Abrí lentamente los ojos al escuchar voces, voces que no eran para nada las de mis hermanos, al ver de quienes se trataba rápido cerré los ojos.
—Vicente, es que nada puedes hacer bien chingado— era Ismael quien hablaba.
—Apa, es que la plebe no hizo nada, además que tal que es mi hija—
—Si es tu hija o no, es una pinche bastarda que no merece respirar el mismo aire que nosotros— dijo Mayito, creo que así se llamaba.
—Entonces si va a hacerlo hágalo rápido — dijo Chente, y sentí unos pasos hacia mí cada vez más cerca.
—¿Que hacen aquí?— reconocí la voz del más egocéntrico de esta tribu.
—Ay Serafín, siempre la cagas —
—Nomas venía a decir que Ovidio y sus carnales ya vienen. Pobrecita la Evita ¿Verdad? Casi se le salían las tripas, Ovidio me dijo que el la trajo cargando mientras corría con él mientras que todos se quedaban en shock. Que perrón es la rata me mocho un huevo si...—
—¡Ya cállate pinche pedazo de cartón!—
Vicente volvió a hablar, y de repente escuché las voces de mis hermanos en el pasillo.
—Amonos, pero rápido cabrón —
—Piernas me faltaron, pelate tintan— dijo Mayito y todos salieron despavoridos.
Ovidio.
Traía en las manos un ramo de rosas, igual que mis carnales y mi apa.
—Ay Evita, Evita— Alfredo fue el primero quien se puso a su lado, Eva abrió los ojos y de volada se le pusieron cristalinos.
—¿No entiendes o que plebe?—Ivan, quien no traía rosas rápido hablo —¡Que sea la última vez que haces tus chingaderas!— le gritó haciendo que todos lo viéramos.
—Ivan...—
—Ivan mi verga, Alfredo, Eva tiene que entrar en razón y saber las consecuencias de sus actos. Si lo vuelves a hacer de nuevo te juro que te...—
—¡Ya basta!— grite yo mientras me ponía frente a Iván —Es tu hermana chingao, no es fácil para nadie, así que le bajas a tus humos, o te largas— le dije muy seguro de lo que le decía.
—¿Quien te crees que eres?— Ahora Alfredo también hablaba.
—Es mi novio—
—Si, soy su... ¿¡Tu qué!?— mire eufórico a Eva. Pero ella guiño mi ojo.—Si... por eso digo que soy su novio.
—Pues si muy grandecita estás para hacer tus mamadas, te quiero fuera de mi casa Eva— le dijo Iván y rápido salió de la habitación seguido por Alfredo
—¿Quieres explicarme?— le dije y ella negó.—Ay plebe, no es que me disguste ser tu novio, pero mira yo tengo una ex, y aunque no quiera pues aún la traigo metida en mi corazón.
—Tal vez y está mentira haga que tú regreses con ella, y así yo también pueda sentirme un momento querida— dijo ella sintiéndose chiquita.
—Ay Cielito— dije y me acomode con ella.
Aver cómo me va.
Eva.
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Terminé de acomodar las cosas en la casa de Ovidio, Iván no quería verme ni saber de mi. Alfredo venía cada día y mi apa solo hablaba con Ovidio.
—Mira, la verdad yo creo que la sacada de tripas te dejo más bonita—
—Ay Ovidio— dije riendo y levantándome a abrir la puerta, pues estaban tocando.—Hola—
—¿Quien eres?— dijo la mujer frente de mí, era alta, muy atributada, cabello rubio, muy bonita la verdad.
—¿Tu quien eres?— dije mientras ella me miraba de arriba a bajo.
—¿Quien es Cielito lin..do..— lo que Ovidio me iba a decir quedó al aire mientras la miraba.
—¿Quien está Ovidio?—
—Mucho cuidado como le habla a mi mujer, Adriana—
Iván Archivaldo.
Miraba las botellas que estaban frente a mí, me había dolido correrla, incluso tratarla como lo hice. Pero lo que ella había echo no estaba bien.
—¿No le volverás a hablar?— me dijo Alfredo y yo solo permanecí en silencio.
—Mijo es su hermana, es tu niñita Iván — me dijo mi mamá.
—No quiero perderla, no podria— les dije viendo a todos los que me miraban expectantes.—Eva es la razón de mi vida, no quiero perderla, lo mejor es alejarla de mí —
Todos asintieron, pero solo Alfredo se quedó.
—Se que tienes miedo de que le pase algo, y que termines como Eva termino cuando el more murió — me dijo Alfredo.—Quiero pensar que es eso, y no que ahora que sabes la verdad, te hayas enamorado de ella—
—Que pendejadas dices Alfredo — dije para salir de ahí mientras agachaba la mirada.
