Cada lugar por el que vamos, me trae recuerdos, tanto buenos como malos. Es una mala idea el haber aceptado venir, pero defraudaría a mi familia si no venía.
¿Y si decido irme? ¿El pasado no me alcanzará de nuevo?
Esa es la solución a todo. Pero, ¿dónde quedó la valentía que mis padres me enseñaron? No puedo retroceder, he venido aquí para celebrar con mi familia y amigos, además tengo una venganza que terminar. Antes de llegar a nuestro destino, llegue a un par de tiendas a comprar los regalos y claro lo necesario para la broma. El taxi dobló la calle, dejando ver la mansión más grande y hermosa de todo el pueblo. ¡Hogar, dulce hogar!
— ¡Ya vieron que casa tan maravillosa! —adula Annie. No se imaginan que sea al lugar al que vamos—. ¿Quién vivirá ahí? Deben de ser una familia muy rica o cercana a la realeza, me gustaría vivir como ellos.
Ella sabe que soy rica, pero aun así no sabe que tanto poder tiene mi papá. Aquí viene... Revelar quién soy en realidad y ver si pueden aceptar de dónde vengo, tal vez Annie lo acepte, lo que me preocupa es que Macarena revele a su padre que mi familia es verdaderamente rica y que él ya apruebe mi relación con Valentina.
— ¿Puede acercarse a la reja y llamar a los guardias? —Le pregunté al conductor. Él asintió y yo siento cada vez más el peso de la culpabilidad—. Diga que la señorita Juliana Valdés ha llegado.
—De inmediato —responde.
—No creo que te dejen pasar, ¿o es que sabes quién viven en tan lujosa mansión? — Macarena parece desconcertada. Me causa gracia que aún no relacione que dos más dos es igual a cuatro.
—No creo que aquellos hombres le prohíban la entrada a la hija de sus jefes. Y antes de que quieran preguntar, no voy a contestar nada. ¿Entendido?
—Bien —responde Macarena. Pero su tono de voz, dice lo contrario.
A mi lado está Sergio, luce emocionado. Cada navidad que hemos festejado, es sin duda diferente al anterior y está vez va a ser inolvidable. El conductor ya ha avisado que estamos aquí, lo extraño es que los de seguridad no han abierto.
—Señorita, dicen que no pueden dejarnos entrar, ya que en la mansión no han autorizado nada —informa el taxista.
¡Pero que mierda! ¡Esto es obra de mis hermanos!
Ya voy a encargar de ellos más al rato. Abro la puerta para salir del auto. El viento helado golpea mi rostro y si duro un mucho tiempo afuera, voy a enfermarme. Camino con cuidado, ya que si doy un paso en falso, voy a romperme algo. Los gorilas de mí padre, no han hecho nada para comunicarse de nueva cuenta. Eso me hace perder la poca paciencia que tengo.
— ¡Abran la maldita reja o les juro por sus madres, que les corto los huevos y se los doy de comer! —amenazo. No puedo creer, que siendo navidad y mi comportamiento sea inmaduro—. ¡Voy a entrar, quieran o no!
Sergio baja del auto para detener cualquier estupidez que se me ocurriera. De pronto la puerta se abre, dejando ver a mi padre. Me sorprende que siempre se vea elegante, vistiendo una simple camisa de vestir y unos pantalones.
— ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué tanto escándalo? —Los de seguridad le informan todo lo sucedido a papá. Ahora mismo desearía, que la tierra se abra y me trague—. ¿Eso es cierto, Juliana?
—S... Sí —tartamudeo. Él es el único hombre que puede ponerme nerviosa.
Negó con la cabeza. Tal vez lo avergoncé, debería comportarme como una mujer adulta. Vuelve su mirada para Sergio.
—Sergio, hijo que bueno que viniste. Mi esposa no dejó de atormentar a mí pequeña morena, hasta que logrará convencerte de venir —expresa con amor mi papá.
Y es verdad. Lupe Valdés, es la mujer más terca que conozco, ella no acepta un "no" por respuesta. Mi padre, quedó flechado ante su fuerte carácter. No dejan de contar su historia, de cuando él había llegado a México, para fundar su hotel y lo que se encontró, fue una mexicana hermosa.
¡Bla, bla!
— ¿Quiénes son estos jóvenes, princesa? —cuestiona.
Macarena ríe ante el apodo tierno de mi papá. Más tarde me encargaré de borrar esa estúpida sonrisa.
—Ellos son. Annie Winter y Macarena Carvajal —Hago las respectivas presentaciones—.
Annie, Macarena. Él es mi padre. Macario Valdés.
—Mucho gusto señor Valdés.
Le tiende la mano. Y mi papá le atrae a su regazo, para abrazarla efusivamente. La cara de mi amiga es de sorpresa, que me causa gracia.
— ¡Oh vamos! Dime Macario. No estoy tan viejo, querida Annie —dice coqueto.
Macarena parece en una especie de trance. ¿Se habrá quemado unas cuantas neuronas? Bueno, eso no importa.
— ¡Tú eres el dueño de los hoteles luna de oro! —grita Carvajal. Parece un adolescente, en pleno concierto de su artista favorito—. ¡Por qué no me dijiste que tu padre es el gran Macario Valdés!
Me sacude levemente. Alejo sus manos de mis hombros. Odio que me toquen sin mi permiso, pero al parecer no lo entienden.
—Vuélveme a tocar y te castro. Respecto a tu otro comentario, jamás me preguntaste, quien o que era mi familia —Me encogí de hombros. No le debo de poner tanta importancia—. Papá, ¿ya podemos ir a dentro?
Me estoy congelando aquí afuera. Si no entramos, me voy a volver una paleta humana.
—Vamos muchachos, que mi esposa los está esperando.
Caminamos directo a la enorme mansión. Mientras avanzamos, los grandes jardines estaban sepultados sobre la nieve, era una vista maravillosa. En la época de verano, los árboles se tiñen de color verde. Sin duda alguna, me encanta París.
Al entrar a la casa, mi madre nos recibe con muchos besos y abrazos. Es una mujer muy cariñosa, le doy gracias a Dios porque ella sea mi mamá.
— ¡Señora Guadalupe, que hermosa se ve! —adula Sergio. ¡Ese maldito tramposo! Cree que por sus palabras bonitas, mi madre le dará más postre—. Ya extrañaba sus deliciosas galletas.
— ¡Traidor! ¡Esas galletas son mías! —Le riño. ¡Cómo se atreve a querer robar mis preciosos postres!—. Me encargaré de ti después. Ahora mamá, ¿dónde están mis hermanos?
—luis está duchándose. Joe terminándose de arreglar y tú hermana Mariana, está durmiendo a la pequeña sofi —responde ella.
Olvidaba que Mari se ha aliviado hace tres meses. Mi hermano Joe viene bajando por las enormes escaleras. Ha cambiado tanto, que no le reconocí. Era un guapísimo hombre, su cabello rubio cobrizo, estaba arreglado de modo desordenado. Llevaba una camisa roja, medio abotonada, que dejaba ver sus increíbles músculos. Lo que me encantaba de él eran sus penetrantes ojos verdes, que brillaban con diversión. —Mamá, no sabía que contrataste a una mesera tan fea —bromea.
—Y yo no pensé que estuvieras como un dios griego —confesé. Joe se pavoneaba, lo que no se espera, es que voy a destrozar un poco su ego—. ¿También la tienes chiquita y delgada?
— ¡Juliana! —me reprende mí madre. Para este tiempo debe saber que así nos llevamos.
—Déjala, mamá. Mi pequeña hermana, está celosa de mi grandioso cuerpo —dice aun con su ego por los cielos.
Y pensar que Macarena cargaba un gran ego, pero mi hermano está peor. La verdad es que, si tiene un cuerpo de infarto, sin embargo no voy a admitirlo.
—Idiota —mascullo.
—Claro. Pero soy tu hermano, eso te convierte en una idiota también —contraataca.
¡Mierda! ¡Es verdad!
— ¡Hijo de...!
—Cuidado con tus palabras, Juliana. Aún soy tu madre y puedo reprenderte —me riñe.
— ¡Ja, ja! ¡Mamá, te regañó! —se burló Joe. ¿Y se supone que él es el mayor? Parece un crío como yo. Sus ojos se posan en mis amigos, observando con diversión—. ¿Quién es ella?
— ¡Hey, Hey! ¡Alto ahí niñito, esa mujer es mi novia! —dice Carvajal. Es increíble ver que es una celosa de primera—. Aléjate de ella o pagarás las consecuencias.
— ¿Ah sí? ¿Tú y cuantos más, Macarena? —Mi hermano jamás se rinde ante una pelea.
¡Será un placer observar aquello!
—Joe Valdés, más te vale que te calmes o te voy a castigar —amenaza mamá. Esto es mejor que cualquier cosa. Ver como tu madre pone en su lugar a tu hermano mayor, es tan satisfactorio, que dan ganas de reírse.
— ¡Cálmese, señora lupe! —bromeó el idiota de Joe. Y todo el mundo sabe, que contestarle a tú madre...es como invocar al demonio.
— ¡Qué has dicho!—gritó. De un momento a otro, mamá le tomo la oreja y se lo llevó para las escaleras—. ¡Estás castigado! Y avisa a tus hermanos que Juliana ya ha llegado.
—Sí, madre —responde sumiso.
Joe sube las escaleras y todos los presentes soltamos las carcajadas.
—Los siguientes son ustedes, si no dejan de reír —amenaza.
De inmediato dejamos de hacerlo, he aprendido a jamás desafiar a mí madre, cuando está enojada. Además quiero mí postre.
—Cálmese señora Lupe —imita Sergio. Yo contengo la respiración, ¡ay no Sergio! Y esté es tú final.
—Sergio.
El tono de voz que implementa mamá es de una amenaza. Sergio al ver lo que hice, opta por la mejor opción... disculparse.
— ¡Lo siento! no tenía la intención de ofenderla —susurra con ojos tristes.
—No te preocupes cariño.
¡Qué! ¡Sólo eso le dirá!
Me siento decepcionada. Dejo ese tema por ahora para iniciar con la broma para mis tontos hermanos, puede que ellos se les olviden lo que me han hecho anteriormente, pero hasta que no termine con mi venganza estaré completamente feliz.
Parte de la broma ya está hecha, sólo falta que abran sus "regalos navideños" para completar la venganza. Nos encontramos reunidos en la enorme sala. Su decoración es perfecta, los sillones tapizados de piel grisácea, combinada con el color de las paredes. Una enorme chimenea de ladrillo, se encuentra encendida, para resguardarnos del frío. Lo más hermoso es el blanco pino que está en una esquina, este se encuentra adornado con las respectivas esferas, escarcha y lucecitas navideñas.
Extrañaba sentirme en casa. Tenemos la extraña costumbre de abrir primero los obsequios antes de cenar. El primero en tomar el regalo es papá, lo sacude para oír que tiene adentro, pero solo frunce el ceño al no saber que es.
—Más les vale que no sea una broma —nos advierte con un regaño escondido entre la frase.
Abrió mi obsequio. Este se compone de un rolex de oro negro, único en su especie. Los dorados ojos de mi padre brillan de alegría, tal vez sea un hombre rico y pueda comprar muchos rolex, pero su felicidad es porque sus hijos le obsequien algo que ellos puedan darle de corazón. Mi padre es uno de los hombres más importantes de mi vida y no me importa gastar lo que poseo en él.
— ¡Gracias princesa! —exclamó con felicidad mi papá.
El siguiente es mi hermano Luis.
— ¿Trae algún explosivo? —pregunta. ¿En verdad cree que le voy a revelar lo que tiene?
—No. Esto lo compre exclusivamente para ti —le digo tratando se hacer mi voz más inocente.
El muy cavernícola, desgarró el envoltorio de la caja. En ella se encuentran un paquete de pastillas azules.
— ¡En serio me regalaste viagra! —me grita. Y nada me da más gusto que verlo furioso. Uno menos queda otro.
—Sí. Con eso de que ya eres tan viejo, tal vez no puedas tener una erección por tu cuenta —Me burlé. Todos los presentes se rieron a excepción de mi mamá. Ella parece molesta.
— ¡Ya te hacen falta hermano! En poco tiempo serás un viejo impotente y pobre de la mujer que se case contigo. No vas a poder satisfacer sus necesidades —complementa Joe. Él es el hermano relajado de los Valdés, puedo decir que sin él todos seriamos unos amargados.
— ¡No estoy tan viejo! ¡Tengo 28! —Se defiende Lucho. Es tan lindo cuando te vengas de tú hermano.
— ¡Joe, aquí hay uno para ti! —grita Mari.
— ¿Que mierda compraste hermana? —cuestiona. Me encojo de hombros, está muy tarado si cree que le voy a decir, ¿por qué hacen preguntas estúpidas?—. Sea lo que sea que hay ahí, no puede ser peor que lo de Lucho.
Sólo le voy a regresar el favor. Joe parece desesperado por saber que se esconde en el regalo, se va a llevar una grata sorpresa.
— ¡Un consolador! ¡¿Para qué mierda quiero esto, Juliana?! —grita enfurecido.
Trato de contener la risa, pero creo que es imposible.
—Pues como te crees como un dios griego, pensé que para tú futura novia la vendrá mejor este consolador que tú entre sus piernas. Además el juguete se le puede modificar la intensidad —digo moviendo las cejas de forma graciosa.
El rostro de mí hermano se tornó rojo por la ira. Poco tiempo después comenzamos reír por los regalos que tenemos en nuestras manos, es maravilloso pasarte esta festividad con tus seres amados. Pero la felicidad me duró poco.
— Bonne nuit. J'espère qu'il n'est pas trop tard pour moi de donner(Buenas noches. Espero que no sea demasiado tarde para dar) —dijo una voz detrás mío.
Ese francés tan fluido solo le pertenece a una persona...
Guillermo di Gío, mi ex prometido. Pero está vez venía acompañado por su hermano Ian di Gío.
¡Esto debe de ser una maldita broma!
Aquí se los dejo ¿que piensan que pasará ahora?¿que rumbo creen que tomara esto ? Dígame a que conclusión llegan. Ya saben ⭐
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SEDUCIDAS POR LA NOCHE
FanfictionJuliana Valdez es una mujer fuerte, dominante, fría e independiente, su vida está dividida entre su trabajo y su pasatiempo favorito... ser una domme un club para prácticas BDSM llamado Burlesque. Ella no busca una relación permanente, pero eso se...