CAPÍTULO Nº5: Los Del Otro mundo

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El conocimiento de mis sentidos estaba volviendo a mi, la vista se estaba volviendo mas clara

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El conocimiento de mis sentidos estaba volviendo a mi, la vista se estaba volviendo mas clara. Cuando abro los ojos, veo mis manos atadas con un tipo de fuerza mágica en los brazos de una silla de madera, estaba sentado y a mi lado estaba Roderick y del otro estaban Mateo y Kevin. Ellos aún seguían dormidos.

El lugar donde estábamos amarrados, era en una oficina de estilo clásico, tenían estantes de libros hechos de madera, esa oficina tenía una escalera en lado izquierdo de la oficina, sofás color Marrón, un escritorio de madera, una chimenea de piedras, y en la parte superior del techo una vidriera para que la luz entrara con un símbolo extraño, que de hecho, se me hacia conocido, hasta que recordé que era el mismo símbolo que había visto en mi visión cuando toque el fénix del collar de Roderick.

Llamaba a Roderick para que se despertará, pero no reaccionaba, luego escuché la puerta abrirse, y después los pasos de unos tacones, era una mujer que se estaban dirigiendo al escritorio, logré verla de espaldas y usaba unos zapatos Negro, pantalón largo color azul, y un saco del mismo color y tenía su cabello recogido y algo despeinado. Ella se sentó frente a nosotros y ahí pude reconocer su perfil: ella aparentaba una edad entre treinta y nueve a cuarenta y nueve años; casi los cincuenta, sus ojos eran de color violeta, sus labios pintados de un rosa pastel y su cabello castaño, cejas definidas y una nariz pequeña. Y tenía una cara de seriedad que causaba miedo.

El ambiente estaba tenso y callado, yo no dije ninguna palabra y ella tampoco. El silencio se rompió cuando los chicos empezaron a despertarse.

—¿En dónde estamos? —preguntó Mateo aún bajo el efecto del humo verde.

—En una oficina o algo parecido a una —respondí mirando fijamente al mujer.

—De hecho, están en mi oficina —respondió la mujer por primera vez.

—¿Quién es usted?, y ¿Qué quiere de nosotros? —preguntó Roderick.

—Yo soy la directora Verashia Edevane y no quiero nada de ustedes —respondió ella muy tosca. —En realidad, yo soy la que debería preguntar, ¿Quiénes son ustedes y cómo fue que llegaron aquí?

—Mire señora, si usted cree que atándonos con, no sé que sea esto —se refirió a la fuerza que nos ataba a las sillas. —Se equivoca porque no diremos nada. —respondió Kevin con antipatía.

—No se preocupen por eso, no necesito que hablen para que me digan quienes son —respondió ella con las manos agarradas y con su barbilla encima ellas. —¡Kira, puedes pasar! —llamó a alguien que estaba afuera.

La chica que la sr. Vera había llamado a una chica linda y simpática, tenía un aspecto de ser una chica muy inteligente y que le gustaba los estudios. Ella vestía una falda cuadrada de colores rojos, unas medias largas las hasta rodillas, zapatos negros, un hoodie color rojo vino y dentro de él una camisa blanca con el cuello afuera, sus ojos eran azules, su cabello era negro; tenía un peinado recogido con algunos cabellos sueltos en la frente y usaba unos anteojos grandes.

Kinesis: Descubre Tu PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora