🦎✨☁️-10.

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Los nervios se notaban en la voz quebrada de la chica, a quien le había costado decir aquello sin tartamudear o sin caerse de donde estaba tumbada.

Camilo se sorprendió, y por un momento se negaba a estar tan cerca de ella, pero alguna parte de él realmente quería hacerlo, quería tumbarse a su lado, sentir el roce de sus cuerpos e incluso abrazarla allí mismo.

Así que pasó a la hamaca con su amiga, quien no le dirigía la mirada, él colocó sus brazos detrás de su cabeza mirando hacia arriba mientras Sofía echaba su cabeza sobre el pecho de su amigo.

-¿Has vuelto a salir de noche estos días?—El rizado recordó cómo fue que se encontró a su acompañante en un prado a altas horas de la noche.

-Solo a veces, cuando no puedo dormir.—Eso preocupaba a Camilo, pero seguía sin entender porque le preocupaba tanto Sofía y sus acciones, al fin y al cabo solo era su amiga, ¿por qué para él era tan especial?

-¿Tú sola?—

-Voy con la Luna.—

-¿Con la Luna?—

-Sí, con la Luna. Ella me hace compañía por las noches. Normalmente, se le da más importancia al Sol, porque es más grande e ilumina más, pero pocos saben apreciar el privilegio de una noche oscura iluminada por la Luna.—

-La próxima vez, llámame, y así miramos la Luna juntos. También quiero saber apreciar ese privilegio, ¿me enseñarías?—El sonrojo de la chica era notorio, pero él no fue capaz de verlo.

"Es tu amigo Sofía, solo tú amigo, no te hagas ideas raras."

-Por supuesto.—La castaña trataba de fingir que todo andaba bien y que para nada se había puesto nerviosa.

Estaba algo cansada de siempre la misma situación, no lograba comprender que le pasaba con el rizado y decidió acudir a quienes siempre acudía.

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-...Y se me suben los colores, y pierdo toda capacidad de hablar y pensar.—Sofía estaba terminando de contarles a Dolores e Isabela su situación con el muchacho, a lo que ellas se miraron sonrientes.

-¿Y por qué nos lo cuentas?—Dolores cuestionó.

-Porque han vivido más que yo y necesito saber porque me pongo así.—

-Ay, cariño, tampoco necesitabas ser demasiado inteligente para darte cuenta de lo que te pasa.—Isabela bromeó, a lo que su prima rio y su amiga la miró molesta.

-Estás enamorada de mi hermano, Sofi.—Y ahí iba de nuevo, se sentía roja como las rosas que hacía florecer Isabela, no era posible, había barajado esa idea en su cabeza pero simplemente se negaba a depender de un hombre, porque, en eso consistía enamorarse, ¿no?

-Oh, no, no, no. Yo puedo valerme por mi misma.—

-Nadie lo ha negado, pero también puedes estar enamorada. No necesariamente tienes que depender de tu pareja.—Ambas chicas le daban una pequeña charla sobre el amor a su amiga pequeña.

-¿Ah, no?—Dolores e Isabela no pudieron evitar dejar escapar una pequeña risa.

-No, en absoluto. Si es cierto que hay personas que se casan por dependencia, o por obligación...—Su expresión cambió al recordar su propia experiencia, pero se dio cuenta de lo que estaba contando y volvió al tema.—Pero la mayoría de las veces es por amor, ni tú dependes de la otra persona ni la otra persona depende de ti, simplemente, se quieren.—Esas palabras llegaron a lo más profundo de su corazón.

𝙏𝙪́ 𝙚𝙧𝙚𝙨 𝙢𝙞 𝙢𝙞𝙡𝙖𝙜𝙧𝙤  /  𝐶𝑎𝑚𝑖𝑙𝑜 𝑀𝑎𝑑𝑟𝑖𝑔𝑎𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora