0.6

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Eva.

Mis hermanos aún no se despertaban, ayer habían tomado como si su vida dependiera de ello.

Miraba de lejos la bolsita que se encontraba en la mesa. Mis manos empezaban a temblar un poco y yo hacía todo por no tomarla.

Mis piernas comenzaron a caminar a la dirección de esa bolsita, no podía determe, y siendo sincera tampoco quería hacerlo.

–Eva– dijo Ovidio haciendo que yo lo viera– No me digas que ibas a tomar esto– dijo viéndome directamente a los ojos.

–Lo iba a guardar– mentí y el asintió no muy convencido y me regaló una sonrisa.

–Sabes que aquí estoy Evita– dijo mientras me abrazaba por los hombros y me daba una mirada rápida.

Su cabello negro despeinado, su barba de dos o tres días, era realmente atractivo.

–O se dejan de coquetear frente a mí o te vas a Mérida de nuevo cabrona– dijo Iván mientras separaba a Ovidio de mí y el me abrazaba.

Ovidio sonrió nervioso y sin decir nada salió de la cocina, no sin antes tomar la bolsita y darle una rápida mirada a Iván.

–¿Todo bien mi reina?– dijo Iván mientras me veía.

–Si– le dió un beso en la mejilla– Iré a cambiarme, hoy tengo una entrevista–

Iván me sonrió y sin más subí a mi habitación.

Iván.

–Ovidio– le llamé.–Ven–

–¿Que paso?– pregunto viéndome– ¿Y Eva?– ahora la buscaba con la mirada.

–Ovidio– lo volví a llamar haciendo que de nuevo su atención se fijara en mí.–¿Todo bien con Eva?– haciendo que  se pusiera un tanto nervioso.

–¿De que hablas?– me preguntó para luego voltear hacia otro lado.

–Cuando llegue con Eva la sentí tensa, ¿Todo bien?–

El me miró unos segundos y luego habló.

–Habia coca en la mesa– dijo viéndome– creo que quería tomarla–

Me quedé estático en mi lugar, solo me pasaba las manos por la cara, esto no podía estar pasando.

–¿Quien quería tomar qué?– pregunto Alfredo entrando mientras era seguido por serafín y Vicente.

–Nadie– dije viendo a Ovidio quien me veía con el ceño fruncido.

–¿Cómo me veo?– Eva llegó haciendo que Ovidio escupiera el agua que estaba tomando, haciendo que Vicente se atragantara y que todos la observaramos bien apendejados.

–Pero que chula estás mija– le dijo mi apa quien acababa de llegar.

Eva se sonrojo y solo nos sonrió.

Eva iba a hablar cuando Ovidio le aventó una manzana.

–¡Hay perdóname, te confundí con un pedazo de caca!– y este cabron que.

–No te preocupes amiga, los accidentes pasan– dijo ella carcajeandose mientras se sobaba dónde le había pegado la manzana.

Ovidio sonrió como pendejo, y estoy seguro que no era el único que no entendía nada.

–¡Me les caso con esta guapa chingadamadre!– grito haciendo que Eva se pusiera colorada.–Es buen momento para pedir tu mano Eva.

–Y lo que te voy a dar va a ser una chinga si le sigues tirando los calzones a Eva– le dijo Alfredo mientras abrazaba a mi cielito.

Cielo mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora