CAPÍTULO Nº9: Reconciliación

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Bajé todas las escaleras y me puse detrás del sofá donde estaban sentado, los dos estaban viendo una telenovela de esas mexicanas, me coloqué en medio de ellos dos

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Bajé todas las escaleras y me puse detrás del sofá donde estaban sentado, los dos estaban viendo una telenovela de esas mexicanas, me coloqué en medio de ellos dos.

—Mamá… papá —los llamé a ambos y se espantaron al verme detrás de ellos.

—Nolan… nos asustaste —reaccionó mi mamá asustada.

—¿Qué ocurre hijo? —me preguntó mi papá preocupado.

—Tenemos que hablar —dije muy serio.

Los dos se miraron las caras y se separaron para darme el puesto del medio, me senté en medio de los dos, estaban tan asustados que podía sentir su miedo queriendo tomar el control de mi cuerpo, pero ya he aprendido saber controlar ese tipo de situaciones cuando aparecen.

Estuve callado por un minuto buscando las palabras correctas que salieran de mi boca, les tomé las manos con fuerza a ambos, y ellos apretaban la mía. Levanté un poco la cabeza sin mirarles sus rostros y respiré profundo para calmarme un poco…

—Nolan… ¿Qué pasa hijo?... Me tienes preocupada —preguntó mi mamá.

—Estas dos semanas han sido muy difíciles para todos nosotros, tanto para ustedes; como para mi… y creo que he sido muy egoístas con todos en esta familia —mi voz empieza a quebrantarse a medida que voy hablando. —Me alejé de todos y me encerré en mi dolor y tristeza, que me olvidé también de lo bueno que han sido conmigo desde que me adoptaron, y yo nunca se los agradecí… creo que soy un pésimo hijo para ustedes…

—No, no, no, no, no, no… —negó papá repetidamente. —Hijo escúchame con mucha atención, nunca vuelvas a decir una cosa como esa… nunca, ¿me entendiste? —me dijo él muy serio, agarrándome mi cabeza y mirándome a los ojos. Yo asentí con la cabeza.

—Tú y Billy son lo mejor que hemos tenido en nuestras vidas, y te confieso que nunca me he arrepentido de haberte acogido en mi vida y poder llamarte mi hijo —sus lágrimas empiezan a salir de sus ojos. —Porque eres mi hijo; Nolan. Eres el niño a quien le cambie esos sucios pañales, el que me despertaba en las madrugadas porque tenia hambre, el que me recibía con fuertes abrazos cada vez que llegaba del trabajo… eres tú… —sus palabras tocaban muy fuerte mi corazón.

—Tu eres mi hijo y siempre lo serás —esa palabra la dijo con una firmeza incomparable. —Tenía miedo de perderte… perder a mi muchacho, el que siempre soluciona mis problemas… —estaba muy afectado por la situación. —Perdóname hijo, por favor, perdóname… —papá me dio un fuerte abrazo y ambos llorábamos como Magdalenas en los hombros de cada uno.

Las palabras de papá eran muy sinceras, y no estaba usando mis poderes para saberlo. Mamá se levantó del sofá, buscó el libro de recuerdos y sacó una fotografía del libro, para regresar con la fotografía en la mano. Dejé de abrazar a papá para prestarle atención a mamá.

—¿Recuerdas ese día? —me muestra la foto, era yo cuando tenía 6 años y estaba en mi primer día de escuela en el kindergarten.

—Sí… —dije con una sonrisa apenada. —Era la primera vez que iba a una escuela, recuerdo que estaba tan aterrado ese día por ver a tantas personas que creí que me dejarías ahí para siempre, y que nunca regresaría por mi —dije muy nostálgico.

Kinesis: Descubre Tu PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora