La fuga

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Mientrastanto, en la habitación de arriba Denver y Palermo vigilaban a Roma, que aún estaba enfadada.

Denver, bajá con los demás. - Le pidió Palermo. - Yo me quedo.

Denver miró apenado a Roma; le sabía mal verla así.

Palermo se acercó a Roma.

Déjame. - Le dijo la chica, dándole la espalda.

Palermo suspiró.

Roma, yo solo te quiero ayudar. - Dijo Palermo, intentando tranquilizarla.

¡No! - Le gritó Roma. - ¡Tendrías que haber ayudado a Nairobi en su momento, no a mí!

Palermo se puso delante de ella, y Roma le volvió a dar la espalda.

¡Todo por culpa tuya, por querer estar al mando! - Gritó Roma. - Tú eres el culpable de la muerte de Nairobi.

Tokio entró en la habitación.

¡Roma! - Dijo preocupada. - ¿Estás bien?

Roma se levantó y se acercó a ella.

Vayámonos a otra habitación, por favor. - Pidió Roma para alejarse de Palermo.

Tokio asintió y se fueron a la habitación de al lado.

Palermo se quedó solo, y se puso a llorar.

En la habitación de al lado Tokio y Roma se sentaron en el sofá.

¿Estás bien? - Volvió a preguntar la mayor.

Roma la miró, y se puso a llorar.

Tokio se acercó a Roma y la abrazó.

Yo también la echo de menos, querida. - Le dijo Tokio sensible.

La quería mucho. - Dijo Roma entre lloros.

Se quedaron un momento abrazadas, sintiendo la muerte de su amiga.

Se separaron y Tokio le secó las lágrimas a Roma.

¿Sabes de qué nos hemos enterado? - Le preguntó Tokio a Roma.

¿Qué? - Hizo Roma.

Que la policía no tiene al Profesor. - Contestó Tokio.

Roma se quedó en silencio.

¿Y Alicia qué? - Preguntó Roma sin entender nada.

Va por libre. - Le contestó Tokio. - La policía no tiene al Profesor, el plan sigue adelante.

Roma sonrió.

Mira como tienes las manos. - Dijo Tokio.

Roma se miró las manos; tenía los nudillos sangrando.

Espera, que te los curo. - Dijo Tokio.

Tokio se fue y a los pocos minutos volvió con Estocolmo. Llevaban un botiquín.

Estocolmo se sentó delante de Roma, en el sofá, y le cogió las manos.

Sacó alcohol y le desinfectó las heridas.

Roma, ¿quieres hablar del tema de Gandía? - Le preguntó Estocolmo, mientras le vendaba las manos.

Tokio miró a Estocolmo y negó con la cabeza.

Estocolmo se encogió de hombros, también estaba preocupada por Roma.

Cuando le acabó de curar las manos tuvieron que bajar al vestíbulo. Allí les esperaba otra mala noticia.

¡Arturito y otros rehenes han cogido armas y se han escapado! - Les explicó Denver.

Estaban todos reunidos, incluso Palermo, que ya había bajado.

¡Tenemos que ir a por ellos! - Ordenó Lisboa. - Denver, Palermo conmigo.

Yo también voy, Raquel. - Dijo Roma.

Quería mantener su mente ocupada de lo que había pasado.

Lisboa asintió.

Yo también voy. - Dijo Manila, mirando a Denver.

No lo quería dejar solo.

Está bien. Pero nadie más. - Cedió Lisboa. - Bogotá, baja a la fundición. Río ayúdalo. Preparadlo todo para la extracción. Helsinki, Estocolmo, Tokio, encargaros de los rehenes. ¡Que no se escape nadie más!

Todos asintieron.

Lisboa, Denver, Palermo, Manila y Roma persiguieron a los rehenes fugados.

Roma ~ La Casa de Papel [Parte 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora