Parte 14. Jacob.

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El ruido de los disparos era ensordecedor. 

Nos disparaban y nosotros, como cualquier animal asustado, huíamos buscando refugio. A mi lado escuché un gemido. No me hizo falta girarme para saber quién había caído. Pero no había tiempo de detenerse. Aunque lo hubiera hecho no habría servido de nada.

Capté un olor nuevo.

Olor a tierra...a tierra mojada.

Nos estaban llevando hacia el lago.

Estaba claro el plan de los cazadores. Llevarnos hasta el lago inmenso para que no tuvieramos escapatoria.

Se me pasó por la cabeza la idea de avisar a los demás.

El jefe de la manada y su hembra iban a la cabeza. Dudaba que pudiera alcanzarlos pero dirigía a la manada a una muerte segura.

No le di más vueltas.

Cambié de rumbo, giré en otra dirección.

Ninguno me hubiera escuchado.

No quise girar la cabeza para no ver como se precipitaban hacia la muerte.


EscalofríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora