Capítulo 32

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Capítulo 32

-Sí tía, ya lo verás, ¡es fantástica! -dijo Trish a mi lado mientras casi iba dando saltitos por el pasillo.

Yo reí por su emoción natural por la vida. Esa era su forma de vivir, y era tan diferente a la mía, que me hacía intentar ver las cosas de otro color. Cuando estabas con ella podías comprobar que es posible aguantar con la sonrisa todo el día implantada en la cara, y es en serio, nunca se despegaba de esa gama de dientes que siempre estaba expuesta a la gente.

-Sí bueno, algún día vamos... -sonreí cabizbaja.

Trish estaba estallando de la felicidad porque hace dos días había llevado a sus hermanos pequeños a un parque cercano a su casa, y de que a la vuelta, encontraron una heladería a la que decidieron entrar, y que según ella, era fantástica, y era como estar en alguna escena de Hora de Aventuras, o algo así. No recuerdo bien lo que me dijo, pero sonaba bien. Por mucho que el helado engorde, siempre he sido amante de ellos y... bueno, ¿quién no ama los helados? Y había descubierto que Trish comparte mi afición de comer más helado en pleno Febrero, que incluso en verano.

El helado en invierno, bajo una manta, o junto a la chimenea, siempre sentaba de puta madre.

Y la verdad es que Trish y yo aún no habíamos disfrutado de... una tarde de chicas, creo que lo llaman. Así que ya era hora de pasar una tarde con ella a solas, digo yo, que eso es lo que hacen las amigas.

Amigas... Hacía tanto que no me refería a una chica como amiga, que hasta la propia palabra se me hacía rara de pronunciar. Siempre había tenido mucha más facilidad de relacionarme con los del género masculino. Era innato. Desde pequeña todos mis amigos habían sido chicos, aunque no demasiados, pero algunos había; sin embargo, con las chicas no compartía ninguna relación nunca. No conseguía acercarme a ellas, y mira que yo soy una hembra, o por lo menos, a eso apuntan mis pechos. Cuando era más pequeña las niñas me miraban raro por jugar al fútbol en vez de a las muñecas. A día de hoy, me miran con envidia por ser una chica que se relaciona fácilmente con los hombres. Siempre como amiga, nunca como algo más. Ellas piensan que a lo mejor tengo algún tipo de ''trato especial'' con ellos, ya sabéis, pero en realidad yo era como un tío más cuando estaba en algún grupo, el que fuese. Soy muy tímida, pero aun así tengo buena relación con más hombres aparte de Harry y Niall... y Matt... y Louis. No, con Louis era una relación extraña la que compartíamos.

Prefiero no pensar en ello.

Y la gente se cree que estoy bien así, pero no, a veces me dolía no ser capaz de ser una chica normal, que sale a las rebajas con su mejor amiga, y pasa una tarde cotilleando sobre chicos y maquillaje.

Suena extremadamente feminista. Pero añoraba no saber qué sensación producía eso para que fuese tan común entre la población femenina.

Con Harry evidentemente no podía hacer eso.

Y además, odiaba ir de compras, el maquillaje, el cotilleo, y posiblemente a los chicos.

Sí, posiblemente. Sólo me falta asquear a la población masculina para ya dar por hecho que odiaba el mundo al completo.

-¡Eh! ¿A dónde vas? -me gritó Trish.

Ella llevaba todo el rato hablándome y yo la había ignorado por completo. ¿No tenía yo razón? Era incapaz de mantenerme escuchando algo de lo que decía, porque ni siquiera me parecía interesante, por muy emocionada que pareciera ella al contármelo.

Había torcido hacia el pasillo principal, para dirigirme a la salida, dispuesta a volver a casa. Ayer también falté a clases. Ya estábamos entrando en Marzo, y me quedaba un escaso mes para acabar todas las entregas y exámenes que debía, las de estos dos meses atrás, y las de hoy día. Era estresante, yo no podía con tanto, así que había optado por perder alguna clase, e intentar echarle todas las fuerzas posibles a lo que quedaba de trimestre. No iba a echar a perder mi historial y mis notas por unas malditas sustancias de mierda, que llaman drogas. No quería. Había aprendido de mis errores. Era suficiente para darme cuenta de que lo único que debía hacer era centrarme en mi futuro, que era el que me iba a dar de comer, al fin y al cabo.

En busca de la estrella. (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora