El reloj marcaba las cuatro treinta de la mañana. Me levanto una hora antes de lo usual. Una sensación desconocida trepa por mi cuerpo. Digo desconocida por que nunca la he experimentado antes. Me encuentro ansiosa y temerosa de regresar a trabajar, tal vez porque van a comenzar los rumores sobre Valentina y yo, pero eso no debe de importarme pero la hago. No quiero que en la corporación se rumoreara que yo suba de puesto por estarme tirando a la jefa. Si algo me caracteriza en mi trabajo es por ser capaz de resolver los problemas por mi cuenta o simplemente soy muy independiente para necesitar que alguien me ayude hacer mi trabajo.
Retiro la sabana de mí cuerpo y voy directo a hacer mis necesidades básicas. Una vez que termino me dirijo a la cocina, necesitaba un café para iniciar mi día bien. Sergio ya se encuentra buscando las tazas de la alacena. Al parecer los dos tenemos algo que nos preocupa o solo soy yo la paranoica.
— ¿Qué pasa? —pregunto.
—Estoy nervioso. Le voy a pedir a Ariana que sea mi novia —contesta.
— ¿No es algo precipitado? Le acabas de conocer —Si no hago algo, voy a perder a mi mejor amigo y cómplice de bromas, pero tampoco me gusta que él no encuentre el amor, porque si alguien merece ser amado es él—. Yo creo que debes de esperar un poco más de tiempo.
—No voy a esperar.
—Pero...
—Suéltalo Juli. ¿Qué te preocupa? —cuestiona impaciente.
¡Todo! ¡Que te olvides de mí! ¡Que ella me quite mi tiempo contigo!
Pero simplemente no puedo decirle eso. No quiero ser egoísta, ya bastante mierda tuvo con Konstance para que yo le haga lo mismo. Así que lo único que me queda es aceptar su decisión.
—Nada. ¿Y mí café? —Sergio me ofrece la taza ha preparado para él—. Voy a arreglarme. Te veo en unos momentos.
Sergio niega.
Sabe que le oculto la realidad de lo que pasa, pero no puedo alejar a mi amigo de la chica que le gusta. Es como si él me prohíbe follar con la jefa y yo estoy completamente loca si dejo que él me prohíbe eso. Nuestra amistad se basa en el respeto por nuestra vida personal y eso aplica las decisiones que tomamos. Me alejo para ir a la habitación.
Una vez en mi cuarto, selecciono lo que voy a vestir hoy. Elijo un pantalón negro junto una blusa color salmón descubierta de la espalda. Me gusta que vean los tatuajes que poseo. Le convino con unos tacones de plataforma del mismo color de mi blusa.
Después de veinte minutos estoy lista para ir a trabajar. Mi amigo ya me espera. Se ve tan sexy que me deslumbra. Su vestimenta se complementa de un traje azul de tres piezas y sus elegantes zapatos. Me encanta ver a un hombre en traje. Es como un fetiche que tengo, creo que por eso me gusta Valentina, porque verla así me hace ver que ella tiene el poder sobre cualquier cosa. Se ve imponente. ¡Y qué decir que le puedo mirar el culo magnifico que tiene! Soy una pervertida, pero muchas mujeres estarán de acuerdo conmigo.
— ¿Vas a verme o te vas a mover para ir a trabajar? —bromea.
— ¿Ya vas a ponerte pesado? —respondo—. Si es así voy a hablar con Ariana sobre cómo debe castigarte.
— ¿Así que a esas vamos? Le voy a aconsejar a Valentina que te amordace — contraataca. Me encanta que ya estamos más relajados y la ansiedad que tengo se ha esfumado.
—En tus sueños ornales.
Camino delante de él. Hoy le voy a dar el gusto de manejar mi camioneta. Juro que si le hace un ligero raspón… ¡lo mato!
—No hace falta que me amenaces. Tu cara lo dice todo. Tranquila que yo cuido bien a mí bebé — ¿Su bebé? Está loco si cree que le vuelvo a dejar manejar—. Digo, tú auto.
Salimos del estacionamiento del apartamento para dirigirnos a la Carvajal Tecnologie Industries. Las carreteras de New York son un desastre por las mañanas pues siempre están con mucho tráfico que prefieres viajar en tren.
A lo lejos se distingue el elegante edificio donde laboramos. Mientras más nos acercamos, la ansiedad se hace presente. Sergio toma mi mano y le da un pequeño apretón. Es la forma de decirme que está conmigo y que me apoya.
—Todo saldrá bien, Juliana. Deja la paranoia a un lado y que te importe un carajo si los demás hablan sobre Valentina y tú —Me anima.
—Tienes razón, S. Hagamos esto de una vez.
Cruzamos las puertas de cristal del edificio y la recepción esta desierta, solo Annie estaba asesorando a unos clientes. Saludamos y vamos a nuestro lugar de trabajo. Hoy tengo que hacer las correcciones del contrato con los alemanes y eso me va a tener muy ocupada.
Al salir del ascensor cada uno nos vamos a nuestros lugares para empezar a trabajar. Enciendo mi ordenador para comenzar con las correcciones y los puntos importantes sobre la asociación. Quince para las dos de la tarde y aún no llevo la mitad de mi trabajo, creo que voy a saltar mi hora de almuerzo para no atrasarme tanto. Un grito de Sergio me sobresalta, por lo que voy corriendo a su oficina.
— ¿Qué pasa? —digo preocupada. El corazón me late a toda prisa por el susto—. ¿Estás bien?
— ¡Soy el hombre más feliz! —grita de alegría.
— ¿Por...? —contesto confundida. A veces no sé qué pasa por la cabeza de Sergio.
—Hablé con el amo John para que me pasara el teléfono de Ari —me explica y continúa—, ¡en fin! Le marqué y le dije que si quería ser mi novia y dijo que sí. ¡Dijo sí!
Me alegro por mi amigo, pero si esa tal Ariana le hace sufrir… juro que la mato.
—Que bien. Ahora voy a continuar con lo mío.
—Claro. Y perdón —dice mi mejor amigo.
—No hay problema —respondo.
Salgo de la oficina de mi amigo hecha una furia. No porque ya tiene novia, sino porque yo me preocupo por él y sale con esto. Vuelvo a concentrarme en el documento que estoy redactando, cuando siento que mi teléfono vibra. Es un mensaje de Valentina.
De Valentina: Cielo, ¿dónde estás?
¿En serio pregunta eso?
Oprimo el botón para responder.
De mí: Deja de molestar. Algunos seguimos trabajando para ganarnos la vida.
Su respuesta me llega al instante.
De Valentina: Señorita Valdés, ¿recuerda lo que dijo en Hawái?
¿De qué carajos habla?
De mí: No. Déjate de rodeos y dime lo que quieres.
De Valentina: Te quiero a ti en mi escritorio dentro de quince minutos.
¡Ahora ya entiendo lo que dice sobre Hawái!
Envío una respuesta.
De mí: Lo siento jefa, pero será otro día.
De Valentina: Hay un contrato, cielo y lo estás rompiendo.
De mí: Claro que no guapa. Sólo tengo demasiado trabajo como para divertirme ahora.
De Valentina: Bien. Voy a castigarte cuando lleguemos al club. Lindo día, cielo.
Su mensaje me sube la excitación tanto que no puedo esperar a que nuestros juegos comiencen.
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SEDUCIDAS POR LA NOCHE
FanfictionJuliana Valdez es una mujer fuerte, dominante, fría e independiente, su vida está dividida entre su trabajo y su pasatiempo favorito... ser una domme un club para prácticas BDSM llamado Burlesque. Ella no busca una relación permanente, pero eso se...