𝓜𝓘 𝓖𝓤𝓐𝓡𝓓𝓘𝓐𝓝.

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Lapopouwu

- Buenos días joven Kim, ya es hora de levantarse, el Rey Min lo está esperando.

-¿Ah? Ah sí, si, ya voy.

- Le he traído su ropa, no lo deje esperando demasiado.

La puerta se cerro y deje salir un suspiro, no podía creer que había aceptado quedarme aquí y lo peor, me casaría con él.

Me levante y talle mis ojos mientras sentía unas inmensas ganas de llorar y gritar pero no podía hacerlo, ya no.

Mire la ropa y sonreí al ver que esta vez si era ropa adecuada, unos pantalones negros con una camisa blanca y zapatos negros, por fin podía usar algo así y no un vestido.

Comencé a vestirme en silencio mirando alrededor mío, apenas había notado que habían ligeros cambios en mi habitación, algunas cosas habían cambiado pero no les di importancia.

Me acerque al enorme espejo mientras abrochaba el último botón, me arregle un poco el cabello y fue entonces que note algo que brillaba.

- N-no puede ser.

Dije mientras la tomaba entre mis manos, mis ojos comenzaron a picar al recordar como me había sido arrebatada y ahora la tenía de vuelta.

Sin esperar más me la coloque y sonreí al ver que por fin la tenía conmigo, abrí uno de los cajones y seguía ahí intacta, iba a tomarla pero escuche como tocaban la puerta.

-¿Quien es?

- Soy Park, el señor Min esta esperándolo.

- Ya voy.

Dije mientras cerraba el cajón y abría la puerta encontrándolo, me sonrió y no pude hacer lo mismo así que solo comencé a seguirlo.

No había ruido alguno, nadie paseaba por los pasillos del Castillo solo estábamos nosotros dos sin decir nada.

En silencio lo seguí hasta otra parte en donde había visto antes, mire a mis alrededores y habían cientos de pinturas y retratos, seguramente era de su familia.

- Señor Min, el joven Kim esta aquí.

- Bienvenido.

Me dijo mientras se ponía de pie y me invitaba a acercarme, tenía que tratarlo bien, no me quedaba de otra, me acerque hasta él y me senté a su lado, se sentó también y me sonrió.

- Pensé que no vendrias.

- Tenía que, tengo que cumplir mi parte.

- Que bueno que lo haces, hoy vendra la Reina Yerim a cenar, porfavor comportate.

- Se como hacerlo no es necesario que me digas.

Me trataba como si fuera un animal al que tenía que educar, no era eso. Ví como no decía nada más y se ponía a desayunar, de alguna manera se creó un ambiente incómodo y lo había provocado yo.

No encontraba una manera adecuada de preguntarle sobre la noche anterior, quería saber porque esa mujer había dicho esas palabras, porque todos sabían la verdad y el último en saberlo fuí yo.

-¿Que quiso decir la Reina anoche?

-¿A que te refieres?

- Sobre que ya había vuelto, ¿Ella lo sabía?

- Todos saben quien eres y tu posición.

-¿Les contaste a todos ellos sobre mí?

- Todos ellos fueron hijos de otros Reyes y Reinas, todos amigos de mis padres era obvio que sabían.