🦎✨☁️-07.

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Camilo estaba de espaldas, por lo que la chica lo llamó con pequeños toques en su hombro, a lo que el chico giró para encontrase de frente con la que se había convertido en su mejor amiga.

-¡Sofi! Bienvenida, no te ví entrar.—

-Llevó aquí un rato, camaleón. Estuve con Isa y tu hermana.—

-A veces pienso que ya me cambiaste por Dolores...—El chico sollozaba falsamente, lo cual hizo reír a la castaña. Ese sonido tan musical para Camilo. La risa de Sofía.

-Sabes bien que no.—

-Ay, ya admítelo. Me adoras.—El chico le sonrío con soberbia, y ella levantó una ceja cuestionando sus palabras.

-Sí, sí, como tú digas.—Ambos rieron y la chica sacó la pequeña caja que traía oculta en su espalda.—Esto es para ti, feliz cumpleaños, camaleón.—La dulce sonrisa de su amiga cautivó al chico.

-No, Sofi, no hacía falta, en serio...—

-Ya se que para ti mi simple presencia es un regalo, es decir, me amas, pero aún así quería traerte algo, no es gran cosa pero espero que te guste...—Le entregó la caja algo nerviosa.

El chico la tomó y cuidadosamente deshizo el lazo, para abrir la caja y encontrarse con el regalo de su amiga.

-¡Sofía! En serio tienes demasiado talento. ¡Mira que bien representaste mi belleza acá!—La chica rio, y entonces, Camilo se dio cuenta del regalo estrella. La pulsera.

-¿Te gusta?—

-Me encanta, es hermosa, ¿tú la hiciste?—La chica asintió y dejó su brazo al descubierto, enseñándole a su amigo la pulsera que ella también tenia.

-Vamos a juego, camaleón, ¿te ayudo a ponértela?—El chico asintió y extendió su brazo dándole la pulsera a Sofía.

Ella la colocó en la piel del rizado y la ató en un pequeño lazo, el contacto con la piel de su amigo le hacia ponerse nerviosa, pero trató de que no se notara.

-Listo.—Ella sonrió orgullosa admirando su trabajo mientras él estaba asombrado.—Te queda bien...—Sofía se atrevió a mencionar aquello, a lo cual el chico respondió con un "gracias" que casi parecía un susurro, pero aún así la castalia logró escucharlo.

-Me gusta tu vestido...—Después de unos segundos en silencio, Camilo halagó a la chica. Él ya sabía que se confeccionaba su propia ropa y cada obra le parecía mejor que la anterior, pero dudaba que algo pudiera superar a ese vestido que encajaba tan bien en el cuerpo de su amiga.—Esta vez te has lucido.—

-Meses de trabajo, querido camaleón.—Ambos rieron, pero en realidad, era cierto.

La chica estuvo dos meses exactos diseñando y cosiendo aquel vestido que utilizaría para la fiesta de cumpleaños de Camilo. Ella quería captar su atención, quería que la viera linda y quería impresionarle. Se alegró al saber que había logrado su objetivo.

Por otra parte, Camilo tenía pensado sacar a bailar a Sofía esa noche. Bailar no era su fuerte pero sabía que tampoco era el de su amiga, así que pidió a su padre algunas clases para estar preparado. Quería que esa fuera una noche inolvidable para Sofía.

¿El problema? No se atrevía, buscaba las palabras y, de hecho, las encontraba, pero no era capaz de pronunciarlas sin que un nudo se formara en su garganta, y justo cuando se vio capaz de mencionar algo, su prima Isabela apareció.

-Me debes un baile, querida Sofi...—Ambas chicas rieron y Sofía asintió, se giró para despedirse de Camilo y fue con Isabela de la mano hasta el centro de la pista, donde comenzaron a bailar captando casi toda la atención, pero a ellas seguía sin importarle.

"¿¡Por qué para Isa es tan fácil sacarla a bailar y a mi me cuesta la vida entera!?" El joven maldecía para sus adentros, pero aún que no estuviera pensando en voz alta, su cara sí que mostraba desagrado.

-¿Todo bien, Camilo?—Mirabel se había acercado a este en el momento que notó que Sofía se había marchado con su hermana.

-¡No! Nada está bien.—El chico se fue dejando a su prima allí, estática, sin comprender del todo lo que había pasado.

Mientras tanto, Isabela y Sofía seguían bailando y divirtiéndose, ya no era un baile en pareja, sino que había más personas del pueblo unidas a la danza, entre ellas, Dolores, que había sacado a relucir uno de sus talentos ocultos, sorprendiendo a la menor.

Mientras tanto, Camilo solo observaba y admiraba cada uno de los movimientos de su amiga, deseando ser él quien estuviera allí con ella.

Y por un momento se lo planteó, ir y sacarla a bailar, pero no era capaz, por mucho que su mente quisiera, su cuerpo permanecía inmóvil, seguía observando a la chica desde la primera planta de la casa.

-Hola, Camilo, ¿todo bien?—Julieta se acercaba al chico, había notado en su rostro aquella mezcla de tristeza y frustración, y pese a que dudaba sobre si contarle a su tía la situación, lo hizo.

-¿Y no será que te gusta Sofi?—Julieta echó una mirada pícara al joven, quien solo se sonrojó mientras negaba.

-No... no tía Julieta, no es eso...—

-¿Seguro?—

-Ay, me voy, luego te veo tía Julieta.—La mujer rio y el chico aún nervioso se marchó para no seguir hablando del tema con su tía.

Su madre y su hermana también le habían preguntado sobre sus sentimientos por la chica, lo cual en parte le molestaba, ellos solo eran amigos y nada más.

Pero, para la sorpresa del joven, su amiga no se encontraba donde la había visto por última vez, Dolores e Isabela estaban solas. Eso le desconcertó hasta que sintió unas manos en sus hombros.

-¡Camaleón!—El joven se asustó, transformándose en Sofía, luego en su abuela, luego en su madre, para acabar volviendo a su forma original, eso hizo reír a su contraria quien iba con la intención de hablar un rato.

-¡Me asustaste!—Camilo suspiró.—¿Que querías?—

-Hablar. Te echo de menos.—Hizo un puchero.

-Ay Sofi, hablaste conmigo hace diez minutos si no menos.—La niña rio.

-No me importa, quiero pasar el rato contigo.—

-Bien.—El joven accedió rodando los ojos como si no quisiera, pero en realidad llevaba un rato deseando pasar tiempo con su amiga.

𝙏𝙪́ 𝙚𝙧𝙚𝙨 𝙢𝙞 𝙢𝙞𝙡𝙖𝙜𝙧𝙤  /  𝐶𝑎𝑚𝑖𝑙𝑜 𝑀𝑎𝑑𝑟𝑖𝑔𝑎𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora