16

1.6K 190 19
                                    

Iván Archivaldo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Iván Archivaldo.

Es que yo no podía creerlo, ella estaba aquí, mi morena, mi cielito estaba viva y yo estaba aquí en su casa.

–Claro que....-

No termine de hablar cuando Néstor me interrumpió.

–No mija, no sabemos quién sea, el nombre de Eva fue pura casualidad, así como el juego de Polo Marco – dijo Nini bien seguro.

–Oí al viejo– dijo el niño más grande mientras se acercaba a mi Eva.–Es Marco Polo– Eva soltó una carcajada que me provocó verla.

Ella se sonrojó al verme.

Iba a decir algo cuando Néstor se adelantó.

–Mija, podemos salir de aquí sin que nos vean –

Ella se quedó pensando.  Señaló una ventana muy escondida y fue Néstor quien salió por ahí.

–¿de quien huyen? O más bien dicho ¿quienes son ustedes?– preguntaba tomando de la mano a esos dos niños.

–Le prometo que le dire todo, pero usted...–

–¡IVÁN ARCHIVALDO! ¿¡Donde estas cabron!?– reconocía la voz de ese cabron.

Entonces no eran marinos los que nos iban a levantar, mi ceño debió de estar fruncido, pues ella tocó mis nudillos haciendo que la viera.

–Yo saldré, tu quédate cuidando a los niños, si– dijo ella y mire cómo le temblaban las piernas para pararse.

–¡A mi pinche modo entonces!– gritó y se empezó a escuchar la balacera a todo le daban, no les importaba nada. Tire a los dos niños y a Eva mientras yo trataba de cubrirlos con mi cuerpo.

–No dejare que nada les pase – le dije a esa morena que me volvía loco.

Por uno momento pararon.

–¡Ya cabron! Bájale de pinches huevos pinche puto– grite trancando de ponerme de pie mientras buscaba algo ora cubrir a ellos.

Una risa se escuchó.

–¿Donde estas chapito?

La voz e imagen de Ruben Oseguera se hicieron presentes.  Él y su mano derecha me tenían encañonado.

–No voy a defenderme – dije y ellos me miraron sorprendidos– En la mochila esta toda la lana que cargaba conmigo, tengo propiedades, lo que sea, pero hoy no será el día que les de guerra– ellos seguían tratando de procesar mis palabras.

–Vaya, escuchar a Iván Guzmán decir eso es una fantasía.–

–Solo te pido un favor– dije viéndolo a los ojos– Hay tres personas aquí, que son inocentes– el volteo buscando.

Sabía que una vez que lo dijera ya no habría marcha atrás, y podría ser muy egoísta hacerlo, pero yo no permitiría que nada les pasara.

–.... En esta casita está el amor de mi vida y mis dos plebes, por favor déjalos ir– dije y mire como Ruben abría los ojos como platos.

Cielo mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora