SEDUCIDAS POR LA NOCHE

capitulo 22

Los besos de Valentina son abrumadores y crees te hacen tocar el cielo, pero a su vez expresa los sentimientos guardados que unas simples palabras no pueden expresar. Los claxon de los automóviles suenan constantemente pues mi estúpida jefa se detuvo en medio de la avenida

 ¿Cómo puede ser que una mujer como ella sea descuidada en ese aspecto? 

Tal vez no soy la única en perder la capacidad para pensar cuando estoy ante su presencia.

— ¡Carajo! —Por alguna razón luce molesta y me causa gracia. Valentina me da una mirada asesina—. ¿Se está burlando de mí, señorita Valdés?

Tengo dos opciones: la primera es decir que no y cambiar de tema o la segunda y mi favorita, decir que sí y hacerla enojar. Me encanta ver todas sus facetas. Así es como llego a conocer cada una de las debilidades y virtudes de las personas para después poder actuar en su contra o favor. Esa mujer me encanta y me cautiva como ninguna lo hace, por eso quiero aprender a lidiar con cada emoción que tiene.

—Claro. Valentina, debes aprender a ser más espontánea. Vas a llegar a los cuarenta y vas a ser una vieja amargada. Y tomando en cuenta que soy una mujer muy hermosa, puedo abandonarte e irme con una mujer que no sea tan gruñona —bromeo.

—Ya vas a ver lo que esta amargada te puede hacer —amenaza.

Por alguna extraña razón esas palabras elevaban mi libido. Soy una maldita ninfómana cuando se trata de Valentina, quiero que me toque por todas partes y que me folle como un animal hasta que ambas quedemos sin conciencia, llenas de sudor y con la respiración acelerada después del increíble orgasmo que vamos a tener. 

El camino parece eterno. Valentina enciende la radio y por los altavoces se escucha la canción girlfriend de la cantante Avril Lavigne.

— ¡Hey, Hey, you, you I don't like your girlfriend! —canto a todo pulmón. Ella me ve con diversión. Y unas tremendas inmensas ganas de corromperla nacen de mi mente perversa, lo que es decir que salga de su zona de confort. No todo en la vida es el trabajo. <<Habla la reina de los adictos al trabajo>> me burlo de mi misma—. ¡Canta conmigo!

Le amino. Subo el volumen. Me vale muy poco si quedo sorda antes de los cuarenta. Sonrío cuando veo como ella tararea mientras mueve la cabeza al son del ritmo. He conseguido que haga algo. Vamos a ir paso a paso. Puede que algún día ella sea la que cante primero.

¡Ya sé que voy a planear! ¡Iremos al Karaoke a cantar y a embriagarnos!

— ¿Le dedicaste esa canción a algunos de tus pretendientes? —pregunta. No soy de hacer esas cursilerías, pero si le hice una vez. Valentina arquea una ceja al ver que no respondo porque tal vez ya se dio cuenta que soy un completo desastre en mi vida.

Y así es. No pienso desmentirla.

—Lo hice y fue para demostrarle a Antonella Vanderhbil que yo también puedo enamorar a su novio Maximiliano. Terminamos en la oficina del director. Ella con la nariz rota y el cabello despeinado y yo con unos rasguños en la cara. ¡La maldita es una perra! —Lo recuerdo como si fue ayer. Aun puedo saborear mi victoria ante ella. No voy a olvidarlo a pesar de todo lo que hizo para culparme por el incidente—. ¿Y qué hay de ti, guapa? ¿Con cuántos te peleaste? ¿Cuántas mujeres pasaron por tu cama?

La verdad es que siento curiosidad si otras mujeres tuvieron la oportunidad de tener a mí mujer. En la etapa de la universidad todo el alumnado se vuelve un desastre total, sólo unos cuantos aprueban las asignaturas, yo por mi parte disfruté al máximo las experiencias que te ofrece. Fiestas, alcohol, sexo incluso llegué cruda a algunas asignaturas, pero eso no me impide que no fuera una excelente estudiante mientras cursaba la universidad. Yo si tenía en claro que debía que mantener el equilibrio entre la universidad y mi vida social. Lucho me hablaba desde parís para estar al tanto de mis calificaciones y siempre terminaba por pedirle que me aconsejara en todo lo que estaba haciendo. Valentina vuelve su mirada para contestar la pregunta que le hice.