10.

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La vida y la muerte es lo único seguro que tenemos en la vida.

La vida de la menor de las Zambada, de la menor de los Guzmán, estaba en un hilo.

Iván Archivaldo corría en el centro de salud con ella en sus brazos mientras que Ovidio iba delante de el gritando por ayuda, pero nadie respondía, casi a nada de irse, mientras los médicos negligentes y corruptos se escondían, haciendo todo por no toparse con ellos, por no poner "su vida en riesgo" pero faltando su juramento por no querer salvar una vida.

Iván a punto de irse con su cielo en brazos mientras que 5 detonaciones de arma resonaron en ese frío lugar.

—¿En qué puedo ayudarle?— dos médicos salieron de lo que parecía ser un quirófano.

—¡O atienden a mi hija! O los mando a todos con San Pedro hijos de su perra madre!— grito Joaquín haciendo que Alfredo y los hombres que cargaran sus armas.

—Haremos todo por ella— sin titubiar los médicos se la llevaron.

Iván a casi punta de pistola por Ovidio soltó el cuerpo desvanecido de su hermanita.

Ovidio.

Sentía mi cuerpo pesado, mi respiración débil, haciendo que mis pulmones dolieran, mucho.

—Ella ya estaba limpia apa, no se que fue lo que paso— Iván hablo.

—Te dije que la cuidaras Iván, te dije, te lo pedí que no lo dejaras sola — Mi apa comenzó a pasarse las manos por su rostro, está frustrado.

Vicente Zambada.

Mire la foto de la mujer que había querido tanto, mi Danira, la mujer que se entregó a mi siendo una niña, siendo nosotros unos niños.

Era Igual a Eva, quien no sabía si era mi hermana o mi hija.

—¿Aún piensas en la evita?— dijo Serafín.

Negué rápido.

—Na pinche plebe, ni quién la piense— dije metiendo la foto de Danira en el cajón para luego cerrarlo con llave junto a las otras cosas.

—Pues quien sabe, pero ahorita la plebe está entre la vida o la muerte— dijo el y me quedé serio

—¿De qué hablas prieto?-

—Chente, la Eva se quiso matar, se metió un tiro en la panza— dijo y fue como si un balde de agua helada me hubiese caído encima— A lo mejor se le salen las tripas—

Ay pinche Seraprieto pendejo.

Iván.

Todo esto me tenía mal, no sabía que era lo que había pasado, Eva traía herida de arma, pero ella no sabía cómo utilizarla, ella no sabía ni siquiera dónde encontrarlas.

Néstor entro po la puerta.

—Ivan, no había armas en la casa—

Lo mire un momento, Si no había armas ¿Cómo madres Eva se disparó?.

Solo asenti la cabeza, Néstor me dió una palmada y se fue.

—Ivan— era Alfredo quien venía junto con Ovidio—Escuchamos tu plática —

—Esta raro no— dije yo y Ovidio me miró.

—Ivan, los Zambada estaban en la casa antes de que todo esto sucediera—.

3 horas antes.

Persona desconocida.

Estábamos en la sala, mientras que todos nos mirábamos, mire a uno de lo que estaban frente a mí y el asintio mientras me miraba.

—Tengo que hacer una llamada— dije y todos asintieron, salí afuera de la casa, dónde di una rápida mirada a todos lados.

Seguí el camino que me habían marcado en el plan que habíamos echo.

Entre por la puerta trasera, y agradeci que nuestra casa fuera la pinche copia de esta casa.

Seguí el camino hacia el cuarto de Eva. Música se escuchaba, seguí el ruido y la encontré a ella estaba sumergida en la tina mientras que lágrimas salían de sus ojos, la mirada la tenía pérdida al verla era como si toda ella estaba perdida.

—¡No te vayas Edgar! No me dejes solita de nuevo— dijo ella y una sonrisa maliciosa salió de mí.

—Tas bien alucinada mija— dije riendo.

Ella cerró sus ojos un momento y aproveché para sacar el arma y poner el silenciador.

Ella abrió los ojos al sentir la bala entrando a su cuerpo.

—Me saludas a la perra de  tu madre, Eva— dije tomándola del cabello haciendo que por primera vez ella me mirara a los ojos.

—Juro...que te voy a matar..Ismael—  me dijo mientras más se desangraba.

Avente su su cabeza contra el marfil de la tina haciendo que la plebe quedará inconsciente.

Salí como si nada y me subí a la camioneta donde mis hijos ya estaban ahí, todos nerviosos.

—No cree que exageramos apa— me dijo chente y pude verlo que volteaba constantemente.

—Callate o el próximo que se irá a cantar con Valentín vas a ser tu chente—

—Ay siempre quise ir a cantar con Valentín Elizalde- Serafín era el único ajeno a esta situación, por razones obvias.

Ojalá tu muerte no me traiga tantos pedos como los que trajo tu pinche madre, Eva.

Cielo mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora