Capítulo 28 : Like a virgin

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La canción que canta Alex es:
Like a Virgin — Amos Lee

Recuerdan cuando éramos pequeños y accidentalmente mordíamos a un niño en el patio de recreo. Nuestros maestros decían: "Di que lo sientes", "pídele perdón", y lo decíamos, pero no lo decíamos enserio porque el niño estúpido que mordimos, se lo merecía totalmente.

Pero a medida que envejecemos, hacer las paces no es tan simple. Después de que los días del patio de recreo hayan terminado, no puedes simplemente decirlo, tienes que decirlo con el corazón.

Por supuesto, cuando te conviertes en médico, lo siento no es una palabra feliz. O significa que te estás muriendo y no puedo ayudar. O significa que esto realmente va a doler. Como médicos no podemos deshacer nuestros errores, y rara vez nos perdonamos por ellos, pero es un gaje del oficio.

Pero como seres humanos siempre podemos tratar de hacerlo mejor, tratar de ser mejores, de corregir un error, incluso si se siente irreversible. Por supuesto, "lo siento" no siempre lo corta. Tal vez porque lo usamos de muchas maneras diferentes: como un arma, como una excusa. Pero cuando realmente lo sentimos. Cuando lo usamos bien. Cuando lo decimos con el corazón. Cuando nuestras acciones dicen lo que las palabras nunca pueden. Cuando lo hacemos bien, "lo siento" es perfecto. Cuando lo hacemos bien, "lo siento" es redención.

Esa noche Kara no pegó el ojo. Pasó mirando el techo durante horas y teniendo a su novia y su persona apresándola. Evitaban que saliera a causar problemas. La rubia se había puesto histérica y estaba decidida a golpear al doctor J'onn.

La rubia tenía la sospecha de esa relación, pero decidió ignorarlo en favor de su salud mental. Cuando volvió a leer los diarios, se fijó más en las fechas y coincidía con sus recuerdos, con fragmentos de estos.

Estaba enojada con Bárbara. Le ocultó todo por algún tiempo, aplazando más la fecha hasta que ya no pudo más y la fue a buscar. Kara tenía el derecho de saber la verdad desde el día uno.

Tuvieron esa noche una discusión acalorada. Se dijeron palabras hirientes y se gritaron la una a la otra. Casi se empujan y Lena tuvo que intervenir. A pesar de todo, Kara dejó que se quedara.

Tenía miedo. Mucho miedo y no quería pasar la noche torturándose la cabeza. Hizo un esfuerzo por sacar a flote todos esos recuerdos ignorados y apresados, esos que había ignorado por mucho tiempo. Aquellos que aún dolían.

Llegó la mañana y se encontró sola en la cama. A su alrededor había dos muros de almohadas y estaba extrañamente arropada. Talló sus ojos y buscó en la habitación alguna señal de Lena o Bárbara.

No encontró a nadie. Miró la hora en el reloj y se obligó a levantarse de la cama. Caminó descalza hasta la cocina y se topó con su novia cocinando.

— Bueno días— la saludó tranquila y Lena se sobresaltó un poco.

— Buenos días, no te escuché entrar...— Kara se acercó y dejó un pequeño beso en sus labios — ¿Quieres café?—

La interna asintió mientras se sentaba en la mesa y se animó a preguntar — ¿Dónde está Bárbara?—

— Tuvo que regresar al hospital— susurró y dejó la taza frente a ella — ¿ya no están peleadas? Digo, preguntaste por ella y...—

— Todavía quiero su cabeza en la pared de mi sala—

La cirujana no dijo nada y se sentó a su lado. Comieron en silencio. Lena planeaba llamar al trabajo y reportarse enferma, quería ayudar a Kara a enfrentar todo el lío de sentimientos que tenía.

— Visitaré a mi madre antes de ir al hospital— la rubia informó mientras comía.

— Kara, no creo que deberías ir al hospital. Al menos, no hoy— intentó razonar pero su novia negó fervientemente.

I was made for you (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora