29

35 9 8
                                    

-¡No me pondre eso!

Le grite y cerré la puerta en su cara, ni siquiera había accedido a asistir a esa "reunión", había sido obligado.

- Porfavor Taehyung, el señor Min me pidió que-

- Pues que se lo ponga el, yo no haré el ridículo.

- Abreme..... porfavor.

Él no tenía la culpa, era verdad, él solo obedecía las órdenes de aquel tipo, solté un suspiro y abri la puerta para ver como seguía sosteniendo aquella ropa.

- No me pondre eso.

- Taehyung escuchame-

- Podre estar aquí sin escapatoria alguna pero eso no quiere decir que me pondre un maldito vestido.

- No lo veas de esa manera....... Si te lo pones podrás acercarte un poco más a el y así algún día poder escapar.

- ¿Como lo sabes?

- Eres una persona muy fácil de leer, además eres predecible.

- Aún si lo hago el que hará el ridículo seré yo.

- Te falta mucho por conocer..... Anda dejame ayudarte.

-¿Es necesario?

- En esta ocasión si.

Dijo mientras lo ponía frente a mí, solte un suspiro y lo mire, la tela era suave, el corte era bonito pero no me imaginaba ponerme un vestido.

- Lo haré, pero tendrás que hacer un milagro para que me vea bien.

- Lo haré, te lo aseguró.










Mi guardián














- Me pica.

- Si te sigues rascando te irritaras.

- Pero..... No me gusta.

- Anda, tiene que verte para presentarte ante todos.

-¿Quienes son esas personas?

- No lo se, dice que son de otros reinos cercanos.

- Pues entonces tendré que fingir.

- Aprende a hacerlo.

-¿Que quieres decir?

- Nada...... Anda ve, seguro esta esperando.

Dijo mientras abría la puerta y ambos salíamos, la reunión se haría en el gran salón por lo que tendríamos que caminar hasta allá.

El vestido era de color blanco, las mangas eran semi transparentes, estaba descubierto del pecho (no tanto) y tenía unos zapatos blancos, un collar negro se encontraba en mi cuello.

Jamás me había imaginado que un día estaría vistiendo un vestido, que me quedaba hermoso por cierto.

- Te vez hermoso.

Sentí una puntada en mi pecho por lo que lleve mi mano a la zona, era él, otra vez, mire a todos lados deteniendo mis pasos.

No estaba.

-¿Estas bien?

Me pregunto por lo que asenti, sentí mis ojos arder, no quería creer que él ya no estuviera y mi mente comenzaba a jugarme de manera sucia.

𝓜𝓘 𝓖𝓤𝓐𝓡𝓓𝓘𝓐𝓝.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora