mi estratagema no había servido de nada y no tuve más remedio que hacerlo.

Me adentré en el bosque y lo último que escuché fuera de él fue los gritos del policía llamándome para que regresase. 



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