CAPÍTULO Nº22: Los Pilares De Crimea

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—No dejes que tus emociones te controlen, tú y tu hermano son la única esperanza de nuestra gente, por favor, despierta —la voz de la mujer me despertó de un solo susto

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—No dejes que tus emociones te controlen, tú y tu hermano son la única esperanza de nuestra gente, por favor, despierta —la voz de la mujer me despertó de un solo susto.

Ya es la segunda semana y la voz de esa mujer me tiene hastiado, yo soy de despertarme a la siete u ocho de la mañana, pero estas semanas, la voz me ha despertado a las cuatro de la mañana. Es peor que un gallo de granja.

Lo bueno de eso es que me ayuda a hacer ejercicio en las madrugadas, y si se preguntan que ha pasado durante esas dos semanas, déjenme ponerlos al tanto.

Roderick es mi hermano y no le he hablado desde esa vuelta en Celestria, Kevin y Mateo ya saben que somos hermanos y aún no se lo creen del todo, los cuatro fuimos aceptados en Crimea; el magisterio de profesores y Verashia aprobaron de que tuviéramos una clase intercultural de su mundo y sus tierras. Vera es la encargada de darnos esa clase y para que no fuéramos solamente los cuatro, integró a otros seis estudiantes.

Eso quiere decir que vivo en Kinosher como un estudiante forastero junto a mis amigos…. bueno, dos amigos y mi hermano. Mi compañero de cuarto era Mateo, mientras que Kevin compartía habitación con Roderick. 

Como sea, la voz me despertó y Preferí no meterle tanta importancia. Me levanté de la cama para hacer mi calentamiento, pero antes comi algo de proteína para tener algo en el estómago y no desmayarme. Una vez tenido algo en el estómago empecé hacer calentamiento en la habitación, pero en silencio para no despertar a Mateo, luego salí a correr un poco para calentar las piernas. Pasada dos horas, mi reloj ya marcó las 6:30 am, ya debía volver para llegar temprano a clase. Lo gracioso de todo esto, es que cuando estaba en la tierra, nunca hacía esto (hacer ejercicio, correr en la madrugada); ahora que vivo “temporalmente” en Kinosher es cuando más lo hago. Es que debido a lo que pasó, necesito que mi mente esté en movimiento, porque si no lo hago, seguiré pensando en lo mismo.

Cuando llegué a la habitación, Mateo ya estaba despierto, listo y desayunando para irse, y también si tenía la paciencia de esperarme.

—Buenos días, Mateo —saludé, cerrando la puerta.

—Buenos días, Nolan, ¿cómo amaneciste? —preguntó, metiéndose su cuchara de cereal a la boca.

—Bien, eso creo —respondí, tomando asiento en la mesa.

—No me digas, es la voz diciéndote lo mismo, ¿cierto? —dijo él con la boca llena.

—Sí, es la voz, y… —hice una pausa con el dedo —no quiero tu sermón matutino

—No pensaba decírtelo —Mateo hizo una risita aireada. Él siempre se quiere pasarse de listo —, bueno, anda a bañarte o llegaremos tarde…

—¿Me vas a esperar? —pregunté sorprendido.

—Si estás listo antes de las siete, sí —respondió él terminando su desayuno.

No lo pensé dos veces y fui a buscar mi tolla para bañarme, antes que de entrará al baño, Mateo me detuvo para hacerme una pregunta.

Kinesis: Descubre Tu PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora