Capítulo 22

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— Repite lo que acabas de decir, creo que perdí el conocimiento por un momento— pidió Kara algo confundida y consternada.

— Grayson y yo prácticamente terminamos— comentó para luego darle un gran trago a la botella de tequila. Se lo pasó a la rubia quien bebió también — y besé a Diana—

Kara la miró perpleja y volvió la vista a la botella — Debe haber algo en la bebida— dijo silbando y examinándola. Bárbara carraspeó haciendo que se enfocara de nuevo — perdóname, todavía lo sigo procesando...—

— Pues no eres la única— susurró en voz baja casi imperceptible.

— ¿Qué fue exactamente lo qué pasó?— la pelirroja cerró los ojos y apoyó su cabeza contra el hombro de su amiga.

— Le conté— abrió sus ojos y miró al vacío de la habitación. No tuvo que decir más, la rubia entendió todo — y solo lo ignoró—

— Pero, ¿por qué aceptaste cuando te propuso matrimonio?—

— Creí que yo lo superaría, resultó que solo me estaba mintiendo—

Para tener un vínculo significativo con la persona que más amas no necesita un acta de matrimonio o una ceremonia toda grande y pomposa. Hay algunos que tienen aquello en su lista de deseos y sueñan desde la infancia con el día de su boda. Sin embargo, no todos piensan igual.

Quienes tienen miedo a ese paso poseen un historial familiar relativamente malo. Bajo la experiencia de otros, crean su juicio de valor y deciden que el matrimonio no es para ellos. La verdad es que el matrimonio no es la única manera de sentir o dar amor; así como un empleo no es la única forma de trabajar, ni la religión es la única forma de ser espiritual.

— Le conté como al mes de la muerte de mi padre, mi madre se volvió a casar— dijo con dolor y enojo — Que luego se divorció y se volvió a casar, y así sucesivamente hasta llegar al esposo número 5— agarró de nuevo la botella y tomó más hasta sentir que la garganta le quemaba — El matrimonio no garantiza nada, absolutamente nada. No garantiza que te lastimen, tampoco que funcione a largo plazo; es solo querer llenar esa necesidad de poseer—

Kara asintió comprendiendo — Sabes, las cosas pasan por algo. Solo hay que dejar las cosas atrás y seguir. Si Grayson se atreve a decirte algo, lo noquearé— la pelirroja rió un poco.

En un restaurante italiano, cerca del gran parque de Seattle, Alex y Diana se encontraban cenando a gusto. La cita iba bien y ambas cirujanas se divertían con la presencia de la otra. Sin embargo, Diana aún mantenía claro el recuerdo de hace un par de horas.

— Sabes, por un momento, creí que no aceptarías—

— ¿Por qué?—

— No lo sé. Yo...— dejó los cubiertos a un lado y levantó la mirada — yo no quería que fuera algo de una sola noche— agarró su mano sobre la mesa y la apretó ligeramente — Seré directa. Me gustas, Diana, y quisiera conocerte mejor. Claro si me lo permites—

La cirujana ortopédica tragó saliva nerviosa y asintió — ¿Por qué no? Entonces, estamos saliendo—

— Si, estamos saliendo—

Diana sonrió. No sentía presión ni nada parecido, estaba tranquila y apreciaba la calma que le generaba estar a lado de Alex. Tal vez debería darse otra oportunidad para el amor, no perdía nada con intentarlo.

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Al siguiente día, Kara y Bárbara estaban juntas como garrapatas. La rubia sabía que el día podía ser intenso y que ahora más que nunca su persona la necesitaba.

I was made for you (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora