Capítulo 28

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Capítulo 28

Noté cómo una mano pasaba por mi frente, despejándola de un mechón rebelde que se había colado por mi cara. Luego esa mano pasó por mi mejilla, ahuecándola durante un rato, para después acabar fijándose en mi hombro, moviéndolo y apretándolo ligeramente, a lo que yo respondí con un gruñido.

-No... No quiero... -sentí un pinchazo en mi bajo estómago y me retorcí de dolor. -Sigue... por fa... -gruñí de nuevo.

Me gustaba esa sensación de que me acariciase mientras yo seguía en ese cómodo y esponjoso momento en el cual no estás soñando ni durmiendo, pero te sientes como en una nube, y creo que es el momento más cómodo que puedes tener en un día. Quería que me siguiese acariciando mientras yo estaba aquí, en esta cómoda nube.

Escuché una ronca risa y volví a sentir ese pinchazo, lo que me hizo formar de nuevo una mueca de dolor.

-Cómo te gusta que te soben... -dijo roncamente y siguió acariciando mi pelo.

Sonreí inconscientemente hasta que sentí otro pinchazo, el cual hizo que de un brusco movimiento me levantase y corriese hasta el cuarto de baño, haciéndome vomitar de una manera bastante brusca y repugnante para mi gusto.

-Uh... eso pinta mal... -escuché la voz de Harry un rato después de haberme calmado y miré para atrás, viéndole apoyado en el marco de la puerta. -¿Estás bie...

No terminó de formular la pregunta porque me di la vuelta y proseguí vomitando. Cuando acabé noté que él se acercaba.

-Espérate. -le paré. -Voy a comprobar una cosa.

Él se encogió de hombros y salió de ahí, cerrando la puerta tras de él. Me lavé la cara y así me relajé un poco, bajé la tapa del váter y cuando hice lo que todo ser humano hace, me llegó una frustración muy normal en nosotras.

-No puede ser... -gruñí sujetándome la cabeza con una mano.

Cuando salí del baño y fui a mi habitación, Harry se levantó de mi cama, la cual había hecho, y vino hacia mí.

-Gracias... -le sonreí mirando la cama perfectamente colocada.

-¿Regla?

-Regla. -bajé la cabeza.

Se acercó a mí y me guio de la cintura camino abajo.

-No tenía pinta de ansiedad normal... y menos desde tan temprano. -rio. -¿Te duele mucho?

Bufé.

-Demasiado... -hice un gesto de dolor.

-Pues menos mal que no hemos ido a clase. -rio.

-¿Qué hora es? -pregunté.

-Las once largas de la mañana...

-Dios, qué tarde. -me sorprendí.

-Cuando estás con la regla sueles dormir mucho.

-Si es que duermo algo... -murmuré.

Llegamos al sofá del salón y me ayudó a sentarme cuidadosamente. Yo reí.

-No me gusta que me trates como a las embarazadas cuando estoy con la regla. -reí.

-Estos dos meses no he podido cuidarte, y sabes perfectamente que es mi obligación...

-Harry...

-Obligación no, pero sólo yo puedo cuidarte mientras estás con la regla. Lo sabes.

Reí asintiendo. Harry siempre había tenido la extraña manía de que solo él podía cuidarme cuando me bajaba la regla. No dejaba que alguien más se acercase, a veces hasta gruñía a mi madre, y era algo que me hacía mucha gracia.

En busca de la estrella. (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora