Capítulo 3.

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Todo iba bien. Habían pasado un par de semanas después del día en dónde por fin le había dado un punto definitivo a la soltería, algo grandioso para ser JiMin. Era bonito eso de llevar una relación, una relación con JungKook, claramente, porque él era muy amoroso y le daba mimos constantemente, salían a veces por las tardes, agarrados de la mano mientras caminaban y hablan por horas. Se besaban por minutos y acariciaban debajo de los árboles, sin ninguna otra intención de no disfrutar la compañía del otro.

Ahora estaban en el patio y cancha de la escuela, precisamente en las escaleras que daban una vista exacta de todo el lugar. El azabache tenía su cabeza en el regazo del castaño, recibiendo caricias en sus cabellos mientras mantenía los ojos cerrados.

— Me gusta estar así — Dijo mirándolo con un solo ojo, el sol de ése día le daba directamente en la cara.

— A mí también, JungKookie — Murmuró concentrado en su trabajo.

Luego de un rato más, el timbre de la escuela sonó y ellos se levantaron algo apresurados. Caminaron hasta su salón agarrados de la mano, sonrientes porque era un bonito día.

El profesor que les tocaba no había asistido ése día, así que solo se sentaron en sus respectivos asientos y JungKook se medió a recostó en su silla, atrayendo hasta su pecho el pequeño cuerpecito de su lindo novio.

No dijeron nada por un buen momento, disfrutando del calor corporal del otro a pesar de que no hiciera frío, ni siquiera prestaron atención al ruido que hacían sus demás compañeros. El azabache estaba perdido en el aroma de su cabello y JiMin en jugar con sus deditos un poco rechonchos.

— Mi mamá dice que quiere conocerte, está harte de que le hablé de ti, pero que no te haya presentado con ella — Murmuró separando su rostro de la cabellera castaña.

— Oh, dile que puedo ir cuando ella guste — Sonrió quitando delicadamente los fuertes brazos de su novio que lo tenían preso — Papá se enteró de lo nuestro — Lo miró cauteloso, con los ojitos de cachorro.

— ¿Ah sí? ¿Y qué dijo?

— Se molestó porque no le conté y alguien más lo hizo, pero le expliqué que tenía un poquitito de miedo por su reacción — Con dos de sus dedos, mostró el tamaño de su miedo — Entonces me pidió que confiara más en él y que quería hablar contigo, porque nadie podía dañar a su pollito — Lo último lo dijo avergonzado.

JungKook sonrió algo nervioso, el señor Park se veía como alguien al que deberías temer. Era fuerte y ex militar, con una edad de no menos de cuarenta, pero se seguía manteniendo joven.

— Dios, el día que lo conozca será mi último día — Susurró un tanto paniquiado.

— Tranquilo, amor, lo bueno es que mi papá dejo sus armas en Busan. No va a pasar nada — Pensó un poco antes de continuar hablando — Aunque bueno, creo que tiene una escopeta en casa, pero tranquilo...

— Bebé, eso no me tranquiliza — El azabache negó con un pequeño puchero entre sus labios, recibiendo un piquito por parte de su novio.

— Pero tranquilo es una escopeta de juguete — Se rio al ver la cara de confusión que de pronto tenía.

JiMin lo besó al ver que iba a hacer un berrinche por la broma que le había jugado, a veces el mayor era un poquito infantil y él lo quería así, pero ahorita prefería callarlo a besos, que escucharlo quejarse. JungKook también prefería eso, por lo que lo atrajo a su regazo, besándolo tiernamente durante todo el tiempo que tuvieron hasta que la campana volvió a sonar, indicando una nueva clase.

⚜️

Fue un primero de Mayo cuando JiMin tuvo que estar listo a las tres con catorce, porque su novio lo estaba esperando fuera de su casa para ir a la propia, dónde lo estaba esperando la madre de esté y suegra de él. No había sido una buena noche la anterior, el miedo no le permitió dormir y sus tiempos quedaron justos para arreglarse lo mejor que pudo.

JungKook ya tenía permiso para conducir y lo estaba esperando en el auto que su madre le había prestado, así que cuando salió, ni siquiera se dio cuenta de lo muy poco que duro el camino. Solo fue capaz de saberlo al auto ser detenido frente a una bonita y grande casa, tan grande como sus nervios.

Una señora salió a ver por las ventanas al escuchar el ruido de un motor, para luego dirigirse a abrirles la puerta y quedarse parada con una sonrisa. Se veía buena, tenía que serlo o el castaño se pondría a llorar. Inhalando profundamente, salió del auto cuando su novio le ofreció su mano. 

¿A qué hora él ya había bajado? No lo pensó mucho, tenía demasiados sentimientos encontrados como para hacerlo. 

Al estar frente a la señora Jeon, sus piernas parecieron de gelatina, temblando levemente.

— Oh, qué lindo muchacho — Murmuró encantada, apretándole los cachetes.

JiMin odiaba que hicieran eso.

— Mamá, por favor — Pidió JungKook antes de hacerlo pasar.

No dijeron mucho a partir de ahí, pues la adulta se dedicó a servir la comida y el no fue capaz de decirle que ya había almorzado. Tampoco le dijo que esa comida no le gustaba, porque era una falta de respeto.

En la mesa se podían escuchar los cubiertos ser movidos y golpeados debes en cuando con cada plato, ése sonido lo agobiaba. Comió lentamente, tratando de que cada alimento se quedara en su estómago. Todo tranquilo, un poco incómodo, pero tranquilo.

Claro, hasta que la señora Jeon terminó de comer y se limpió suavemente la boca con una servilleta.

— Bien, JiMin, ¿Y a qué se dedican tus padres? — Preguntó interesada, poniendo toda su atención en como pasaba la comida con dificultad.

— Mamá es pediatra, pero creo que se está especializando en otra rama medica y papá es psicólogo — Explicó brevemente, con una falsa confianza.

JungKook le tomó la mano, sintiéndolo temblar a su lado.

— Oh, interesante, yo soy solo una ama de casa y mi esposo gerente de su propio empresa — Sonrió brillándole sus ojitos — ¿Cómo es la relación de tus padres? Me imagino que muy buena porque...

— Están separados — Murmuró tenso — Mi papá tiene mi custodia y mamá vive aparte, con su nueva pareja — No le gustaba hablar de eso, se notaba en el pequeño temblor de sus labios.

HaeRim quiso coserse la boca en ése momento, no había sido la pregunta más prudente de hacer.

— Oh, lo siento, no lo sabía — Miró acusadoramente a su hijo, ése muchacho no mencionó eso en una de sus tantas pláticas — Uhm, pues bueno, pero ¿Se llevan bien, no? Digo, no necesariamente tienen que ser enemigos si terminaron en buenos términos. Me imagino tú madre viene a visitarte seguido, una madre no puede estar separada mucho de sus pequeños.

JungKook quiso callarle la boca a su madre, ya la había cagado sin darse cuenta.

— No veo a mi mamá desde inicios del año y mis padres no se llevan bien — Sus ojitos se nublaron, guardando lágrima entre ellos — Sin embargo mamá está al pendiente de mi, me llama cada semana preguntando por mis notas y me dio una tarjeta para que comprara mis caprichos, según sus palabras.

JiMin la miró con una apenada sonrisa y lágrimas resbalando lentamente.

— Perdón — Dijo antes de romper en llanto, no sabía lo que le estaba pasando.

O tal vez si, recién había entrado en cuenta de lo mucho que extrañaba a su mamá y se sentía solo, solo porque la necesitaba, más ella nunca estaba. Antes la llamaba con las excusa de querer ir a comer algo, pero su madre siempre lo rechazó, hasta ese día que se volvieron a ver y le dio la tarjeta de crédito para que ya no la fastidiara más.

El azabache quiso abrazarle, pero antes de que el hiciera algún movimiento, su madre se le adelanto y JiMin se aferró a ella, porque necesitaba ése amor de madre que tanto le faltaba durante muchos años.

— Llorar todo lo que quieras, mi niño,  de ahora en adelante yo estoy aquí para ti — Le susurró amable, acariciando su cabellera castaña.

Desde que lo vio entrar por la puerta de su casa, supo que ese chico iba a ser algo más que el novio de su hijo, porque se sentía con solo mirarlo lo grandioso que era y con todo lo que su hijo le había contado, se iba a asegurar de apoyarlos a ambos en todo.

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Nos pusimos tristes, no puede ser.

Tяαιтσя [кσσкмιη]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora