Iván.
Todos estábamos afuera en una de las palapas, después de que Eva dijiera eso, don Ismael se fue, pero Serafín, Vicente e Incluso Mayito se habían quedado, pero ahora solo estaban con nosotros los últimos dos.
—¿Dónde está Ovidio?— dijo mi apa tomando de la cerveza mientras jugaba cartas con nosotros.
—Anda con Serafín y Eva— dijo Alfredo quien traía unas chips moradas
—¿Los 3 andan juntos?— pregunto Vicente.
Alfredo asintió y cuando nos dimos cuenta de la situación todos nos levantamos rápido. El que los dos anduvieran juntos era desmadre seguro, pero el que trajieran a Eva con ellos, eso es un desvergüe.
Varios gritos se escucharon en la parte de atrás del rancho, y sin pensarlo todos corrimos a esa dirección.
—Bajate de ahí pinche Orangutana— le gritó Ovidio y Serafín estaba risa y risa.
—Orangutana tu tía— grito mi niña, por si, actuaba como una.
—¡Eva!— le gritó Alfredo—¡Bájate de ahí que traes vestido pinche plebe!—.
—Ya decía yo que eso rojo no era de ese vestido azul— dijo el chino llegando con nosotros haciendo que Vicente le soltará un chingazo.
—Vete a la verga— dije yo dándole un sape y una mala mirada a Eva.
—Ya voy— dijo viéndonos pero al momento de que apoyo su pie se safo haciendo que cayera al piso.
—Santo madrazo que se metio— dijo Ovidio viéndola mientras era levantada por Rodrigo.
—Callate wey, si no nos vuelve a poner con las viboras— dijo Serafín completamente pálido.
—Aqui no hay víboras— dijo Vicente viéndome y yo le di la razón.
Eva abrió los ojos como platos.
—Eva tiene 5 en su habitación—
—Eres bien sapo, pinche ratón jijuelaverga— dijo ella y todos la miramos. —Perdon florecitas, no sabía que no podía hablar así– ella realmente estaba alterada, y eso me asustaba la verdad.
Eva.
Todos ahí me vieron confundidos, les di una última mirada y sin más me metí a la casa, mi período está próximo, aún no sé si me llegará debido a el estrés que estuve sometida todos estos meses, pero estos cambios de humor me haciendo pensar que sí.
Mire a las 5 pequeñas culebras que tenía. No alcanzaba ni siquiera los 30 cm y los otros ya estaban de arguenderos.
Mire mi reflejo en el espejo, no quedaba nada de la niña de 17 años que se fue de aquí. Ahora mi vista se enfocaba en la foto de Edgar, el me la había regalado junto con una cadena que jamás usaba.
Me metí a bañar mientras sonaba "El prostipirugolfo" Edgar siempre dijo que esa era su canción.
Terminé de cambiarme y empecé a alistarme, Serafín, Ovidio y yo iríamos a repartir despensas que sin saber, Alfredo, Vicente e Iván habían patrocinado.
Nunca había usado traje, pero me sentía divina.
Baje y todas las miradas se fueron a mi.
—Yo sabía, que está belleza solo la tienen los Zambada— Vicente me miró sonriendo y me abrazó.
Cuando menos lo pensé tenía a Iván tratando de cerrar mi escote y a Alfredo batallando con un segurito.
No puede ser.
—Evita, vámonos mija— dijo Ovidio haciendo que Iván y Alfredo me vieras y dejarán de hacer lo que sea que hacían.
Moví mi mano simulando un adiós y sin más salí de ahí.
Íbamos en camino hacia el Dorado, el rancho donde Iván se había criado y a dónde había prometido llevarme Miles de veces.
—Oye Eva— dijo Serafín—Nosotros nos vamos a disfrazar, para que no vayas a tener problemas— la mire con el entrecejo fruncido y asenti muy confundida.
—¿Cómo se van a disfrazar?— pregunté y ambos se dieron una rápida mirada.
Ovidio sonrió como niño chiquito, y saco dos sombreros, unos lentes completamente negros, mientras que se quitaban la camisa y se ponían la playera de manga corta.
—No este babeando mija— Néstor me hizo reaccionar.
Sonreí nerviosa cuando mi mirada chocó con la de Ovidio, mientras ambos se "Disfrezaban" yo me planchaba mi saco con las manos.
—Se mira muy bien con saco Eva— dijo el 24 quien también venía con nosotros.
Le agradecí y pude fijarme en los dos hombres que venían a mi lado, ambos lo estaban matando con la mirada, les apreté la mano y ambos me vieron sonriendo.
Negué y sin más Néstor nos avisó que ya habíamos llegado.
Serafín bajo y me ayudó a hacerlo. Iríamos a dónde la gente, y así fue como comenzamos, las personas mayores reconocían a Ovidio, y alguno que otro lo hacía con Serafín.
—¡NO ES VERDAD!— una pequeña de algunos 15 grito emocionada cuando me miró. —Eres Eva Salazar— ahora toda la atención estaba en mi. Sonreí cuando ella me abrazo.
—Eres muy bonita— dije viéndola con ternura.
Ella me abrazo y me pidió fotos, que Serafín tomaba con toda la libertad.
La gente sin duda era preciosa, tenían un alma linda al aceptar lo que de corazón ofrecimos.
Era la hora de volver a casa y estaba agotada. Mi teléfono sonó con muchas notificaciones. Me metí a Instagram y lo primero que mire fue la foto de la chavita, quien no había perdido tiempo y había tomado foto al perfil de Ovidio.
"Eva Salazar; su novio y ella repartiendo ayudas en el Dorado"
"Amorío entre la mujer más bella y un sinaloense"
Agradecia que el perfil de Ovidio no era tan visible como para dar con su identidad.
Una llamada de Iván me saco de pensamientos.
—Eva— sabía de lo que hablaba.
—Ya lo sé— siempre tuvimos esa conexión.
—El rostro de Ovidio, no se mira, ¿Verdad?— me preguntó preocupado.—¿Tendrás problemas Evita? No quiero que los tengas, eso te hace feliz—
Respiré un poco.
—Ni Ovidio ni yo tendremos problemas. Te quiero cholo— no lo deje hablar para cuando corté.
—Bueno—dijo Ovidio— a mí no me molesta ser el novio de la señorita más guapa de México—.
Puedo jurar por mi vida que estoy más rojo que un tomate de Culiacán.
¿Que me está pasando contigo Ovidio?.
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Cielo mío.
Fanfiction-Los chicos buenos van al cielo, pero los chicos malos te tráen el cielo.-