esto no es un adios

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(...)


— ah Hiro? Hiro?..

No estaba seguro de lo que haría, intento cargar al nipón, pero no contaba con lo pesado que se volvía un cuerpo inconsciente y aún más con el peso de los guantes metálicos que tenía casi pegados a la piel, quería pedir ayuda, pero tampoco quería abandonarlo. Corrió por todo el lugar apenas y asomándose por las ventanas y puertas, con la esperanza de encontrar a alguien, pero el recinto estaba vacío y en una zona demasiado solitaria. Y al no ver a nadie se apresuró a volver con hiro tratando de despertarlo de nuevo, pero entonces se dio cuenta de algo, la respiración del mayor se estaba acelerando, apresurado toco el pálido rostro enrogesido, su piel estaba caliente, hiro había empezado a tener fiebre producto de su celo involuntario.
El pánico empezó a invadir al menor. Entonces no pudo más que gritar con esperanza de que alguien los escuchará y fuera a ayudarlos, Pero sus gritos parecían mudos, sentía que nadie lo escuchaba, se abrazo fuerte al cuerpo inconciente del azabache..

Cuando de pronto se escucharon unos fuertes pasos que resonaban por todo el lugar. Mentiría si dijera que no estaba asustado, pero gracias al cuerpo eran policías quienes los rodearon.
Miguel, se empezó a sentir más tranquilo, pero fue en ese momento el tiempo se volvió lento, ahora el era el espectador de una película de una de terror en donde sentía que debía hacer algo, pero nadie le permitía hacer nada.

Los paramédico llegaron casi al instante después de los policías, rápidamente atendieron a ambos alfas aun inconcientes, subiendo los a camillas especiales para sacarlos del supuesto "teatro", un policía lo escolto también a la salida.
Patrullas y ambulancias rodeaba la zona, todo estaba vuelto un caos, los paramédicos rápidamente se llevaron tanto a el a el hombre como a Hiro en ambulancias separadas. Miguel quiso ir con el nippon, pero no sé lo permitieron, solo fue apartado para que su celo no afecte a los demás. A lo lejos también pudo ver a su primo siendo llevado en ambulancia, mientras que a él le obligaban subir a otra. Dentro fue atendiendo, según el paramédico todo estaba bien, le dieron algo para controlar su celo, desinfectaron y vendaron la mordida, aún así fue llevado a un hospital, el mismo donde estaban todos.

— disculpa, Miguel Rivera?

— si soy yo...

— un familiar tuyo me pidió que te llamara, está en la habitación 15 en el segundo piso a la derecha

— muchas gracias...

Miguel siguió las indicaciones del enfermero, su estómago se sentía apretado, era incómodo.
Antes de entrar pudo ver a su primo siendo atendido por una enfermera, su rostro estaba tan inflamado, con unos cuantos puntos en su ojo, se veía demacrado.

Abrió la puerta.

—hola tu eres Miguel verdad? Solo puedes quedarte cinco minutos, los oficiales dijeron que solo podía tener visitas breves — dijo la mujer para después salir de la habitación, y ahora que miraba bien, su mano estaba esposada a la cama, no podía evitarlo, sentía pena por el.

— Miguel, como estás?

— estoy bien...

— uy por qué tan seco? El que debería estar triste soy yo, arruinaron mi hermoso rostro

— esto no es un chiste marco

— está bien, ya perdón..

Ambos se quedaron en silencio.

Marco estaba por volver a hablar, pero el menor se le adelantó.

— es verdad?

— que cosa?...

— cuando estaba corriendo, el señor.. ese hombre me dijo muchas cosas horribles.. dijo que eras falso... Y que tú me entregaste a el

—....— el mayor se quedó callado

el niño del cafeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora