el insistente

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(...)

y como va la escuela? — pregunto su madre desde su celular, hacia días que no llamaba a casa.

l-la escuela?

— si cariño, como te esta llendo?

Ah si, si, este va muy bien mamá, no te preocupes, he Estado practicando nuevos bailes y-y así...

Miguel.. Estas bien?

si? Por que preguntas?

te veo un poco extraño mi cielo, seguro que estas bien?

si mamá no te preocupes, solo estoy algo cansado, aún tengo proyectos que hacer

ay mi niño ya está grande— dijo sonriente sin dejar de mirarlo— y dime, ya prepararte todo para el altar?

Eran los últimos días de octubre, Miguel había pedido permiso a tía cass para hacer un pequeño altar para celebrar el día de muertos a distancia.
La señora cass había accedido, dejando usar uno de los alargados muebles que decoraban su lado del cuarto.

Se había preparado desde hace unos días, comprando velas y algunas pequeña las cosas como dulces que encontraba por la ciudad, incluso Marco lo había acompañado a comprar lo que le faltaba.

si, mira mamá, la señora cass me dio permiso de usar este mueble— dijo mostrando su pequeño altar — también hicimos el papel picado, creo que quedó muy bien, oh! y también tarde mucho en conseguir el cempasúchil, pero mira, compre un ramo y una maceta.

oh mira que lindo te esta quedando, aunque aún faltan cosas cariño, no olvides los vasos con agua

no mamá lo se hehe

muy bien mi niño, tampoco olvides ponerle las cartas a mamá coco, y recuerda los panes, quizá si pides permiso te dejen hacerlos, al cabo dices que ahí preparan panes no?

En ese momento el rechinído de la puerta llamó su atención, levanto su mirada encontrando a la mujer castaña parada a apenas unos centimetros de la puerta, mirándolo con una expresión de preocupación e incomodidad, pudo deducir que fue por que se dio cuenta que estaba interrumpiendo su llamada

— hola

— uy lamento interrumpir

quien es amor?

  es la señora cass, te llamó después si?

ow ya tan pronto? Bueno no olvides agradecerle a la señora, y saluda la de mi parte

— heheh si mamá

— adiós mi niño, te amo

— también te amo mamá, adiós hehe
— al instante en que la llamada término, el Moreno devolvió la mirada a la mujer frente a el

— lo siento... — pronunció con una mirada casi suplicante

— no se disculpe— dijo sonriendo cansadamente a la mujer— que es eso? — dijo al ver lo que cargaba

— oh bueno... Traje unas fotos— la castaña miro el altar con melancolía, antes de darle las fotos al menor— recordé lo que me contestes de esta tradición, pensé que tal vez si no te importa, pueda incluirlas en tu altar

el niño del cafeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora