🦎✨☁️-20.

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Así que allí estaban aquellas tres familias, sentadas, compartiendo una misma mesa.

La mirada de Mirabel penetraba sobre la de su prima mayor, con miedo a que ella soltara todo lo que sabía, a su costado, estaba su padre, y al otro, Sofía, sentada justo en frente de Camilo.

-Nos alegramos mucho del motivo de esta cena.—Malena habló, quería ser educada, y también quería que su hija lo fuera.—¿Cierto, Sofía?—Pero la joven estaba demasiado ocupada tratando de admirar disimuladamente las facciones del chico que se encontraba sentado delante suya.

Claro que de disimulada no tenía nada, así que cuando su madre la nombró y el chico dirigió su mirada hacia ella, se dio cuenta de que Sofía lo estaba mirando, creando un pequeño sonrojo en las mejillas de ambos.

-Sí, mamá.—Sofía habló nerviosa, y el único que se percató de que los dos estaban rojos fue Félix, padre de Camilo, que solo sonrió al darse cuenta de lo bonito que era el amor joven.

La cena transcurrió... "normalmente", entre infinitas comillas, porque cada uno de los presentes pensaba en sus propios temas.

Mariano ofreció algo de alimento a Mirabel, colocando el plato sobre su rostro, impidiéndole ver que Dolores estaba contándole a Camilo lo que había pasado.

-Mirabel encontró la visión de Bruno.—Sin embargo, ella pudo ser lo suficientemente veloz como para retirar el plato de su cara y verlo.

El rizado, sorprendido ante la noticia, comenzó a mutar descontroladamente al mismo tiempo que tosía, primero siendo Bruno, luego siendo Mirabel, para luego volver a una forma distorsionada de él mismo, preocupando a la señora Guzmán y a Sofía, la mayor fue distraída por la abuela, mientras que Sofía miró al adolescente algo confusa.

-Camilo, cambia esa cara.—Su padre le susurró haciendo que el chico volviera a su forma normal, para darse cuenta de que Mirabel estaba susurrándole algo a Sofía.

-Dolores me escuchó decir lo de la visión y se lo va a decir a todos.—La menor se alarmó, y, como ya hemos mencionado múltiples veces, la joven no era tonta, y rápidamente pudo unir piezas, hasta darse cuenta de que la reacción de Camilo había sido debido a la noticia, así que solo miró al joven y colocó su dedo índice sobre sus labios, indicando que se callara.

El chico no sabía que hacer, y cuando otro plato fue colocado en el rostro de Mirabel, le contó a su padre lo que su hermana le había dicho segundos antes, haciendo que el hombre escupiera su agua.

Esto provocó en la joven Ortiz un cierto enfado, le había dicho que no dijera nada y lo primero que hacía era decirlo, frunció el ceño y Camilo se dio cuenta de esto.

Pidió perdón con la mirada y ella solo le apartó el rostro.

Y así siguió, como una cadena, hasta que la madre de Mirabel, Julieta, también se enteró. La menor de gafas, trató de hacer que todo fuera lo más rápido posible, presionando a Mariano para que se apresurara con su propuesta, pero cuando se lanzó al suelo tratando de cubrir una grieta, vio que los animales de Antonio estaban formando la visión por debajo de la mesa.

-¡No, no, no!—Por otra parte, Luisa lloraba por no ser capaz de cargar el piano debido a que había perdido su don, y los mapaches proseguían tratando de formar la visión.

Mirabel se lanzó hacia debajo de la mesa, tirando a Sofía de su silla.

-¡Mirabel!—La joven se quejó, la lluvia provocada por Pepa era cada vez más fuerte, todo era un caos, una flor de Isabela había brotado del suelo, rompiéndole el tabique a Mariano impactando en su nariz, y Dolores se levantó para gritar.

-¡Mirabel encontró la visión de Bruno, sale en ella, destruirá la casa y a la familia y estamos perdidos!—Y ahora todo era más catastrófico que antes, Sofía rápidamente se levantó para recriminarle a Dolores.

-¿¡Qué pasa contigo!?—La chica solo se cubría los oídos mientras un mal gesto de Mirabel hacía que la visión quedara justo en frente de su abuela.

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La familia Guzmán abandonaba el hogar enfadada, mientras que toda la familia le recriminaba a Mirabel lo que había hecho, como si la culpa fuera suya.

Mientras, nuestra joven Ortiz, veía como unas pequeñas y asquerosas ratas se llevaban los pedazos de la visión a alguna parte, rápidamente agarró a Mirabel del brazo para seguirlas, cuando Malena irrumpió.

-Sofi, nos vamos.—La sería y secante voz de la mujer dio a entender que no estaba especialmente feliz.

-Mañana me cuentas lo que viste.—Sofía se despidió de Mirabel para irse, agarrada del brazo de su madre.

Al estar en la entrada, la persona que más y menos ganas tenia de ver al mismo tiempo hizo acto de presencia. Camilo Madrigal, que buscaba pedirle perdón a la joven.

-¡Sofi, Sofía!—Ella solo lo ignoraba hasta que la agarró del brazo.—Sofi...—

-¡Déjame, te dije que te callarás, solo... no te acerques a mi!—

-¡Sofía!—Su madre la regañó.

-¿Podemos simplemente... hablar?—La menor iba a contestar con un rotundo y secante "no" pero su madre se le adelantó.

-Por supuesto, pero es tarde...—

-¡Ella se quedará a dormir!—La sonrisa de Malena se hizo más grande, mientras que Sofía maldecía para sus adentros.

Pero no solo por su ego, que también, sino porque desde que descubrió sus verdaderos sentimientos hacia el chico no ha querido hacer esa clase de cosas que antes eran tan normales; en este caso dormir.

Sabía bien que eso podría despertar en ella ciertas cosas que aún pensaba mantener bien dormidas.

Y de hecho, pasaba lo mismo con Camilo, pero el miedo horrible que sentía el chico a perderla era mucho más fuerte, así que no le importaba tener que contenerse durante una noche.

-Bien, tengan cuidado.—Malena se marchó, dejando a esos dos jóvenes bajo la lluvia. Ella bien sabía lo amigos que eran, y no quería que esa amistad tan bonita que habían construido se quebrara, como pasó con Mirabel.

-Mejor entremos.—Camilo le habló, pero ella solo giró el rostro mientras se cruzaba de brazos. Prefería mil veces mojarse con el agua de la lluvia a que su ego saliera herido.

Pero el rizado la agarró del brazo y la metió en la casa, en contra de su voluntad, evidentemente.

-Ve a que Mirabel te preste algo de ropa seca, ya que vuelven a ser amigas...—En esa última frase estaban plasmados los celos de Camilo, pero ella estaba demasiado enfadada como para darse cuenta, así que solo se fue hacia la habitación de Mirabel mientras el chico iba a hacerle un té a su madre, pues Pepa estaba muy angustiada después de lo sucedido.

-¿Mirabel?—Sofía entró en la habitación, encontrándola vacía, pese a que no quiso admitirlo delante de Camilo, estaba empezando a darle frío, pero no quería coger algo de Mirabel sin permiso, así que fue hacia la habitación de Dolores.

Tocó varias veces con sus nudillos, escuchando un "¡adelante!" por parte de su amiga, así entrando a la habitación.

𝙏𝙪́ 𝙚𝙧𝙚𝙨 𝙢𝙞 𝙢𝙞𝙡𝙖𝙜𝙧𝙤  /  𝐶𝑎𝑚𝑖𝑙𝑜 𝑀𝑎𝑑𝑟𝑖𝑔𝑎𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora