Ella es la jefa, no me involucro con personas que trabajan a mi lado y mucho menos que se crean que son tan guapas que pueden tener a todas las mujeres a sus pies. Busco las llaves de la camioneta, quiero irme ya, estoy nerviosa, sobre todo excitada, su presencia emana una energía sexual alta que me atrae. Introduzco la llave en la cerradura, pero es demasiado tarde, me acorrala entre el carro y su cuerpo, quiero derretirme en sus brazos, es más quiero poseerla aquí en el estacionamiento.
¡Reacciona Juliana, el no ir al club ayer alboroto tus hormonas!
— ¿Tan pronto se va señorita Valdez? Necesito hablar con usted un momento en privado —susurra sensualmente en mi oído.
La piel se me eriza por su cercanía, nunca pensé que una mujer fuera a afectarme tanto tal vez lo que me hace estar así, es porque no descargue mis energías con un sub, si eso debe ser. ¡Resiste ya falta menos para la gala!
— ¿Podemos hablarlo el lunes, señora Carvajal? Mi horario laboral terminó —Le empujo, quiero alejarla lo más posible. ¿Usa pupilentes o porque cuando lo conocí tenía los ojos azules? Joder es tan extraño.
—No. Me entere que mi hermana la acoso ayer a la hora de la comida ¿Es cierto? — pregunta en un tono... ¿molesta?
— ¿Hermana? ¿Ahora saldrá con que tiene un hermana gemelo, para hacerse la inocente? ¡Por favor no soy estúpida! —grito enojada. No puedo creer que me salga con esto en vez de aceptar lo que hizo.
Nunca he dicho semejante cosa de usted, sin embargo es su problema si no me cree —respondió enfadada. Cruza los brazos, ¿es que no piensa irse de aquí?
—Digamos que su "gemela" si dijo cosas agraviantes ¿Qué va hacer usted, si tienen la misma sangre? —Y aquí se le acaba su teatrito a la jefa.
Veamos cómo sale de esto.
—Nadie toca lo que es mío —susurra.
¡¿Qué?!
Annie llega en este momento, le agradezco de ser así o dejo tirado en el suelo a la hija de puta.
¡Quien se cree para decir que yo soy de su propiedad!
— ¿Interrumpo algo? —Ella nos ve a ambas, le regalo una mueca de agradecimiento.
—No claro que no Winters, le estaba diciendo a la señorita Valdez, que la quiero en mi oficina el lunes a primera hora —Habla con naturalidad, como si hace unos instantes no estaba sobre mí—. Si me disculpan tengo un compromiso muy importante. Que tengan un buen fin de semana.
Da media vuelta alejándose, me permito observar el espectacular cuerpo que posee, anchas caderas, espalda ancha, esas piernas tan... ¡Joder, necesito tener sexo cuanto antes!
—No está a tu alcance Juliana —comenta de pronto, no logro entender el significado de lo que quiere decir.
— ¿Perdón? Creo que te estas equivocando.
—Claro. Deja te limpio la baba que tienes justo al lado de la boca —Según la remueve con su mano. Manoteo para que las retire, no me gusta que me toquen sin mi permiso.
— ¿Nos vamos ya? —replico un poco molesta.
—Sí.
Subimos al carro y arranco del lugar.Una vez dentro del apartamento, voy a la habitación en busca del atuendo de mi amiga, cuando lo vi, me gustó para mí, pero al conocer a Ann cambié de opinión, es perfecto para que lo use. La llamo, ella ingresa a la pieza, sé que no se siente muy cómoda usar algo prestado. Así que la obligaré.
—Esto es lo que vas a estrenar esta noche, antes de que repliques, no te lo estoy pidiendo es, una orden.
—No es necesario, solo vine para decirte que no voy a ir —murmuro apenada.
¡Vaya sorpresa! Ahora entiendo por qué lloraba ayer, es por un cabròn de los Dom con los que ha jugado.
— ¿Quién fue? —cuestiono.
He de parecer una entrometida, pero no me gusta que el juego traspase fuera del club, no es permitido que nuestras relaciones de Amo-Sumiso salgan al exterior.
—N...no sé de qué hablas, Juli —Su nerviosismo dice que estoy en lo correcto, presionarla es peor, así que voy a cambiar de tema—. Fue Armando Castillo, creí que teníamos una relación más íntima. Veo que me equivoque.
¡Me las va a pagar ese pedazo de idiota!
Es el Dom que todas quieren, por ser un romántico empedernido, les endulza el oído con palabras de amor, para después botarlas. Ha intentado seducirme, ya que varias Dominatrix se acostaron con él, pero me mantengo firme en lo que quiero y no tengo pinta de ser una sumisa de otro.
—Demuéstrale de lo que se pierde. Eres muy guapa, cualquier Amo está encantado de tenerte en su cama —declaro contundente.
La duda aparece en su rostro, tras meditarlo, accede; le mando a ducharse, la regadera se oye, mientras yo sigo en busca de los zapatos, el collar y el antifaz, lo acomodo en la cama, saco la plancha para el cabello, he decidido alisar su cabello, será un cambio notable. Ella sale envuelta en mi toalla.
—Te dejo para que te vistas. La ropa interior nueva está en el primer cajón de la derecha, toma la que quieras, mientras voy a darme un baño en la habitación de invitados.
—Gracias por esto. No sé cómo agradecerte —Annie era una chica tan sensible, frágil y enamoradiza.
—No hace falta que hagas eso, eres mi amiga y eso es lo que importa. Tal vez me agradezcas con el hecho de que te diviertas un poco —Le cierro un ojo, ella se ruboriza, aun no sé cómo fue que llegó a formar parte de esto, espero que algún día pueda tenerme la confianza para decírmelo.
Cierro la puerta.
Abro la puerta del cuarto, le pongo el cerrojo, me voy desnudando por el camino, giro la perilla de la regadera, rápidamente el agua helada, cae por mi cuerpo, es la única vez que me permito relajarme, tomo el shampoo de vainilla, vierto un poco en la palma de mi mano, tallo mi cabello con delicadeza, la sensación producida, hace que suelte un pequeño gemido de placer, a la esponja para el cuerpo, le agrego el gel de baño, este huele a coco. Froto cada parte de mi cuerpo, no quiero que el sudor de esta mañana se quede, vuelvo a dejar correr el agua, poco a poco se va por el desagüe mis problemas, frustraciones y el jabón.
Me pongo la bata, para salir del baño y de la habitación, toco la puerta muy fuerte para que Annie me escuche, el rechinar de la perilla me dice que puedo ingresar, estoy anonadada al verla. Si fuera mi tipo me la follarìa ahora mismo.
¡Se ve bellísima!
El corsé rojo le realzó más sus curvas y atributos, le acompaño con una falda de cuero larga, abierta justo por la mitad, lo que me sorprendió es las medias de red negras combinadas con unas botas altas que llegan a su rodilla, el collar que la adorna es de terciopelo rojo que se abrocha con el corsé, sumando su posición de sumisa, pero que está libre para cualquier Amo.
— ¿Y bien? ¿Qué tal luzco? —Un ligero tono ansioso asoma por sus labios, puedo decirle que se ve preciosa, pero ese calificativo queda muy en corto.
—Arrebatadora. Me dejas impresionada, si te vistieras así siempre, los hombres pelearían por tu atención —aseguro con determinación. No hay mujeres feas, si no mal vestidas y maquilladas—. Ahora siéntate frente al espejo, voy a maquillarte y peinarte.
Hace lo que le pido, pongo un poco de base en el rostro, el corrector es segundo en aplicarse, tomo las brochas para aplicar el contorno, los glitter para ojos, rubor. Decidí que el color en sus parpados seria negro con una pequeña parte en rojo, una vez listo, le delineo con una gruesa línea, sus labios son de un color vino. Le aliso el cabello, dejo pequeñas ondas en la puntas y he terminado.
¡Oh por Dios! ¡Esta irreconocible!
La dejo que se vea en el espejo puedo jurar que está apunto de desmayarse, coloco el antifaz negro con pedrería roja, Annie se encuentra lista para nuestra noche. Ella no deja la habitación, por lo que cojo una braga de encaje diminuta, ya que para mí vestido no debo usar sostén, la espalda es totalmente al descubierto, es de color negro con grabado dorado. También me pongo unas medias de seda negras, que me quedan arriba de la rodilla, voy por mis tacones negros y me los calzo.
Me maquillo tan rápido como puedo, ya es muy tarde, mientras el ferro se calienta, busco un collar para acompañar mi atuendo, aunque no es necesario pues los Dominatrix no lo usan, pero esta noche quiero ponerme uno. Annie pega un grito al verme.
—Luces como una diosa. ¡No puede ser! ¡Tienes tatuajes! —chilla como una adolescente.
Así es, tengo tres tatuajes, uno en la columna vertebral, este dice: “Cuando vences tus miedos, se destruyen tus límites”, el segundo está en las costillas es un libro viejo y por último en mi hombro izquierdo se encuentra la torre Eiffel, por un suceso que marcó mi vida por siempre—. De adolescente me quería tatuar, pero mis padres eran muy estrictos y me olvidé de eso.
—El primero me lo hice a los dieciséis, los demás llegaron poco tiempo después —Lo recuerdo felizmente, nunca me voy a arrepentir por haberme tatuado.
Aliso mi cabello, lo rizo por completo, rocío spray en los rulos para que duren más, guardo todo en su lugar, le hago una seña a mi amiga para salir de la habitación, apago la luz y llevo mi antifaz en la mano. Bajamos al estacionamiento, desactivo la alarma y arranco mi Land Rover.
La ciudad de New York sigue en su mayor viveza, los edificios iluminan todo a su paso, los antros están a reventar, los gritos en los conciertos aumentan mi alegría, en pocos minutos llego a nuestro destino. El club Burlesque es donde puedes ser tú mismo sin nada que te pare, bajamos de la camioneta y me coloco la máscara, saludo a Robert MacEvran, el cadenero de este lugar, nos conocimos la primera noche que llegue, simplemente congeniamos.
—Bienvenida Juliana, te extrañe. Pasa —Es un exagerado. Ha pasado una sola noche en la que no me presente, desengancha la cuerda roja para permitirme el paso. Sus ojos se posan en Annie, está asombrado por su vestimenta, toso disimuladamente y él lo capta—. Pe...Perdón.
— ¡Oh Dios mío, te ruborizaste! —Le molesto, es un hombre que no muestra ninguna emoción, a veces pienso que es un robot, hasta el hombre más frio le llega la mujer indicada—. Tal vez después te la presente, campeón.
Le codeo el brazo y le giño el ojo, él niega con la cabeza, me rio. El club es de un estilo gótico, las silla forradas en piel roja, acompañan a las mesas metálicas, que son para los nuevos Subs, que puedan tomar un trago con otro amigo, en la parte del fondo del lugar se encuentran unos sillones negros, donde los Dom pueden tener más privacidad, para hacer con sus Sumisos lo que quieran, hay algunos que les gusta estar en compañía de otros y estos ven como se follan a su compañero, jamás me ha gustado ser exhibicionista, seas Amo o Sumiso debe haber privacidad en el acuerdo; solo para los miembros exclusivos del club se les da una membresía anual, donde pueden utilizar una habitación, con juguetes sexuales, está prohibido que otro miembro entre ahí si no tiene el pase.
Frente a la barra se encuentra la pista de baile, para que los sumisos puedan bailar y los Dom elijan a su compañero, pero no pueden tomar a quien ya tiene dueño, para eso se les obliga a ponerse los collares lisos, eso quiere decir que son libres. Creo que llegue tarde para la presentación de los nuevos participantes, bueno eso no importa mucho.
Vamos a la barra por unos tragos, que terminamos apenas estuvieron sobre nuestras manos, arrastro a la pista a mi amiga, bailamos con desenfreno, el sudor se va acumulando en nuestros cuerpos, le digo al oído a Ann que voy a pedir que cambien de música, ella asiente y sigue bailando. Mientras me abro paso entre los cuerpos, choco con alguien, es una mujer rubia, de ojos azules, le reconozco a pesar de la máscara que trae puesta.
¡Debe ser una maldita broma!
Le pido que me deje pasar pero se niega, es una gilipollas y pensar que en la mañana, me iba a dejar follar en el estacionamiento, sigo sin entender como carajos le hace para cambiar su color de ojos y mis emociones también.
— ¡Que agradable sorpresa señorita Valdez! La creía una santa, pero veo que es una traviesa. Eso quiere decir que si puedo tenerla en la cama, a mi merced —dice pervertida, algo me hace odiarla, es una asquerosa.
—Siga soñando Carvajal, ya le dije que no va a pasar. Hágase a un lado o no respondo.
—No me voy a quitar. Hoy voy a jugar contigo y tienes que obedecerme —Señala el collar que adorna mi cuello, era una mala idea ponérmelo, pero todos aquí me conocían por ser lo que soy, no era un problema. ¡Hasta ahora!
—Este collar no significa que sea una sumisa. Soy una Domme como usted y muchos de aquí. Le advertí que se quitara —Golpeo su entrepierna, aprovecho para ir a cambiar la música. Eso le enseñara a no meterse en mi camino nunca más.
El dj aceptó mi petición, por todos los altavoces sonaba música latina, me gusta el ritmo de esta, puedo dejarme llevar, además que mis padres son excelentes maestros de la danza. Encontré a Annie bailando sensualmente y me uno a su baile, unas manos tomaron mis caderas atrayéndome a un cuerpo duro, seguí moviéndome o mejor dicho restregándome contra aquel sujeto, se estaba poniendo muy duro, creo que voy a divertirme un rato, al voltear lo primero que me atrapa son esos ojos grises, es como si su energía, me envolviera completamente, hace unos instantes le aparte de mí, pero en este momento la quiero bajo mi cuerpo, sometida a mi voluntad.
Me rindo a esos ojos que van a ser mi mayor perdición.
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SEDUCIDAS POR LA NOCHE
FanfictionJuliana Valdez es una mujer fuerte, dominante, fría e independiente, su vida está dividida entre su trabajo y su pasatiempo favorito... ser una domme un club para prácticas BDSM llamado Burlesque. Ella no busca una relación permanente, pero eso se...