Roma ~ La Casa de Papel [Parte 3]

Lo siento

Capítulo dedicado a: @flame_rainbow, que me animó a escribir esta parte de la historia, y me hizo muy feliz <3.

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Alicia cogió una cadena y la ató a la silla donde estaba sentado el Profesor. La llevó hasta una barandilla del tercer piso.

El Profesor miró hacia abajo: Estaba a unos 20 metros del suelo.

Si no me cuentas la verdad, te tiro. - Dijo Alicia, apuntando al Profesor con la pistola.

El Profesor negó con la cabeza.

Muy bien, - dijo Alicia - ¡pues a volar!

Empujó al Profesor, y él quedó atado a pocos metros del suelo. No se podía mover, y esa posición le adoloria todo el cuerpo.

El Profesor, colgando de la silla gritó de dolor.

Mientrastanto, Tamayo había llamado a los militares, que estaban dispuestos a entrar.

Vale, vuestra misión es sacar a los atracadores. - Les explicó Tamayo a los militares que iban a entrar. - Me da igual si es vivos o muertos.

Los militares asintieron. Eran un grupo de siete: seis hombres y una mujer que eran militares de élite.

Intentad que no hayan víctimas rehenes, pero la prioridad es sacar a los atracadores, quizás haya daños colaterales. - Concluyó Tamayo. - ¿Ha quedado claro?

¡Sí, señor! - Respondieron los militares.

Uno de ellos se rió, tenía una risa macabra.

Dentro del banco todo iba mal. Mientras Raquel se daba un baño y hablaba con Tokio, los demás estaban desanimados. Sabían que los militares iban a entrar, y que los intentarían matar.

La muerte de Nairobi tampoco ayudaba mucho. Al contrario; más de uno la echaba de menos, y le lloraba todas las noches. Por ejemplo Helsinki y Roma. Ellos eran los que peor lo pasaban. El primero, por perder a la mujer que le quería. Y la segunda, por perder a la mujer a quien quería.

Bogotá también estaba afectado. Por fin su amor había sido correspondido, y se había ido de esa manera. Pero Bogotá no estaba triste; estaba furioso. Furioso con Gandía, tenía ganas de matarlo.

¡Reunión! - Anunció Palermo. - Llamada de control.

Toda la banda se reunió en una sala, donde tenían que llamar al Profesor.

Lo que la banda no sabía, era que el Profesor estaba colgado de una cuerda, sufriendo.

¡Profesor! - Se escuchó la voz de Raquel en el Estanque de Tormentas. - Profesor, llamada de control.

Alicia escuchó eso. Se fue a buscar al Profesor y lo puso delante de la radio.

Diles algo, para que no se pongan histéricos. - Ordenó Alicia.

Hola Lisboa. - Dijo el Profesor.

El plan París ha salido genial - le empezó a contar Raquel, ilusionada - arrancamos con el plan Roma.

Hubo un silencio.

Me temo que el plan Roma no va a poder ser. - Dijo el Profesor adolorido.

Hubo otro silencio.

Este era pesado y negativo.

Han descubierto el Estanque de Tormentas. - Siguió diciendo el Profesor.

Así es. - Intervino Sierra.

Los de la banda sintieron un gran vacío: sin el Profesor, no había plan.

Hubo otro silencio. Este era triste y más pesado que el anterior. Los dos atracos, los buenos momentos que habían vivido juntos, las canciones que habían cantado... Todo terminaba allí. Todo lo que habían construido esos años, se echaba a perder.

Porque sabían que sin el Estanque de Tormentas, no podrían salir vivos del Banco.

¿Algunas palabras? - Preguntó Alicia.

Eso les hizo volver a la realidad.

El Profesor habló.

Lo siento, Raquel. - Dijo. - Lo siento Palermo. Lo siento Río. Lo siento Manila. Lo siento Helsinki. Lo siento Mónica y Denver. Lo siento Bogotá. Lo siento mucho Tokio. Y lo siento mucho, Roma.

Bueno, ya está. - Dijo Alicia. - Despediros de vuestro Profesor.

Dicho eso, colgó.