PRETÉRITO

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No sé qué hacer, estoy perdida y acabada

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No sé qué hacer, estoy perdida y acabada. Lo único en lo que piensa mi cabeza, es que, si tomé la decisión correcta, si mi esposo y yo tomamos la decisión correcta. Cómo decimos en nuestro reino: "Cada decisión viene con un precio que pagar" y todos estábamos pagando un alto precio esa noche. Estaba aterrada al ver como mi reino se desmoronaba y se asumía bajo las sombras de Barak.


—¿Qué haremos ahora, querido? —dije muy asustada—. Las sombras están invadiendo todo nuestro reino. En cualquier momento estarán aquí.

Mi rey se encontraba en el suelo sentado en una esquina del cuarto, sin saber qué hacer. Su respiración era pesada y angustiante. Él solo miraba las enormes nubes oscuras que se aproximaban a los límites del castillo. Mis príncipes no paraban de llorar, yo traté de mantenerlos calmados, pero no tuve éxito.

Me arrodillé a la altura de mi rey; que tenía su mirada perdida hacia el palco.

—Neuron... Neuron —lo llamé, hasta que sus ojos se encontraron con los míos —, tenemos que salir de aquí.

Se lo sugerí de una manera calmada, mi esposo me miró sin dejar de parpadea con sus ojos verdes amortiguados. Lo ayudé levantarse del suelo para salir de nuestros aposentos y buscar un lugar seguro.

El general del reino entró a nuestros aposentos para llevarnos a un lugar más seguro y lejos del agravio que se vivía por los corredores.

Mi palacio era un completo caos, mis sirvientes gritaban desesperados por los corredores en busca de ayuda. Llevaba a mi hijo menor en mis brazos y Neuron llevaba a nuestro hijo mayor. El general iba a la cabeza con su espada desenvainada con una valentía y coraje muy notable antes los ojos de cualquiera.

Nos metimos por el pabellón de los reyes, cuyo destino nos llevaba a la torre del vigilante. Miré a mi esposo sin saber hacia dónde íbamos.

—¿Cam, hacia dónde nos estas llevando? —Neuron le preguntó para saber sus intenciones.

­—A la cima de la torre, mi rey ­—respondió el general, sin dejar de mirar al frente—, allí encontraremos la manera de sacar a los príncipes de aquí.

—¿Cómo que sacar a los príncipes? ¿Qué está tramando, Lord Cornwall? —preguntó el rey autoritariamente.

—Mi señor, la única forma de salvar a nuestro reino es que los príncipes logren escapar lo más pronto de aquí —se detuvo a decirle.

—¿Acaso perdió la razón, General? —agarré muy fuerte a mi hijo­—. No pienso separarme de mis hijos.

—Mi reina, nuestros príncipes son nuestra única esperanza y Barak matará a todos en el reino, incluido nuestros príncipes.

—En eso el general tiene razón —se escuchó una voz que provenía de la oscuridad, ese humo espeso y tenebroso era un gran indicio de que Barak estaba cerca.

Kinesis: Descubre Tu PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora