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Después de almorzar en ese lindo restaurant, John llevó a Paul por un helado.

El pelinegro se sentía realmente mal, después de hacer que su novio devolviera el plato de la deliciosa lasaña y pidiera un plato de pasta cuatro quesos, también devuelto.

John había hecho una mueca, murmurando:

"¿Algo está mal, cariño?"

Y él solo había querido llorar por ser tan mal novio.

Pero ahora sus ánimos estaban un poco mejor, solo rogaba porque cuando viera el helado su apetito no desvaneciera.

"Mi amor" John llamó, deteniendo su caminata.

Paul lo miró desde abajo, parpadeando.

"¿Ocurre algo?"

Su novio le sonrió tan encantadoramente que quiso tirarlo al piso y montarlo en ese lugar sin importarle que alguien los viera.

Pero no.

"Solo quiero besarte"

Sus mejillas se sonrojaron, y antes de que pudiera decir algo, ya tenía los labios de John sobre los de él, besándolo de esa manera que hacía que sus piernas temblaran y su corazón se acelerara hasta más no poder.

John le guiñó un ojo, entrelazando sus manos y comenzando a caminar de nuevo.

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Con el helado las cosas habían sido diferentes, se había comido el vaso más grande que tenía la tienda y aún quería más.

"¿Estás seguro mi vida?" Preguntó John preocupado "¿No crees que es mucho dulce?"

No pudo evitar que en sus labios se formara un puchero.

Asintió, era verdad, a parte que eso era hacer que John gastara mucho más dinero en él.

"Tienes razón" dijo afligido.

"Oh, no, no" John se corrigió, agarrándolo por las mejillas "Solo me preocupo, pero puedes comprar todo lo que quieras, ya lo sabes bebé"

Asintió con una sonrisa tirando de sus labios. Se inclinó y besó los labios de su novio, encantado con el sabor a fresa que tenía gracias al helado.

"Hmm" tarareó, demasiado encantado.

"Quiero llegar al apartamento rápido" John susurró sobre sus labios "No creo poder aguantar más"

Y Paul sabía a qué se refería.

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A penas entraron a la sala, John había empezado a devorar sus labios, de una manera que hacían que sus lenguas lucharan con la otra, y sus dientes chocaran de vez en cuando.

"Dios" suspiró, tocando el trasero de su novio.

Paul solo lo apretó más a él, sintiendo la erección en su cadera.

"Cama, ahora" demandó.

John asintió torpemente.

Paul era su debilidad.

Caminaron a ciegas hasta la habitación, chocando contra el marco de la puerta cuando entraron.

Eran risas, besos y corazones acelerados.

La ropa fue estorbando y poco a poco fue quedando tirada en el suelo. Paul se encontraba acostado de espalda al colchón, su erección reposando contra su muslo.

"Oh, bebé" John lo miró, encantado "Siempre tan hermoso"

Comenzó con besos lentos por todo el pecho de su novio, jugando con sus tetillas y volviéndolo loco.

Cuando llegó a su abdomen, no pudo evitar notar ver algo abultado en el estómago de su novio.

"Oh" sonrió "Como que los helados hicieron un poco de efecto"

Paul arrugó el entrecejo, se levantó un poco, viendo su abdomen, no se notaba mucho, pero si se veía algo pequeño, como si estuviera hinchado, un pequeño bulto en todo el medio, demasiado pequeño.

Intentó taparse con las manos, pero John lo detuvo, sonriéndole con cariño.

"Te sigues viendo perfecto"

El cuarto era sudor, piel desnuda, besos fogosos, y gemidos, muchos gemidos.

Paul se había vuelto algo sensible. Y lo descubrió en ese momento, cuando John lo penetraba haciendo que su cuerpo se estremeciera por el placer.

"Oh Dios" murmuró "esto es tan bueno" suspiró, besándole los labios a Paul "¿Como es que teníamos tanto tiempo sin hacerlo?"

Y era que, desde que Paul se había enterado de que estaba embarazado, no se habían tocado de esa manera.

"Hmm" solo gimió, arqueando su espalda.

Cuando se vinieron, Paul lo hizo manchando todo su abdomen y el de su novio.

John dió unas embestidas más y se corrió dentro de Paul, quedando satisfecho, saliendo de él con cuidado y acostándose a un lado.

Paul sintió el semen correr entre sus piernas.

"¿Te has corrido dentro de mí?" preguntó alarmado, era tanto el placer que había sentido en su orgasmo que hasta ahora se había dado cuenta.

"Sí" John arrugó el entrecejo "Siempre me corro dentro de ti"

Paul asintió, era cierto, por eso es que era él quien se cuidaba, porque John no sabía que él era uno de esos hombres que podían quedar embarazados.

"C-Cierto" tartamudeó.

John se levantó para buscar una toalla y limpiarlos a ambos.

"Además" dijo "No es como si fueras a quedar embarazado" su voz fue divertida.

Paul sonrió con lágrimas en sus ojos que pasaron desaparecidas por el castaño cuando se dió la vuelta para entrar al baño.

¿¡UN QUÉ?!- ❦McLennon❦-(Mpreg) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora